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CAPÍTULO 5

Había pasado horas desde que la señora de servicio cerró la llave de agua. Sibel estaba sentada con las manos atadas, colgando aún en la pared, mientras su cuerpo, frío y tembloroso, se adaptaba a la situación.

Este castigo no la doblegaba nada, ahora solo tenía ganas de ser más fuerte, incluso sol...