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CAPÍTULO 30

Sibel parpadeó varias veces para darse cuenta de que el lugar aún estaba oscuro.

Las velas estaban apagadas, y solo había una luz muy tenue en una esquina de la suite, que daba como a una calefacción eléctrica. Ella no se movió mucho, pero si giró su rostro hacia Iván, que permanecía dormido a su l...