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ROMANCE II.

Hayami sintió un dulce beso en la mejilla; ella solo sonrió aún con los ojos cerrados.

—¡Vamos!, despierta, ya es tarde para ir a la oficina.

—No tengo ganas de ir a trabajar. ¡Quedémonos aquí!

—Tenemos que ir, tú te ausentaste muchos días.

Hayami por fin abrió los ojos; se sorprendió de ver a Noah ...