Read with BonusRead with Bonus

VERDAD.

Noah se sentó nuevamente en su silla, tomó el celular de nuevo, tardó solo algunos segundos antes de encontrar el número de Carolina, que había guardado en aquella ocasión que Hayami había enfermado.

—¿Diga?

—Buenos días, soy Noah.

—¡Claro, Noah! Dime en qué puedo ayudarte.

— Disculpa que te moleste...