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DISCUSIÓN.

Hayami estaba sentada sola en una mesa; la fiesta ya casi terminaba. Tenía frente a ella una copa de vino tinto. Carla se sentó a su lado.

—Se te está haciendo costumbre esto, ¿no?

—Disfruto conversar contigo.

—Pues yo no lo disfruto.

Hayami tomó un sorbo de su vino.

—¿Sigues molesta por lo de esta mañana?

—¿Quién dice que me moleste? No me molesto por tonterías; además, Noah sabe quién en realidad es quién.

—¡Ahh! Hablas de que él sabe que tú eres su esposa de mentiras, su esposa basada en un contrato.

—¿Por qué dices eso?

Hayami trató de no demostrar su confusión.

—Noah me lo contó, me dijo que ustedes son una farsa, que no se aman y que él ya ansía divorciarse de ti.

Carla estaba poniendo palabras en las de Noah para molestar a Hayami, que se encontraba aparentemente tranquila.

—¿Ah, sí? ¿Eso dijo? ¿Que ya ansía divorciarse de mí? Pues para su pesar y el tuyo, aún faltan algunos meses.

—Ahora entiendo por qué estabas tan segura de ti misma, es porque él no te ama ni tú a él.

Noah miró a Carla y Hayami hablando; en ese momento, Salvador se acercó a él.

—Tu esposa es realmente hermosa.

—Ya lo habías mencionado.

—Lo sé, solo que no puedo dejar de admirarla.

Noah ocultó el desagrado que sentía por Salvador; desde ese día que vio cómo él intentó besarla, pero fingió ante Hayami que no había visto nada, se creó en él un sentimiento extraño.

La música comenzó a sonar.

—Si me permites, iré con mi esposa.

Noah se alejó, se acercó a las dos mujeres, extendió la mano hacia Hayami.

—¿Bailamos?

Hayami lo miró para luego ver a Carla, tomó de un solo sorbo lo que quedaba de su vino aceptando la mano de Noah. Caminaron al centro de la pista donde había pocas parejas; él colocó su mano sobre la cintura de ella e inmediatamente comenzaron a bailar; la música era suave.

—Te ves muy hermosa hoy.

—Yo siempre me veo bien.

Contestó Hayami un poco seria, evadiendo la mirada de Noah.

—Es cierto eso, tengo una esposa muy linda.

—Sí, una esposa falsa, ¿no?

—¿Cómo dices?

—Es lo que le dijiste a Carla, ¿no? ¿O me equivoco?

—Bueno, no dije falsa, pero...

—Sí, al final, no es mentira, ¿sabes? Estoy cansada de fingir por hoy.

Hayami quitó la mano de Noah que estaba sobre su cintura y se fue antes de que la música terminara. Noah se quedó más que confundido; solo suspiró porque la situación se estaba complicando más de lo que él podía manejar.

Hayami estaba sentada en el lado del copiloto mientras Noah manejaba hacia su casa. La fiesta había terminado favorablemente, pero al parecer entre ellos había tensión. Al estacionar, Hayami salió del auto sin esperar a Noah, entró a la casa; antes de que ella continuara subiendo la escalera, él la detuvo.

—¿Qué te pasa? Esta noche estás rara.

—No estoy rara, simplemente me cansé de ti.

—¿Ah, tú te cansaste de mí? No me digas.

—Sí te lo digo.

Ella bajó los dos escalones que había avanzado, quedando a su mismo nivel.

—¿Cuál es tu molestia?

Preguntó él seriamente.

—¿Cuál? ¿Aún no sabes por qué estoy molesta? En serio, Noah, ¡me fastidias!

—No lo sé, contigo no sé qué sucede, siempre tengo que pensar que hice mal y estoy cansado de eso.

Los ojos de él estaban sobre ella.

—Sí me imagino, como ya ansías que esto termine.

Ella lo dijo en forma de reclamo.

—¿Ansío?

— Carla me lo dijo, me dijo que le dijiste sobre nuestro acuerdo.

—Sí, lo mencioné, pero no pensé...

—¡Noah, tú nunca piensas!

Noah estaba molesto también; la actitud de Hayami le molestaba, pero más le molestaba que ella fuera impredecible.

—Al final no mentí, es verdad, tú y yo solo fingimos algo que va a terminar pronto.

Él soltó sin consideración en sus palabras.

Hayami desvió su mirada que brotaba fuego.

—No soporto tu manera de ser.

Hayami soltó, regresando su mirada a él.

—¡Ni yo te soporto, Hayami! Eres intolerable; tal vez por eso no logras mantener una relación, quizás esta ha sido la más larga que has tenido después de tu fracaso amoroso y lo triste es que es basada en mentiras.

Las palabras de Noah fueron hirientes. Hayami mordió su labio tratando de detener las lágrimas que ya habían comenzado a brotar de sus ojos.

Noah, al ver esto, se arrepintió de sus palabras; era la primera vez que miraba llorar a Hayami.

Él se acercó a ella tratando de consolarla; ella se limpió sus lágrimas, ni siquiera sabía por qué lloraba. Él no había dicho nada que no le hubieran dicho antes; ella rechazó la mano de Noah que se acercaba a su hombro.

—Espero que esto ya acabe.

—Discúlpame, no pensé que fuera algo malo comentarle a Carla sobre lo nuestro.

—Ella busca molestarme, la he evadido, pero tú le diste armas para atacarme.

—Yo no pensé.

Él realmente se sintió mal al ver las lágrimas de Hayami; toda la furia que había despertado ella en él se disipó al ver sus lágrimas.

—Exacto, Noah.

Hayami ignoró a Noah y subió la escalera; él caminó detrás de ella. Al entrar a la habitación, buscó una bolsa donde metió unas prendas de ropa.

—¿Qué haces?

Él veía cómo ella tomaba su ropa y la metía con prisa y sin delicadeza.

—¿No ves? Hoy no te soporto, no quiero compartir cama contigo, ni siquiera sé por qué lo seguimos haciendo si tu mamá se fue hace días.

—Duerme en otra habitación, es muy tarde.

Él trataba de convencerla.

—No me importa, me voy a mi casa.

—Hayami.

Hayami tomó la bolsa, salió de la habitación; él aún continuaba detrás de ella.

—¿En serio te irás?

—Ya lo estoy haciendo.

Tomó las llaves de su auto y salió de la casa dejando a Noah en ella. Al subir a su auto, recargó su cabeza sobre el volante; al alzar su cabeza, metió la llave. Luego de prender el auto, condujo a la casa de sus padres.

—¿Qué pasó, "Yami"? ¿Qué haces aquí a esta hora? ¿Ya terminó la fiesta? ¿Y Noah?

—Son muchas preguntas para responderlas ahora, solo quiero dormir y no hablar del tema.

—Yami.

—Hermana, es en serio, no quiero hablar del tonto de Noah ahora.

Hayami terminó de subir las escaleras entrando a su habitación.

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