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36. Porque lo digo yo

Estaba sometida a un interrogatorio, aparentemente, por mis dos mejores amigas.

—Entonces, ¿ya te has enamorado del gran Harry Steele? —Gen me miró moviendo las cejas y sonrió.

Puse los ojos en blanco mientras Nadia se reía, disfrutando el interrogatorio de Gen.

—Por supuesto que no —negué.

—¿En...