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CAPÍTULO 33

Termino de acomodar mi vestido en el preciso instante que alguien golpea mi puerta y vaya que esa sensación de adrenalina es nueva para mí, pero por algún motivo me encanta. —¡Pase!— Digo alto para que quien sea que este del otro lado me escuche.

La puerta de mi oficina se abre, y allí esta Mateo mi...