




Me gusta
Gabriela
Por dentro me estoy preguntando que es toda esta sensación que me brota de mi cuerpo, sobre todo cuando lo miro, me estaré interesando en él no lo sé, pero cada vez que me habla mi cuerpo se hipnotiza y la fuerte necesidad de tenerlo cerca, me tienen confundida, no creo tener la valentía de confesarle lo que estoy sintiendo y más después de la forma que me explico en ese restaurante el tema de los besos.
—Es aquí por favor –le informo para que estacione el auto, de inmediato Daniel baja para abrirle la puerta a Carla al igual que Mauricio hace lo mismo conmigo ofreciéndome su mano.
—¿Pensaste que no sería un caballero? —me pregunta mientras estoy sujeta a sus manos.
—En mis sueños siempre lo has sido –respondo sin pensar y ahora es él quien sonríe.
— ¿Acaso has soñado conmigo? –averigua con dudas.
—De verdad quieres saberlo –presiono y su mirada me desarma por completo.
—Sería interesante escuchar qué tan lejos hemos llegado –susurra y lentamente se aleja un poco de mi porque Carla y Daniel llegan hasta donde estamos nosotros cosa que agradezco, unos segundos más y termino confesándole todo.
—Espero que esta no sea la última vez que salgamos —comenta Carla y sin pensarlo dos veces le roba un beso a Daniel delante de Mauricio y yo, haciendo incomodo el momento.
—¿Nos vamos Daniel? —pregunta Mauricio.
— ¡Claro! —responde y ahora es él quien le da un beso a mi amiga, para luego despedirse de mí y entrar al auto.
Mientras que Mauricio me dice —adiós mi linda da la vuelta y sube al carro e inmediatamente arranca, para alejarse de nosotras dejándome con esta cantidad de sensaciones que no me explico bien que serán.
Esta más que claro que Carla anda enamorada de Daniel, porque desde que entramos a mi casa no ha hecho otra cosa que hablar de él, oficialmente no se han hecho novios pero después de esos besos, dejaron mucho qué decir.
—Les voy a preparar algo bien rico para la cena mis niñas, ustedes solo estudien sin preocupación —nos comenta mi tía Rosiris.
—Gracias Rosi , nosotras vamos a subir a mi cuarto para estar más cómodas —le informo a mi tía y de inmediato ingresamos a mi cuarto dejando nuestros bolsos tirados en el suelo para luego acomodarnos en mi deliciosa alcoba.
—No te parece que esta tarde fue maravillosa mi Gaby —comenta con un cinismo.
No. no me parece, porque mientras tú estabas en la luna, yo estaba sola con mi psicólogo y francamente no sabía ni que decirle —le cuestiono.
—Aaaaa ya no es Iron Man ahora es tu psicólogo, lo vas bajando de categoría amiga —me dice mientras arquea sus cejas y sé que insinúa algo más.
—Porque no hablas más claro —le dejo saber.
—Hay no te agás mi Gaby, muy bien que te vi platicando gustosa con él y esas miradas que se echaban, no eran precisamente de doctor a paciente —me explica haciéndome sentir incómoda.
—Porque dices esas cosas Carla, jamás me atrevería a mirar a Mauricio de la forma que estas insinuando ¿tú me conoces? —intento convencerla.
—Porque te conozco, es que te lo digo ¡amiga! yo sé que el doctorcito no te es indiferente, aparte de que está riquiquisimo y no me lo vayas a negar. —se atreve a decirme y acepto la realidad.
—No. No lo voy a negar, porque tienes toda la razón, por primera vez en mi vida, siento me gusta un hombre, pero a la vez estoy llena de dudas, de miedo, no sé si lo que sintiendo está bien, o está mal, por otra parte Mauricio me confunde, algunas veces siento que le agrada estar conmigo, otras me trata tan distante que no se qué hacer.
— ¿Será que el doctorcito es casado? Porque si es así, te fregaste amiga por ahí no es —dice preocupada.
—El me dijo que no tiene novia –respondo bajito y ella se sorprende.
— ¡cómo! Ya le preguntaste todo eso… amiga vas volando —me comenta con una enorme sonrisa que contagia.
—Si lo sé, y he sido una tonta en muchas ocasiones, te juro que cuando lo tengo cerca, me pongo nerviosa, sobre todo cuando me habla como lo hizo hoy —confieso tímidamente.
— ¿Dime que te dijo? —comenta sorprendida.
—Me explico que se sentía cuando alguien te daba un beso, luego al bajarse del carro, le termine contando que había soñado con él, y quería saber hasta dónde había llegado ese sueño, sino es porque Daniel y tu nos interrumpen no sé cómo hubiese salido librada de allí.
— ¡Guau! Te atreviste a decirle eso –pregunta asombrada.
—Si… Y el lunes tengo terapia con él, sinceramente no sé cómo voy hacer para mirarlo a los ojos, después de todo lo que hemos platicado —comento preocupada.
—Tranquila mi Gaby, porque de algo podemos estar segura y es que al doctorcito tu le gustas, entonces actúa normal, como si nada pasara y si no te sientes en capacidad de hablar, no lo hagas, al fin de cuentas nadie te puede obligar hacer algo que tu no quieras —me deja saber mientras hago una breve pausa para recoger los bolsos que dejamos tirados en el piso, es que con esta plática que hemos tenido se nos olvido por completo que vinimos hacer a mi habitación, y más cuando mañana tenemos examen escrito., nos apresuramos a sacar los cuadernos y ponernos al día, no puedo darme el lujo de perder una materia, ahora que estoy a unos meses de graduarme.
— ¿puedo pasar? —pregunta mi tía estando en la puerta de mi habitación.
—Adelante Rosi –le hago señas con mis manos para que siga.
— ¿Pero qué paso aquí? esperaba ver este cuarto lleno de libros igual que mi biblioteca pero solo dos cuadernitos en la cama —muchachas ustedes no han estudiado nada —comenta.
—Solo poquito, bueno casi nada, es que llegamos muy cansadas —le aclara Carla.
—Aja cansada de darte besos con el famoso Daniel verdad y tu Gabriela eres su cómplice —me cuestiona.
— ¿A y yo porque? —pregunto entre risas.
—Porque tú también bajaste de ese carro y no te atrevas a negarlo porque te vi, apropósito el muchacho con el que hablabas estaba muy guapo, ¿es un compañero de la universidad? — y estas son las cosas en las que digo trágame tierra, como le explico a mi tía que por casualidades de la vida termine en una cita romántica con mi psicólogo sé que no lo comprendería, hasta me diría que cambiara de medico por eso preferí comentarle, que era un amigo de Daniel y solo me preguntaba por las carreras de la universidad. Luego bajamos a la sala y en medio de la cena evitamos hablar de Mauricio y yo.