




Capítulo 78.
Luego de una velada fenomenal, Karen y Michael se despidieron y decidieron marcharse, se morían por estar a solas y por dejar a los enamorados para que también lo estuvieran, la noche aún era joven y se prestaba para vivir el mejor de los romances por lo que no había tiempo que perder.
—pues creo que ha llegado la hora de irnos, antes de que el vino que bebí, empiece hacer estragos en mi cabeza —mencionó Karen con un tono de particular alegría en su voz.
—demasiado tarde, señorita, creo que las copas ya se te subieron —la corrigió Helena .
—Ay, pero tampoco es para tanto, sólo estoy un poquito más alegre de lo normal —se defendió.
Todos echaron a reír, y por supuesto Michael tenía que quedar como el héroe salvando la situación.
—no te preocupes, mi amor, si es necesario yo te cargo y te llevo sana y salva a casa —le dijo cortésmente.
—pero mira nada más, que acomedido resultaste, cariño, pero no te emociones, yo todavía puedo caminar —contestó.
—él sólo quiere ser amable, déjalo que te consienta, Karen —intervino Maximilien.
—a este guapo, yo le permito lo que quiera —respondió ella en un tono de picardía.
Helena abrazó a Karen y la apartó un momento de los chicos. Necesitaba hablar con ella, no quería que su amiga pudiese precipitarse, la quería demasiado y deseaba con toda su alma que siempre estuviera bien, y en ese momento no estaba en sus cinco sentidos como para tomar una decisión tan importante y sólo quería hacérselo saber.
—Karen, creo que necesitas un café bien cargado, el vino y las hormonas te están jugando una mala pasada, y es mejor que si vas a dar un paso tan importante lo hagas consciente —la reprendió cordialmente.
—como siempre tienes razón, Helena , aun cuando pareces mi mamá, creo que esta vez tengo que escucharte, ¿vamos a la cocina por ese café? —Puntualizó.
—Creo que será lo mejor, porque ya estabas poniéndote muy impertinente y bastante empalagosa con Michael —le explica.
—¿Pero qué quieres que haga?, Tengo mucho tiempo sola y ese hombre está, uf, como para comérselo —argumentó.
—te entiendo mejor de lo que crees, pero si vas a tomar una decisión, será mejor que lo hagas estando consciente, así que vamos por ese café, loquita—agregó.
Ellas se quedaron un rato más y regresaron a la sala hasta que Karen se hubiese terminado su café, ya un poco más tranquila, se unieron a los chicos y entonces si se despidieron. Una vez cruzar la puerta, Helena y Maximilien se quedaron solos, él también traía algunas copas encima, Helena no podía beber por lo de su embarazo, pero la atmósfera tenía un aire romántico que no podía pasar desapercibido. El la
sorprende abrazándola por la espalda y deslizando sus labios por la suave y tersa piel de su cuello y de la parte descubierta de su vestido. El solo contacto de su piel hacía qué Helena sintiera una corriente eléctrica recorrerla por todo el cuerpo, lo mismo le pasaba a él, su respiración se tornaba entrecortada, y sus pupilas se veían dilatadas a causa de la fuerte excitación que estaba experimentando. Los besos y las caricias fueron aumentando su intensidad, y aun cuando Helena estaba un tanto renuente por las indicaciones que el médico les había dado, en ese momento le resultaba muy difícil pensar, teniendo a semejante monumento cerca de ella.
—cariño, no creo que esto sea prudente —acertó a decir por fin ya casi sin aire en los pulmones.
—te prometo que seré cuidadoso, mi amor, te necesito más que nunca, por favor entiéndeme, creo que me estoy volviendo loco con tanto deseo contenido —confesó.
—créeme que a mí me pasa lo mismo, pero recuerda las indicaciones del médico, ya falta poco tiempo, por favor se paciente —repuso ella.
Maximilien sabía que Helena tenía razón, pero en ese momento le costaba mucho trabajo coordinar sus ideas, tenía una mezcla de sentimientos encontrados, pues por una parte tenía la responsabilidad de cuidar de ella y de sus bebés, pero por otra parte su lado salvaje y la abstinencia durante todo ese tiempo le estaban haciendo una mala jugada, y sentía que no podía resistir por más tiempo, así que respira profundo tratando de llenar sus pulmones de aire, y se aparta súbitamente, voltea para todos lados tratando de despejar su mente, y se da la vuelta en forma intempestiva para tratar de huir de la situación. Helena se queda mirándolo, y aun cuando siente el impulso de ir tras él, evita hacerlo y se queda paralizada, pues entiende perfectamente lo que le está pasando, y se siente impotente por no poder hacer nada, siente un deseo irrefrenable de estar con el hombre que ama, pero por otra parte tiene que cuidar de su embarazo, sólo esperaba qué ese distanciamiento físico no terminara por causar una fractura a su relación. Por otra parte, Bianca y Paul estaban teniendo una cena agradable, lo cual resultaba demasiado extraño puesto que con ellos todo era una pelea constante, pero tratando de hacer un gran esfuerzo y pensando que las cosas quizá pudiesen estar cambiando, Paul recibió de muy buena manera la disposición que aparentemente Bianca estaba mostrando para tratar de subsanar aquella relación que él ya daba por perdida, no obstante, Bianca no tenía buenas intenciones, tan sólo estaba utilizándolo para conseguir lo que se proponía.
—Anda, cariño, deja de ser tan desconfiado, no soy un monstruo, ¿se te olvida que puedo ser muy divertida si me lo propongo?, No todos han sido malos momentos entre nosotros, y ahora te lo voy a demostrar —le dijo con toda intención de seducirlo y dejarlo en un estado vulnerable.
—¿Qué pasa Bianca?, ¿Cuál es tu juego ahora? —Preguntó desconfiado.
—en lugar de estar tan arisco conmigo, mejor deberías dejarte llevar y disfrutar de esta noche —propuso mientras le acariciaba los hombros y la espalda.
Él se dejó llevar, y se tomó el contenido qué había en la copa, Bianca sabía perfectamente cómo manejarlo, y se estaba aprovechando de eso para sus sucios fines.
—eres la mujer más bella que existe, Bianca, ¿no entiendo en qué momento nuestra relación se dañó tanto? —Le dijo Paul.
—pero nunca es tarde para recuperarla, ¿no lo crees cariño? —Preguntó.
El asintió y la tomó por la cintura sentándola en sus piernas, y poco a poco empieza acariciarla, haciendo qué la llama de la pasión se encendiera, y en unos instantes ya no pudo parar, devoraba su boca compasión, con frenesí, como si tuviera un siglo sin haber podido tocarla, pero de repente, sintió un malestar qué lo descolocó, e inmediatamente descubrió de qué se trataba aquel juego de seducción y amabilidad por parte de su mujer.
—¿Así que se trataba de esto? —Preguntó con mucha dificultad.
Ella soltó una sonora carcajada, se estaba burlando en su cara porque había podido manipularlo como si se tratara de un títere al cual podía manejar a su absoluto antojo. No hizo falta mucho tiempo, Paul se quedó dormido y ella quedó con la absoluta libertad para poder tener acceso al sistema financiero y a todos los recursos de la empresa. Se sentía complacida, así que tomó el teléfono y marcó el número de su mamá para informárselo, tal como hacía con cada paso que daba.
—misión cumplida, madre, el imbécil ya está completamente dormido, ahora puedo disponer a mi antojo de la información que necesitamos para apoderarnos del corporativo —le informó.
—felicitaciones, hijita, resultaste tan efectiva como tu madre, estás hecha a imagen y semejanza mía, por eso me haces sentir orgullosa —contestó con una sonrisa triunfante en el rostro.
—ya, basta, Mamá, sé que sólo lo dices porque esto te beneficiará tanto como a mí, y ahora te dejo, no perdamos más tiempo, que este imbécil en cualquier momento puede despertarse y arruinarlo todo —concluyó.
Bianca cortó la comunicación, e inmediatamente empezó a hurgar en la computadora de Paul, estaba tratando de guardar toda la información en una USB, para poder llevársela y posteriormente planear la estrategia que llevaría a los Adams a la bancarrota, y así ella poder hacerse con el dominio absoluto de ese gran emporio que siempre habían envidiado. Por otra parte, Karen y Michael llegaron al departamento, y aun cuando el ambiente era perfecto para una noche romántica, haciendo gala de su caballerosidad, decidió respetar el estado en el que ella se encontraba.
—Creo que hasta aquí llegaré, hermosa, tenerte tan cerca supone una gran tentación; pero en este momento ni tú ni yo estamos en condiciones para vivir algo tan especial —manifestó.
—lo siento mucho, guapo, pero prometo compensártelo después —expresó Karen bastante apenada.
Él se acercó y le dio un tierno beso, y después le acaricio el cabello, quería hacerle sentir que no había nada por lo que ella tuviese que preocuparse.
—todo está bien, princesa, por ahora descansa, mañana nos vemos y te aseguro que todo será tan lindo como hasta ahora, te amo, y quiero que siempre lo sepas —exclamó.
—algo muy bueno tuve que haber hecho en otra vida, para que Dios me premiará con alguien tan maravilloso como tú —exclamó.
Helena entró a la habitación, pero Maximilien no estaba allí, ella experimentó una mezcla de sentimientos, no sabía qué hacer, era como estar entre la espada y la pared, por una parte de sus hijos, y por otra el gran amor de su vida, se recostó y las lágrimas empezaron a brotar sin que ella pudiera hacer nada por detenerlos, suspiraba profundamente y buscando todos los recuerdos y los momentos especiales que habían tenido durante su tiempo de relación, le daba pánico qué las cosas estuvieran empezando a cambiar entre ellos, pues conociendo a Maximilien, y lo apasionado que era, no aguantaría mucho más tiempo con esta situación. Estaba perdida en sus pensamientos, cuando el ingreso de repente caminaba lentamente tratando de no hacer mucho ruido, pero al encender la luz, se dio cuenta qué Helena seguía despierta, y lo peor de todo es que estaba llorando. Cuando sus sentidos volvieron a la normalidad, se sintió profundamente culpable por la escena que acababa de protagonizar, sabía perfectamente qué en ese momento la prioridad era cuidar de Helena y de sus hijos, y él no estaba cumpliendo con esa responsabilidad por anteponer sus deseos, de cierta manera se estaba comportando en forma egoísta, y debía reparar su error a como diera lugar.
—¿Podrías perdonar a este loco que tanto te ama? —Se escuchó la voz de Maximilien avanzando hasta donde se encontraba ella.
Helena levantó la mirada, y disimuladamente se limpió las lágrimas.
—no tengo nada que perdonarte, entiendo cómo te sientes, pero también te pido que me entiendas a mí —señaló.
—me he comportado como un tonto, pero ya me conoces lingüístico que soy, viéndote así, no pude contenerme, por favor perdóname —dijo sinceramente.
—no quiero que pienses que no quiero estar contigo, pero me da terror que algo pueda ocurrirles a nuestros bebés, después de haber estado en un estado de riesgo, lo más prudente es cuidarme lo más posible, pero no quiero que nuestra relación se vaya a pique por una situación como esta —Contestó.
—Primero me moriría antes de alejarme de ti, pasaremos esta etapa juntos, aun cuando Dios sabe el trabajo que me cuesta, te amo tanto, mi vida, y también a nuestros hijos, y por favor te suplico que olvides esta rabieta, de aquí en adelante me comportaré, te lo prometo —enfatizó.
Se abrazan fuertemente, y así se quedan por un largo rato, y luego se acomodan en su cama para quedar profundamente dormidos. Bianca intenta una y otra vez acceder al sistema con las contraseñas que Paul tenía anotadas en su agenda, pero nada funcionaba, y eso estaba empezando a exasperar a la perversa mujer.
—maldita sea, ¿por qué no se abre? —Gritaba desesperada.
—el efecto está a punto de terminar, llevo horas aquí, intentando manipular ese aparato, ¿será posible que hayas cambiado las contraseñas a propósito? —Se preguntó intentando encontrar las respuestas que en ese momento necesitaba.
Bianca comenzó a tirar las cosas del escritorio, y a lanzar gritos y patadas por todos lados, cuando de repente, Paul abrió los ojos en forma desorbitada, había entendido perfectamente lo que había pasado, Bianca lo engañó una vez más, aprovechándose de su vulnerabilidad, así que de un salto se levantó y la tomó por el cuello haciendo la emitir un grito de dolor.