




Capítulo 76.
Por fin estaban regresando a la ciudad, y ahora tendrían la tranquilidad de qué Max, Victoria y Carolina vivirían cerca de ellos y de esa manera podrían estar pendientes por cualquier cosa que sucediera, el doctor Stuart también había viajado con ellos, lo cual tenía intranquilo a Maximilien, por lo que al ver que se apartaba un poco de todos, decidió seguirlo, quería dejarle claro que ni Helena ni Carolina estaban solas, y que si se le ocurría intentar aplicar alguno de esos métodos faltos de ética, esta vez sí tendría graves consecuencias.
—quiero que sepas que me repugna tu presencia, doctor de pacotilla, y si no te he roto la cara otra vez, es por Helena , y por la señora Carolina, no entiendo porque el señor Adams te dejó quedarte, pero esta vez no te voy a permitir ninguna de tus jugadas, por más que digas que son profesionales, para mí sólo son una farsa —le advirtió.
—tú sólo eres un empresario, Baker, no sabes nada de medicina, así que limítate a hacer tu trabajo y déjame a mí hacer el mío —contesta cínicamente.
—por favor, eres un charlatán, de eso estoy seguro, y no voy a parar hasta desenmascararte por completo —le dice con actitud desafiante.
—haz lo que quieras, no te tengo miedo, si no pudiste conmigo antes, ¿qué te hace pensar que podrás ahora? —Le dice con toda intención de provocar problemas.
Si algo detestaba Maximilien en la vida era a las personas prepotentes y arrogantes, por lo que le dejaría muy claro quién era el, así qué sin llamar mucho la atención, le propinó un puñetazo en el estómago que lo hizo temblar, y quedarse sin aire.
—¿Y qué vas a hacer ahora ilustre doctor?, ¿Irás llorando ante la familia para acusarme? —Se burla deliberadamente.
—vamos, quiero que te comportes como el cobarde que eres —siguió insistiendo.
Al ver que Helena se acercaba, Stuart se dio la vuelta y se marchó completamente indignado, bastó con ver la sonrisa de satisfacción en el rostro de Maximilien para entender lo que había pasado.
—Eres terrible, ¿qué le hiciste al doctor ahora? —Le preguntó ella casi sin poder controlar la risa.
—nada que no se mereciera, cariño —contestó él con bastante naturalidad.
—ya mi amor, déjalo tranquilo, mi madre lo necesita y no queremos que salga corriendo sin que haya terminado el tratamiento —repuso ella.
—créeme que por eso he tratado de contenerme lo más posible, pero si me sigue buscando, créeme que me va a encontrar —.
Le gustaba ver los ojos encendidos en el rostro de Maximilien, era como una pantera apunto de atacar, y eso provocó un calor y una exaltación en el cuerpo de Helena , era como una corriente eléctrica que la recorría de pies a cabeza, así qué le regresó la mirada, la cual tenía un destello especial que por supuesto él no tardaría en adivinar.
—cuando me miras así, así es que se me olvidan las indicaciones del doctor, y te juro que si no nos hubiese dicho que, bueno, tú sabes, que no podemos, te tomaría en mis brazos y ya puedes adivinar cómo terminaría todo esto —le dice con la voz entrecortada y las pulsaciones al límite.
—espero que el tiempo pase pronto, para que podamos estar juntos, y será doble felicidad, porque nuestros hijos estarán con nosotros —.
El asintió y después le dio un tierno beso tratando de reprimir los impulsos que sentía, cada vez le costaba más trabajo reprimirse, pero en ese momento la salud de Helena y los niños eran su prioridad, puesto que después del accidente con la serpiente en la habitación, su embarazo se había vuelto de alto riesgo, y para nada podían exponerse a que el parto se adelantara. era momento de despedirse de su madre y sus abuelos, querían volver a su hogar, habían estado fuera mucho tiempo y ya era momento de regresar, extrañaban la calidez de su cama, de su habitación, el cariño incondicional de Hanna y Matt, en fin, cada rincón de su hermosa casa donde habían vivido momentos tan especiales juntos.
—mamita, es maravilloso que estés aquí, me habría encantado que vinieras a vivir con nosotros, así podría tenerte cerca de mí todo el tiempo —dijo ella sinceramente.
—no, mi amor, tú sabes que no es correcto, ustedes son una pareja y necesitan su privacidad, además tus abuelos se quedarían solos, y eso no sería correcto, ellos han estado a mi lado por tantos años, que lo menos que debo hacer es permanecer junto a ellos, y no sólo por agradecimiento, sino también por el inmenso amor que les tengo, tú y yo nos veremos todos los días, pero lo correcto es que sigas el curso de tu vida, preciosa —contestó su madre con gran sabiduría.
—te amo, Mamá, es maravilloso haberte encontrado —exclamó.
—cuando pensé que todo estaba perdido, cuando sentí que la vida se me iba, apareciste tú, mi hermoso milagro —susurró.
Las dos se abrazaron con una ternura infinita, estaban dejando el alma en ese tierno abrazo, ese vínculo entre madre e hija cada vez se fortalecía más y más, y para Helena era la recompensa que la vida le estaba dando por tantos años de sufrimiento y abandono por parte de la mujer que creía su madre. llegaron a la casa y todos les dieron una cálida bienvenida, les tenían preparada una comida de recepción lo cual hizo que Helena se sintiera profundamente emocionada.
—se ve usted hermosa señora Helena , la maternidad le ha sentado de maravilla —exclamó Hanna con infinita ternura.
—cielos, esos bebés han crecido mucho este tiempo que estuvieron fuera —afirmó Matt.
—serán tan inteligentes y tan hermosos como sus padres —agregó.
—Tenemos que cuidar mucho a Helena , fueron las recomendaciones del médico —les informó Maximilien.
—no se preocupe, nosotros nos encargaremos de todo para que esos angelitos sigan creciendo sanos y fuertes —comentó Hanna.
—muchas gracias a todos, yo sé que cuento con ustedes y eso me hace muy feliz —intervino Helena .
Estaban a punto de subir a la habitación, necesitaban descansar, había sido un viaje largo era mejor reponer energías, no obstante, nunca imaginaron que otras personas llegarían a la casa para darles la bienvenida, se escuchó el timbre de la puerta, y por supuesto eso no les gustó para nada.
—por Dios, —quien podrá ser ahora? —Refunfuñó Maximilien.
—no le avisamos a nadie que regresábamos hoy, veamos de quién se trata —contestó Helena con resignación.
El mayordomo abrió la puerta, inmediatamente dejó pasar a las dos personas que llegaban de visita, se trataban nada más y nada menos que de Gregory y Ema Baker, dos visitantes que, por supuesto no eran bienvenidos, pero que por cortesía tendrían que soportar.
—¿Qué milagro ustedes por aquí? —Preguntó Maximilien con toda intención.
—gracias por ese recibimiento, tú siempre tan amable, hijito —dijo Gregory correspondiendo al sarcasmo de su hijo.
—qué remedio, si ya están aquí, hagan favor de pasar —señaló.
—no te preocupes, cariño, es una visita breve, sólo queríamos darles la bienvenida, estuvieron fuera tanto tiempo que pensamos que se quedarían a vivir allá y que ni siquiera tendríamos la oportunidad de presenciar el nacimiento de nuestros nietos —intervino Ema.
—pues ya ves que no, madre, ya estamos aquí, la mamá de Helena está mucho mejor, de hecho ellos también vinieron, sólo que decidieron quedarse en su propia casa —contestó el.
—vaya, por lo que dices no se trata de personas ordinarias —interviene Gregory.
—ninguna persona es ordinaria, padre, no entiendo ese afán tuyo por menospreciar a los demás —lo reprendió su hijo.
—Bienvenidos, me alegra que tengan interés de saber acerca de mi nueva familia, mi abuelo es Máximo Adams, uno de los hombres más prominentes del país, pero no es eso lo que me interesa de él, es una persona maravillosa, al igual que la abuela Victoria, y Carolina mi madre, yo no sabía de su existencia, fue hasta hace poco que me enteré —les dijo descartando todas las dudas que pudieran tener.
Helena no les hablaba acerca de su familia precisamente porque quisiera cambiar la opinión que tenían de ella, sino porque realmente se sentía orgullosa de la familia que dios le estaba dando la oportunidad de tener a su lado.
—Vaya vaya, la bella Helena Andrews resultó ser una rica heredera, ¿ quién lo hubiera imaginado —contestó mirándola de arriba abajo.
—Lástima qué no hubieras heredado también la distinción y la clase de una familia de abolengo, pero es comprensible, creciendo en un hogar humilde, con una familia de escasos recursos, no se puede esperar otra cosa —dijo Ema con desdén lanzándole una mirada con desprecio a Helena .
—Permítame contradecirla, señora Ema, pero el corazón de una persona no se mide por las clases sociales ni por su cuenta bancaria, habemos quienes somos felices con lo que tenemos, en cambio otras, por más lujos y dinero que tengan, la amargura y la tristeza se les dibuja en el rostro —contraatacó.
Gregory lanzó una fuerte carcajada ante el comentario que acababa de hacer Helena , en el fondo estaba disfrutando fuertemente que alguien pusiera en su lugar a su esposa, aun cuando él también compartía esa mentalidad clasista y soberbia.
—bien dicho, mi amor, estoy de acuerdo contigo como siempre —opina Maximilien defendiendo a su mujer ante la maldad de su madre.
—conozco a la familia Adams, en alguna ocasión nuestras empresas han hecho negocios, sería bueno reforzar los lazos familiares y comerciales, a todos nos vendrían muy bien ese tipo de relaciones —repuso Gregory.
—Deja de mostrar tus intenciones de mal gusto, papá, si decido o no hacer negocios con ellos, es algo que no te incumbe, así que, ahórrate por favor tus sugerencias —replicó.
—por lo que veo el embarazo de Helena , también te está afectando, estás muy susceptible, Maximilien—se burló su padre.
—los esperamos pasado mañana en la casa, hemos preparado una cena en su honor —les informó Ema sin mucho ánimo.
—lo platicaré con Helena , y después te aviso —contestó el tajantemente.
Gregory avanzó unos pasos hasta donde se encontraba Helena , y sin previo aviso, le acaricia el vientre y le dirige una mirada lasciva que incomodó bastante a Helena .
—espero que mis nietos hereden tu flamante belleza, querida nuera —añadió.
Ella retrocedió algunos pasos, y lo miró con bastante disgusto, Maximilien no tardó mucho en darse cuenta, así que de inmediato se interpone entre ella y su padre para demostrarle que su mujer no está sola y que tiene quien la defienda de tipos de esa calaña.
—Nos vemos luego, viejo —acertó a decir.
—te sienta bien la imagen del padre y esposo protector —buenas noches —se despidió por fin.
Ema y Gregory salieron de la casa dejando una atmósfera de incomodidad que Helena no tardo en comentar, necesitaba compartir con Maximilien cómo se sentía, su padre le causaba una gran incomodidad y honestamente no quería estar cerca de él, y consideraba que era mejor hacérselo saber en ese momento para evitar malos entendidos en el futuro.
—¿Sucede algo? —Pregunta con preocupación.
—se trata de tu padre, no me gustó la manera en que me miró —soltó de repente.
—puedes hablar con toda confianza, cariño, explícame, ¿a qué te refieres exactamente? —la anima él para que continuará relatándole lo ocurrido.
—en la primera oportunidad, aprovecho tu distracción, se acercó a mí y me acaricio el vientre, hasta ahí todo me pareció normal, pero cuando comenzó a mirarme en forma lasciva, sinceramente me sentí muy incómoda mi amor —relata ella.
—entiendo, no te preocupes, sé perfectamente que mi padre es una persona en la que no puedo confiar 100%, pero te prometo que siempre estaré allí para cuidarte, algo pude notar, pero no supe exactamente qué fue lo que sucedió, por eso llegué y me interpuse —Agregó.
—me siento más tranquila al habértelo dicho, no quiero que haya secretos entre nosotros, los malos entendidos ya nos han hecho mucho daño —.
El la rodea con sus brazos y la atrae hacia donde estaba, demostrándole en todo momento que en él siempre encontraría esa protección y ese amor incondicional que cualquier mujer necesita.