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Capítulo 72.

Helena lloraba recostada en el pecho de su madre, era la primera vez que estaban juntas, pudo verla mientras dormía pero lo que estaba sintiendo al tenerla en un acto tan emotivo no tenía comparación.

— Eres tan linda, hija, y le agradezco tanto a Dios por haberme permitido conocerte y formar parte de tu vida, mira nada más, podré conocer también a tus hijos, esa sí que es una verdadera bendición —dijo visiblemente ilusionada.

— Maximilien y yo tendremos trillizos, mamá, serán tus nietos y estoy segura que te querrán mucho —contestó ella.

El rostro de Carolina se iluminó al imaginar lo especial que sería todo aquello, al menos la vida le estaba regresando algo de lo mucho que le había arrebatado.

— Maximilien, cariño, por favor ven, quiero que se conozcan —solicitó Helena .

Él asintió y se acercó hasta donde estaban ellas, no había querido intervenir para dejarles su espacio.

— Mamá, quiero que conozcas a Maximilien, el gran amor de mi vida —señaló.

— Estoy encantado de conocerla, señora, y me alegra en el alma su recuperación, nunca había visto a Helena más feliz que ahora —afirmó.

— Encantada, Maximilien, me da mucho gusto que mi hija y tú estén tan enamorados, hacen una pareja maravillosa —dijo sinceramente.

Todos estaban muy felices, definitivamente las cosas parecían retomar su rumbo y eso significaba una gran tranquilidad para ellos.

— Veo un anillo de compromiso en tu dedo, hija, ¿van a casarse? —preguntó Carolina.

— Queríamos casarnos desde hace tiempo, pero no fue posible, sucedieron muchas cosas y ahora tendremos que esperar hasta después del parto —explicó.

— Nosotros estuvimos casados, pero nos divorciamos, luego volvimos a encontrarnos y ya no pudimos separarnos, Helena es la única mujer que he amado en mi vida —relató.

— Me parece increíble lo que me cuentan, y si decidieron darse una segunda oportunidad, es porque su amor es real, basta con verlos para darse cuenta que no pueden estar el uno sin el otro —expresa Carolina con mucha ternura.

— Tienes toda la razón, mamá, no podemos estar mucho tiempo separados, por la magnitud del trabajo de Maximilien, constantemente tiene que viajar, antes solía acompañarlo pero a partir de mi embarazo tuvimos que adaptarnos —.

— Por supuesto, cuando los hijos llegan, tu vida se transforma —contestó.

Maximilien se despidió de ellas y salió de la habitación, quería dejarlas asolas para que pudieran ponerse al día, necesitaban conocerse, y solo podrían hacerlo estando en un ambiente propicio.

Además tenía fuertes sospechas sobre el doctor y necesitaba aclararlas, para esto, Michael, su nuevo amigo le ayudaría con la investigación.

— — Debemos aprovechar ahora que Helena está con su mamá, nadie me quita de la cabeza que ese idiota fue el causante de lo que le sucedió a Helena —espetó Maximilien.

— Estoy de acuerdo contigo, Maximilien, el doctor se puso muy nervioso cuando lo enfrentaste —argumentó Michael.

— Casualmente él era el único que estaba cerca cuando todo aquello pasó, no, a mí no me engaña, creo que ese doctorcito es de los que busca conseguir las cosas sin importar los fines que deba utilizar para lograrlo —puntualizó.

Michael asintió, y los dos se pusieron manos a la obra con el plan que habían trazado para descubrir los trucos del doctor, y para eso recurrirían a Karen, ella era experta distrayendo a las personas y se encargaría del molesto médico.

— Necesitamos de tu ayuda, Karen, hay una persona indeseable a la que debemos distraer —le dijo Maximilien.

— ¿y acaso yo tengo cara de payazo que quieren que lo entretenga?, porque a mí no me engañan, sé perfectamente que se trata del doctor de la señora Carolina —exclamó con su acostumbrada desinhibición para decir las cosas.

Maximilien y Michael se miraron y fue inevitable no reír ante las ocurrencias de Karen.

— Baja la voz, Karen, no queremos que nadie se entere —la reprendió Maximilien.

— Ay, que genio te cargas cuñadito, yo no entiendo cómo te aguanta mi amiga con ese carácter —agregó.

— Ya, mi amor, no seas mala con nuestro amigo, él solo quiere descubrir los trucos sucios del doctor —intervino Michael.

— Lo que pasa es que estás celoso, cuñado, por las atenciones que tiene con mi amiga, pero creo que exageran, él parece ser buena persona, es muy lindo y educado —lo defendió Karen.

Como era de esperarse, a Michael no le hizo ninguna gracia el comentario de Karen.

— Ah, mira, veo que te has fijado mucho en sus atributos —inquirió con molestia.

Karen soltó una gran carcajada, se había dado cuenta que Michael se puso celoso y eso le gustaba, pues significa que realmente la quería.

— ¿No me digas que estás celoso? —preguntó a propósito.

— Pues claro que lo estoy, eres mi pareja y no me gusta para nada que te fijes en alguien más —contestó Michael sin ningún reparo.

— No me fijo en nadie más, él único hombre que me importa eres tú, loquito —dijo ella y le dio un gran beso después.

— Ya, tórtolos, dejen el romance para después, ahora tenemos que ponernos de acuerdo para desenmascarar a ese idiota —intervino Maximilien.

Karen entró al cuarto de Carolina donde todavía permanecía Helena charlando con ella, el doctor también estaba allí, y así se los hizo saber a Michael y a Maximilien.

— El susodicho está aquí, trataré de distraerlo, pero no se tarden mucho —escribió Karen en un mensaje de texto.

— Gracias mi amor, busca distraerlo pero sin exponerte —contestó él.

— Como usted diga, señor —bromeó ella.

— Luego encontraré la forma de compensártelo preciosa —dijo con doble intención haciendo que ella se ruborizara.

Al tener la certeza que el camino estaba despejado, Maximilien y Michael ingresaron a la habitación del médico con el fin de averiguar lo que necesitaban, entraron y cerraron la puerta por dentro para evitar que pudiera descubrirlos si se le ocurría regresar antes de lo previsto.

— Estaban seguros de que Karen no lo permitiría pero de cualquier forma era mejor estar preparados.

—Tu busca en el armario y yo buscaré debajo de los muebles —propuso Maximilien.

— Recuerda lo de la serpiente, si él la colocó, por aquí tiene que estar —añadió Michael.

—Debemos tener cuidado, Michael, viniendo de ese tipo nada me sorprendería —enfatizó.

Mientras tanto en el cuarto de Carolina, el doctor se desvivía en atenciones para con Helena , buscando quedar bien con ella y con toda su familia, él tenía un interés muy fuerte por Helena , y no le importaba que fuera una mujer comprometida.

Era un ser perverso, que tal como Maximilien pensaba, perseguía sus propósitos sin que le importaran los daños que pudiesen surgir en el trayecto.

— Está usted evolucionando muy bien, Carolina, si sigue así muy pronto la daré de alta —le informó.

—quisiera levantarme de esta cama, doctor, me muero por descubrir el mundo con mis propios ojos, he perdido tantos años, que no quisiera desperdiciar ni un solo instante —dijo.

—Mañana será el gran día, intentaremos que usted camine, pero no quiero que se decepcione si no lo logra en la primera oportunidad, recuerde que su cuerpo debe habituarse a su funcionamiento normal —comentó.

—No te preocupes mamá, yo estaré contigo, juntas viviremos este proceso, y viviremos tantas cosas como debió ser desde siempre —añadió Helena .

— Me encanta verlas juntas, se ven tan lindas, y por primera vez veo en los ojos de mi amiga un brillo especial, el amor de una madre es lo más grande, lástima que yo no puedo tenerla conmigo —comentó Karen con nostalgia.

— Ven acá, cariño, tú eres como una hermana para mi hija, y por lo tanto, eres otra hija para mí —manifestó Carolina abrazándolas a ambas.

—bueno, en visto que todo está maravillosamente bien por aquí, yo aprovecharé para descansar un rato —soltó el médico de repente provocando que Karen se sobresaltara.

—no debería irse tan pronto, la estamos pasando muy bien —dijo tratando de detenerlo el mayor tiempo posible.

—Déjalo que vaya a descansar, Karen, últimamente las jornadas son extenuantes para él —menciona Helena .

—Sí, lo sé, pero el doctor es joven, y muy fuerte, y no creo que le importe hacernos compañía —añadió con coquetería.

Los comentarios de Karen resultaban demasiado tentadores para el audaz médico que veía la oportunidad de pasar un buen rato, pues desde que la conoció no le quitaba los ojos a Karen, pero también a Helena , era de los tipos que lo querían todo.

—Dense prisa, está a punto de marcharse, estoy haciendo todo lo que puedo para entretenerlo pero no creo que sea por mucho tiempo más —le escribió.

— ¿Qué tantos mensajes estás enviando?, quien lo diría, la testaruda Karen por fin se enamoró —se burló Helena .

— Deja de burlarte, que tú estás igual o peor que yo —contraatacó su amiga.

Al cabo de un rato de una agradable charla, ellos salieron de la habitación para dejar descansar a Carolina, cuando estaban fuera, Helena tropezó y estuvo a punto de caer al piso, pero el doctor la detuvo tomándola por la cintura.

Maximilien contempló la escena y claro que no le gustó para nada, no sabía lo que había pasado, pues no alcanzó a ver por qué él la abrazaba, así que lo mal interpretó.

— Quítale las manos de encima a mi mujer, imbécil —espetó Maximilien con rabia.

Seguramente aunado al mal humor de Maximilien estaba la escena que acababa de presenciar, y claro, lo que habían encontrado en la habitación del doctor, lo cual seguro no debió ser nada bueno para que se pusiera así.

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