




Capítulo 61.
Karen estaba bastante nerviosa, contaba las horas hasta que pudiera verse con Michael, esa cita le emocionaba en gran manera, pues desde hacía tiempo no había tenido una relación formal, nunca fue muy afortunada en el amor, pero algo en su corazón le decía que con ese chico sería completamente distinto. Lo recordaba como un chico muy frágil, siempre necesitado de atención y de cariño, ella siempre fue muy amistosa con él, pero nunca tuvo un interés en Michael, pero ahora que había vuelto a verlo, se removieron grandes fibras en ella.
—¿Qué te sucede Karen?, es raro que permanezcas callada por tanto tiempo —le preguntó Rachel.
—mi cabeza está en otro lugar y con otra persona —contestó con toda naturalidad.
—por supuesto, no hace falta ser adivina para saber que un hombre te roba el sueño, y por lo que veo todos tus pensamientos también —acotó la amable asistente.
—Totalmente, es un viejo amigo de la universidad, pero con el tiempo se ha puesto más guapo y hoy voy a salir con el —le explicó ella.
—Enhorabuena, Karen, espero y te vaya muy bien, pero ahora tienes que sacarte a ese chico de la cabeza y concentrarte en el trabajo, ¿mira nada más este diseño? —La reprendió con su clásica forma militarizada.
—perdón, jefa, no volverá a suceder, se me olvidaba que cuando usted está en modo general, no hay quien le gane —bromeo ella.
Las dos rieron al unísono, por fortuna se llevaban bastante bien, y a pesar de qué Rachel tenía un alto rango dentro de la compañía Baker, nunca menospreciaba a nadie y mucho menos lo degradaba debido a su posición. Ellas volvieron a sus respectivos lugares, y de pronto se abrió la puerta para dar paso a Maximilien, quien había llegado por fin para resolver la problemática por la que la empresa estaba atravesando, saludó brevemente a las chicas e inmediatamente ingresó a su oficina.
—Rachel, necesito un informe detallado con los pormenores del problema que está presentando la fábrica de los equipos —indicó.
—enseguida se lo imprimo señor, he estado trabajando en él y ya está casi listo, sólo me falta agregar algunas cosas para llevárselo a su escritorio —contestó ella con la eficiencia que la caracterizaba.
—gracias, Rachel, esto nos permitirá avanzar mucho más rápido —respondió.
En unos minutos, el presidente de la compañía Baker, ya tenía sobre su escritorio un informe detallado, y tras revisarlo, empezó a idear la estrategia que debería seguir para solucionarlo todo.
—Rachel, comunícame con los proveedores, necesito hablar uno a uno con ellos para que me envíen una valoración de los insumos que nos están vendiendo para la fábrica —.
—por supuesto señor, aquí hay un listado de las empresas y las piezas que cada una nos está proveyendo—señaló.
El revisó atentamente y se dio cuenta inmediatamente de dónde venía el problema.
—Creo que he dado con el causante de todo esto, prepara una reunión con los proveedores que te estoy señalando aquí, necesito zanjar este asunto cuanto antes, la campaña de lanzamiento está por llevarse a cabo, y los equipos no pueden salir al mercado en esas condiciones, ¿qué clase de empresa seríamos si no solucionamos esto de inmediato? —Apuntó Maximilien.
No por nada, Maximilien tenía fama de ser el mejor en los negocios, siempre encontraba la manera de resolver las cosas de la mejor manera, y seguramente esta vez no sería la excepción. Se había enfrascado tanto en el trabajo que no había tenido oportunidad de avisarle a Helena que ya había llegado y que estaba todo bien, tenía varios mensajes de ella, así como llamadas perdidas, por lo que de inmediato tomó su teléfono para llamarla.
—hola mi amor, lo siento, es qué me perdí en el trabajo, me distraje y ya no te avisé que estaba todo bien —le dijo tratando de justificarse.
—no te preocupes, amor, me imaginé que estabas ocupado, sólo que no puedo evitar preocuparme por ti —dijo ella bastante comprensiva.
—¿Y cómo están tú y nuestros hijos?, Acabo de verte, y ya te extraño —exclamó.
—estamos muy bien, por fortuna hoy no he sentido muchos achaques, te cuento que el doctor iniciará mañana con el tratamiento de mamá, me hace mucha ilusión que ella pueda despertar después de tantos años —relató la joven.
—no sabes cuánto me alegro, preciosa, verás que todo saldrá muy bien, mantenme informado por favor —le dijo.
Ellos se despidieron de una forma amorosa, tal como acostumbraban a hacerlo cuando él tenía que irse a alguno de sus viajes de negocios. Helena subió a la habitación de su mamá, quería verla, saber cómo se encontraba, sólo que antes se detuvo a las afueras del despacho de su abuelo, e ingresó para tomar un libro que pudiera leerle a su mamá. Bianca sentía curiosidad por ver a Carolina, hacía mucho tiempo que no pasaba por esa habitación, pero no tenía buenas intenciones, lo más probable era que quisiera atormentarla tal como siempre acostumbraba.
—miren nada más, tenemos a la bella durmiente que poco a poco se va a marchitando en esta cama sin que nadie pueda hacer nada para ayudarte, deberías hacernos un favor a todos, Carolina, ¿ por qué no terminas de morirte?, así le quitarías una gran carga de encima a tus padres, y me dejarías el camino libre a mí para quedarme con todo , por supuesto que tendría que quitar a tu hija del camino —repetía la mujer en voz alta atormentando a la pobre Carolina.
La respiración de la mujer se agito, y los monitores empezaron a elevar sus valores en forma preocupante, se escuchaban las alarmas, muy pronto todos llegarían para ver qué había ocurrido, así que para no levantar sospechas, Bianca empezó a fingir una preocupación que no sentía.
—auxilio, vengan rápido, parece que la tía Carolina se ha puesto mal —gritaba Bianca con una fingida preocupación.
Helena corrió a toda prisa hasta la habitación de su mamá, luego llegaron los abuelos y el mayordomo, durante todo el tiempo que Carolina había estado en estado de coma jamás había ocurrido un episodio como aquel.
—Rápido Bruno, llama al médico, no hay tiempo que perder —indicó el abuelo fuera de sí.
—por favor Mamá, no me dejes, resiste, te lo suplico —repetía Helena envuelta en lágrimas.
—tal vez sea momento de dejarla ir, la pobre ya no resiste más, lleva tanto tiempo en ese estado tan lamentable —mencionó la imprudente de Bianca dejando a todos con un dolor muy grande en el corazón.
—si no tienes nada mejor que decir, por favor desaparece de aquí, Bianca —gritó Helena completamente enfurecida.
—entiendo lo difícil que esto debe ser para ti, prima, pero tienes que aceptar la realidad —seguía diciendo.
—basta, Bianca, sal de aquí por favor —espetó el abuelo.
En ese momento, Bianca entendió que había cometido un grave error que podía costarle mucho, así que no le quedaba más remedio que adoptar la pose de víctima.
—no lo entiendes, tío, me duele verla sufrir, no puedo soportar ver cómo se consume día tras día en esa cama, por eso dije esas cosas de las cuales me arrepiento —trata de envolverlos a todos con su manipulación y así salir bien librada.
Helena tomaba la mano de su madre, y trataba de tranquilizarla, le hablaba suavemente, pues aun cuando el dolor la consumía por dentro, necesitaba ser fuerte por ella y por sus hijos, ahora lo más importante era salvarla, el doctor no debería tardar en llegar y esperaba que como siempre, ella pudiera salir victoriosa de esa nueva prueba que le estaba poniendo la vida. Por otra parte, Gregory seguía obsesionado con la belleza de Elena, ella pensaba que estaba logrando envolverlo, y que muy pronto lograría su propósito de tenerlo completamente dominado, no obstante, ese hombre era demasiado astuto y lo único que quería era utilizarla para después cuando ya no le interesara más, desecharla.
—Cierra los ojos, no imaginas lo que te traje, has sido muy buena este tiempo, así que lo mereces —le dijo.
Ella hizo lo que él le pidió, y dentro de unos segundos tenía en sus manos una caja envuelta con terciopelo, la joven abrió los ojos y se quedó maravillada con la exquisita joya que estaba dentro del envoltorio.
—por Dios, Gregory, éste regalo es el mejor que he recibido, ¿podrías ponérmelo? —Dijo ella.
—Se te ve muy bien, hasta pareces una mujer de la alta sociedad —se burló.
Ella le dedicó una fingida sonrisa, pero en el fondo el comentario hiriente y malintencionado le producía más odio del que ya sentía por él, pero por el momento no haría nada, aprovecharía todo lo que él depositará en sus manos, y en el momento menos pensado, atacaría para escapar de sus garras.
—voy a la empresa, mi hijo acaba de llegar, sólo quería verte un momento, no me esperes hoy, seguro será una cena familiar así que no tendré tiempo para ti —le dijo con toda intención.
Ella asintió y vio como el hombre se marchaba, su mirada era de odio, y reflejaba una frustración por no poder sacar todo lo que llevaba por dentro.
—ojalá decidieras quedarte para siempre con tu estúpida familia, viejo decrépito —pensó en voz alta.
Después de un tiempo de tranquilidad, las cosas estaban empezando a complicarse nuevamente, tal parecía que cuando Maximilien y Helena se separaban, siempre ocurrían cosas terribles que los desestabilizaban, no obstante, la fuerza de su amor era tan grande, que seguramente lograrían vencer cualquier adversidad que pudiese presentarse.