




Capítulo 60.
La noche transcurrió de una manera maravillosa, dando paso a la alegría de una mañana esplendorosa que los abrazaba a todos. Helena se levantó, se arregló y fue directamente al cuarto de su mamá, necesitaba darle la noticia de su próximo matrimonio, quería que su madre estuviese al tanto de todos los sucesos en su vida a partir de qué la había conocido. Como siempre comenzó a hablarle, ahora estaba completamente segura de qué Carolina escuchaba todo lo que ella le decía, se lo decían sus reflejos, las lágrimas que de repente empezaban a salir de sus ojos, y uno que otro movimiento casi imperceptible.
—soy muy feliz mamita, lo único que me falta es que tú despiertes para que puedas acompañarme el día de mi boda —dijo la joven con voz cálida.
El abuelo se unió a ella y entró a la habitación acompañado de un nuevo especialista que había llegado a la ciudad, al parecer él tenía técnicas mucho más avanzadas en cuanto a personas en estado de coma se refería.
—Hija, buenos días, te presento al doctor Stuart, él es un médico muy prestigioso que viene del extranjero y viene a revisar a tu madre —anunció el abuelo con bastante alegría.
—bienvenido Doctor, estoy segura que podrá hacer grandes prodigios por el caso de mi mamá, he notado algunos movimientos, son casi imperceptibles, así como lágrimas que brotan de sus ojos, incluso una vez movió la mano, y eso algo debe significar —dijo ella.
—por supuesto señorita, pero necesito hacerle algunos estudios para estar seguro de cuál será el procedimiento que utilizaremos con la señora Carolina —señaló el médico.
—Hagan lo que sea necesario, por el dinero no se preocupe, utilizaremos todos los recursos necesarios para que nuestra querida hija pueda recuperarse, hoy más que nunca sé que eso si podrá ser posible —añadió el abuelo.
—muchas gracias, abuelito, tengo mucha fe de qué ella mejorará —.
Helena y su abuelo salieron de la habitación, el médico se quedó para revisar a Carolina, y después hizo pasar a todo el equipo que le acompañaría en el proceso, pasó un buen rato hasta que terminaron con todo el proceso de exámenes y revisiones, y por fin salió para informarles acerca del panorama.
—después de revisar el caso, mis colegas y yo, hemos llegado a la conclusión de que la señora Carolina tiene posibilidades de recuperarse, seguiremos un tratamiento que ha dado muy buenos resultados en algunos países, no es muy conocido, pero yo les aseguro que tiene muchas posibilidades —informó el médico dejando a todos con una gran felicidad.
El rostro de todos se iluminó a causa de la felicidad que sentían por la gran noticia que acababan de recibir, sin duda tener la certeza de que existían grandes posibilidades de qué Carolina pudiera recuperarse, lo cambiaba todo. Por otra parte, Maximilien acababa de recibir una noticia que lo obligaba a regresar, no quería hacerlo, pero en este momento no le quedaba otra alternativa, así que procedió a informárselo a Helena, subió hasta su habitación y ella ya lo estaba esperando con una sonrisa resplandeciente, no obstante, su rostro se ensombreció al ver la expresión de su futuro marido.
—¿Sucede algo cariño? —Preguntó ella con visible inquietud.
—desafortunadamente sí, amor, me acaban de informar que hubo un problema en la fábrica de los nuevos equipos de tecnología, la campaña está a punto de ser lanzada, por lo que debo supervisar personalmente que se resuelva esta situación cuanto antes, lo lamento, hermosa, no puedo quedarme por más tiempo, tengo que regresar —le informó con visible preocupación.
—no te preocupes, mi cielo, entiendo que tengas que irte, quisiera acompañarte, pero en este momento un nuevo especialista, acaba de informarnos que mamá tiene grandes posibilidades de recuperarse, y me gustaría pasar este proceso junto a ella, y a la vez organizar nuestra boda—le dijo.
—entiendo, y estoy completamente de acuerdo contigo, de cualquier manera trataré de resolver esta situación lo más pronto posible, vendré a verte muy seguido, ni pienses que te vas a librar de mí, me vas a hacer mucha falta, princesa —susurró.
Ella rodeo su cuello con sus brazos, acercó su rostro y depositó un tierno beso en sus labios, quería hacerle sentir que a pesar de que estuvieran distanciados, estarían unidos por la gran fuerza de su amor.
—cuídate mucho, por favor, estaremos en contacto todo el tiempo, salgo en dos horas, así que te aconsejo que aprovechemos el tiempo —sugirió con voz traviesa.
Ella sonríe en forma coqueta, y se deja llevar por los fuertes brazos de su prometido y padre de sus hijos.
Karen se disponía a salir de su departamento para ir a su trabajo, casi terminaba de arreglarse cuando el timbre se escuchó.
—no puede ser, ¿a quién se le ocurre venir a esta hora?, Justo cuando me estoy terminando de arreglar para el trabajo, en fin, veré de quién se trata —pensó en voz alta.
Fue casi corriendo hasta la puerta y abrió sin ver quien estaba detrás.
—Señor, si viene a venderme algo, en este momento no tengo tiempo de atenderlo —dijo sin mirar a la persona que se encontraba a escasos centímetros de ella.
—perdón por venir sin avisar, Karen, Espero te acuerdes de mí, soy Michael, tu compañero de la universidad —dijo el apuesto joven que había llegado a su casa.
Ella no podía creer lo que estaba escuchando, no podía creer que semejante hombre fuera precisamente Michael, el chico nerd de la universidad, a quien nadie le hacía caso por su aspecto físico, y aun cuando a ella le caía muy bien, nunca tuvo interés sentimental hacia su persona.
—pero por Dios, por poco me caigo de espaldas ahora que te veo, estás muy cambiado, Michael, pareces otra persona, nada que ver con el chico Freak que conocí en el pasado—.
El esbozó una leve sonrisa, sabía perfectamente que su cambio debía haberle causado una gran sorpresa a Karen, la chica de quién él siempre estuvo enamorado, pero a la cual nunca se atrevió a decirle nada por miedo a que lo rechazara, pues aun cuando sabía que ella tenía buen corazón, seguramente no querría estar con un chico de tal aspecto físico.
—entiendo que estés sorprendida, Karen, pero créeme que me da muchísimo gusto volver a verte, he venido sin avisar y te pido una disculpa, pero quisiera invitarte a cenar, si no te molesta —le dijo de repente.
Los ojos de Karen se abrieron como platos, no esperaba tal cosa, pero el hecho de que un hombre tan guapo como Michael la estuviera invitando a cenar, significaba una gran emoción para ella, por lo que sin duda aceptaría su invitación.
—por qué no, tenemos mucho de qué hablar, bastantes temas para ponernos al día, así que puedes pasar por mí al corporativo Baker, allí es donde trabajo, o al menos de qué prefieras venir más tarde, porque te molesta salir con una chica en uniforme —soltó ella con ese humor tan característico que tenía.
—tú eres preciosa con lo que te pongas, pero haremos como tú prefieras, será un privilegio que me vean contigo —musitó.
Por alguna extraña razón, las palabras de Michael la pusieron bastante nerviosa, sabía qué cuando un hombre hablaba de esa forma seguramente era porque alguna intención tenía, y esperaba que Michael fuera ese príncipe que había estado esperando por tanto tiempo.
—entonces nos vemos a las nueve, vendré a casa para arreglarme un poco, no quiero que salgas corriendo —contestó.
Él se acerca y le retira un mechón del rostro y luego le da un beso en la mejilla y le dice.
—sería un tonto si hiciera tal cosa, nos vemos a las nueve, hermosa —le dijo y luego se marchó cerrando la puerta.
La chica miró por la ventana, y una vez cerciorarse de qué él se había marchado, emitió semejante grito que seguramente la terminaron escuchando todos los demás departamentos.
—Dame una señal, Dios mío, si este es el indicado, porque te juro que si me haces el milagro, prometo intentar portarme bien, bueno, mejor no, porque sería imposible teniendo semejante bombón enfrente, ¿tú me entiendes verdad? —Decía ella llena de euforia.
De inmediato, Karen le mandó un mensaje de texto a Helena contándole lo sucedido, y por supuesto ella se lo regresó deseándole lo mejor e infundiéndole todo el ánimo que seguramente necesitaría para esa gran noche que le esperaba, pues Karen era muy irreverente, pero cuando se trataba de cosas del corazón, se volvía vulnerable, y Helena lo sabía perfectamente.
—al parecer, ha llegado un amor del pasado a la vida de Karen—comentó Helena .
—Vaya, ya era hora de qué ella se enamorara —bromeo él.
—tienes razón, me alegro tanto por ella, ojalá que logre ser tan feliz como lo somos nosotros —respondió.
—no sé qué voy a hacer todos estos días sin ti, me vas a hacer tanta falta, te voy a extrañar como un loco —manifestó.
—quiero que pienses en mí, como yo estaré pensando en ti, te llamaré todos los días para que la espera sea mucho más corta, mi príncipe—agregó ella.
Llegó el momento de despedirse, Maximilien debía regresar, y ella tenía el deber de permanecer junto a su madre ahora que el tratamiento pudiera dar comienzo, habían pensado trasladarse a la ciudad donde Helena vivía, pero el médico era extranjero y no permanecería mucho tiempo en aquel lugar, por lo que debían aprovecharlo al máximo para lograr el avance deseado.
—que tengas buen viaje, hijo, Helena se queda en buenas manos, regresa cuando quieras —se despidió el abuelo.
—muchas gracias señor Adams, estaremos en contacto —contestó el estrechando su mano.
—ha sido un gusto conocerte, jovencito, y ahora que serás oficialmente parte de la familia, quiero decirte que las puertas de esta casa siempre estarán abiertas para ti —expresó su abuela.
—Estoy encantado de haberlos conocido, ustedes son una familia maravillosa, y sé que mi Helena estará muy bien aquí, hasta pronto —dijo.
Luego de un efusivo abrazo y un intenso beso, Maximilien y Helena se despidieron temporalmente, esperaban qué pronto pudieran cumplir con sus respectivos objetivos, para continuar adelante con esa nueva etapa que les esperaba ahora que habían decidido formalizar su relación en matrimonio.