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Capítulo 59.

Helena llegó al jardín y se sorprendió al ver la mesa tan espectacular que habían preparado para ellos, le emocionaba qué Maximilien y ella tuvieron la oportunidad de experimentar tantas cosas hermosas, se sentó en una de las sillas y estaba mirando la belleza del jardín que seguramente había sido conservado de esa forma tan increíble por parte de la abuela Victoria. Estaba perdida en sus pensamientos, cuando por la espalda sintió una mano cálida posarse sobre ella.

—¿Me esperabas cariño? —Preguntó el con profundo interés.

Ella sonrío y le dedicó una tierna mirada.

—por supuesto, mi amor, ¿a quién esperaría si no es a ti? —Dijo con total determinación.

—cada día me sorprendes más, todo está hermoso, gracias por prepararlo para nosotros —señaló el.

—en realidad todo lo hicieron Bruno y las muchachas, yo sólo les ayude en algunas cosas, me alegra que te haya gustado —respondió.

—todo está increíble, pero ahora vamos a comer, que muero de hambre —exclamó.

Estaban disfrutando de un banquete espectacular, así como de una música muy especial que se escuchaba de fondo, el ambiente tenía una atmósfera romántica, lo suficiente para que una gran sorpresa pudiera ocurrir esa hermosa tarde.

—¿Recuerdas cuando nos casamos por primera vez? —Le preguntó el de repente.

—jamás podría olvidarme de ese día, fue uno de los instantes más maravillosos de mi existencia —dijo ella con el rostro completamente iluminado.

—te veías radiante, parecías un ángel bajado del cielo, y yo me sentía el hombre más orgulloso porque una mujer tan maravillosa como tú me hubiese entregado su corazón —expresó completamente enamorado.

De pronto todo se tranquilizó, dando paso a lo que vendría, sus abuelos aparecieron en la escena como por arte de magia, y un violinista  comenzó a tocar la canción con la que bailaron el día en el que se casaron por primera vez. Las lágrimas comenzaron a salir a borbotones de los ojos de Helena, no se esperaba algo como aquello, era una mezcla entre alegría y nostalgia, muchos sentimientos encontrados la invadían, no sabía cómo reaccionar, pues era un momento muy especial en el cual parecía que estaba sumergida en un hermoso sueño del cual no quería despertar.

—por Dios, Maximilien, ¿tú hiciste todo esto para mí? —Exclamó ella visiblemente emocionada.

—por ti iría al cielo y te traería una estrella si me lo pidieras, mi amor, y aquí, delante de tus abuelos, quiero pedirte con todo mi corazón si quieres volver a casarte conmigo, sé que en el pasado las cosas fueron distintas, pero ahora comenzaremos de nuevo, será una nueva etapa en nuestras vidas, donde tendremos la oportunidad de consolidar todo lo que antes no fue posible —le dijo.

El rostro de Helena adquirió un brillo muy especial, lo miraba con ojos resplandecientes y con un júbilo que la recorría de pies a cabeza, era como un hermoso sueño, una etapa increíble que estaba segura empezaría a partir de ese momento, por supuesto que deseaba unir su vida a la del hombre que amaba, sólo que los nervios estaban haciendo de las suyas, y en ese momento tenía un nudo en la garganta que no le permitía pronunciar palabra alguna.

—perdóname mi amor, tal vez me precipite al pedirte algo así, quizá necesitas tiempo, y créeme que lo entenderé perfectamente si me dices que necesitas pensarlo —decía el envuelto en una maraña de nervios.

—no —contestó ella súbitamente dejando a todos con el corazón en un hilo.

El rostro del joven se ensombreció, pensaba qué ella se había arrepentido, que le diría que no, que ya no podrían darse una segunda oportunidad a pesar de todo lo que tenían.

—no es eso, no necesito pensarlo, estoy completamente segura de mi respuesta, te amo, Maximilien, y claro que quiero casarme contigo, pero esta vez para toda la vida, quiero vivir ese amor el tiempo que Dios nos permita, disfrutar de ti y de nuestros hijos, y vivir grandes momentos juntos —contestó ella por fin.

—gracias mi amor, te prometo que no te arrepentirás, te haré la mujer más feliz sobre la tierra, te amo, Helena —dijo con la voz entrecortada.

Los dos estaban profundamente emocionados, y se fundieron en un abrazo y una lluvia de besos mezclados con pasión, amor y una felicidad que sobrepasa todo entendimiento.

—me dijo que sí, abuelos, Helena se casara conmigo —gritó a los cuatro vientos causando una profunda emoción en los dos ancianos que los miraban con expectación.

Los dos empezaron a aplaudir frenéticamente inmediatamente avanzaron hacia donde estaban ellos para colmarlos de abrazos y bendiciones.

—Enhorabuena, hijos, les deseo toda la dicha, estoy segura que serán muy felices —dijo el abuelo bastante emocionado.

—mi niña querida, no sabes lo afortunada que me siento, podré verte vestida de novia, uniendo tu vida al hombre que amas, no pensé llegar a ser testigo de esta gran bendición —exclamó la abuela Victoria.

—soy tan feliz, abuelitos, y no sólo porque me voy a casar nuevamente con el hombre que amo, sino porque ustedes estarán conmigo, y porque estoy segura que mamá, estará con nosotros ese día también —dijo ella dejando a todos boquiabiertos.

—Dios te escuche, hija, esa sería la alegría más grande, que definitivamente complementaría la gran felicidad que estamos sintiendo al haberte encontrado —señaló el abuelo.

La tarde transcurrió entre risas, abrazos, felicitaciones y algarabía, definitivamente la vida estaba devolviéndole a Helena todo lo que en el pasado le había sido arrebatado, lo único que faltaba, era que Carolina, su madre, pudiera despertar de aquel terrible letargo para estar con ella en ese día tan especial. Se encontraba en la soledad de su habitación, cuando de repente su teléfono móvil sonó, y se emocionó profundamente al ver en la pantalla de su celular de quién se trataba.

—Ana, por Dios, te llamé con el pensamiento, hermanita —dijo ella.

—me da gusto que te agrade recibir mi llamada, Helena , te he extrañado mucho, hermana, pero todavía no estoy lista para regresar, sólo necesitaba escuchar tu voz y tus palabras de ánimo para terminar de recuperarme —agregó ella

—me alegra que todo esté saliendo bien, Ana, y ahora voy a darte una noticia que estoy segura te va a encantar, volveré a casarme con Maximilien—le informó.

—pero que noticia tan maravillosa, ese momento no me lo pierdo por nada, por más proceso de recuperación que esté llevando, siempre hay algo de tiempo para pasar con mi hermana el día más importante de su vida, así que ese momento tan especial, lo compartiremos juntas, hasta entonces, mi querida Helena —se despidió y después cortó la comunicación.

Otro motivo de alegría, el pecho de Helena estaba rebosante de felicidad, nada ni nadie podría empañar todo aquello que estaba sintiendo, la vida le estaba dando una nueva oportunidad en todos los sentidos, y ella pensaba aprovecharlo al máximo. No podía dejar de lado a otra persona que lo representaba todo para ella, su gran amiga y confidente, su hermana del alma, quien le había acompañado en las buenas y malas, tomó su teléfono nuevamente, y marcó el número de Karen para informarle todo lo que estaba sucediendo.

—Karen, espero que estés sentada, porque lo qué tengo que decirte es para que te caigas de espalda—anunció Helena .

—ya me senté, pero ahora dime, que me tienes en ascuas, mujer, eres una cajita de sorpresas, todos los días me tienes algo nuevo, cualquier día de estos me va a dar algo —contestó Karen con el humor que la caracterizaba.

—Maximilien, acaba de darme el anillo de compromiso, hemos puesto fecha para casarnos nuevamente —le informó.

El grito de Karen traspasó la bocina del teléfono, Helena tuvo que retirarlo para no dañar sus oídos, sabía que su amiga estaba muy contenta y que celebraba su dicha más que nadie.

—amiga, pero qué felicidad, ese día yo estaré en primera fila, seré tu madrina y tu boda será el cumplimiento de ese gran sueño que las dos tenemos, siempre desee  volver a verte feliz junto al hombre que amas, y al parecer Dios escuchó mis plegarias —dijo ella con gran emoción.

—muchas gracias por todo, Karen, significas tanto para mí que no te imaginas lo importante que es tenerte a mi lado, eres la hermana que me hizo tanta falta, pero que Dios dispuso para complementarme —.

Las chicas estuvieron hablando largo tiempo, hasta que Maximilien, interrumpió la conversación, pues quería quedarse a solas con su futura esposa y entre tanta felicitación y festejo, no había sido posible.

—ya basta, ustedes dos no tienen para cuando terminar, Karen, ya tendrás tiempo de ponerte al día con mi futura esposa, pero por ahora la necesito sólo para mi —musitó.

—pero mira nada más, cuñadito, tú no pierdes el tiempo, pero los entiendo, es necesario que se queden a solas, otro día hablamos, amiga mía, que disfruten mucho —se despidió.

Los enamorados necesitaban celebrar esa gran decisión que habían tomado, la noche aún era joven, por lo que tendrían mucho tiempo para dejar salir todo ese conjunto de emociones encontradas que rebosaban sus corazones y que le añadían un toque muy especial a ese inmenso amor que no paraba de crecer.

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