




Capítulo 54.
Helena estaba disfrutando mucho la estadía en casa de sus abuelos, ellos habían resultado excelentes personas y no quería separarse de su lado, pero ella tenía su vida hecha, y debido a la magnitud del trabajo de Maximilien resultaba necesario regresar cuanto antes a la ciudad.
—hermosa, tengo que regresar, existen varios asuntos que requieren de mi atención, pero entendería si tú quieres quedarte unos días más en casa de tus abuelos —le informa mientras la abrasa por la espalda.
—me encantaría quedarme, mi amor, pero yo tengo mi vida, y esa es a tu lado, vendré muy seguido para visitarlos, los he encontrado y no pienso separarme de ellos —contestó decididamente.
—eso me gusta —dice besándola en el cuello.
—Maximilien, alguien podría entrar —lo reprendió ella.
—¿Y eso que?, No estoy haciendo nada malo, sólo le estoy demostrando a mi esposa cuanto la amo, lo mucho que la deseo, ¿quién podría juzgarme por eso? —Contestó con el estilo que lo caracterizaba.
—Eres incorregible, y por eso me encantas —reconoció Helena dejándose llevar por sus arrebatos de pasión.
—lo que pasa es que, te he extrañado mucho estos últimos días, estar lejos de casa ha resultado un tormento —le dice mientras le desabrocha el camisón.
—entonces no esperes más, mira que con el embarazo, traigo las hormonas al millón —contesta ella sin ningún reparo.
La noche era perfecta, contaban con una habitación hermosa y la atmósfera era la ideal para dejarse llevar por los sentimientos y el enorme deseo que se respiraba entre ellos, Helena estaba empezando una nueva etapa en su vida, y Maximilien había decidido caminar de su mano sin importar las adversidades con las que tuvieran que encontrarse. Las horas pasaban y los dos eran inmensamente felices, pero a la mañana siguiente, se levantaron temprano, pues ese sería su último día en casa de sus amados abuelos y su adorada madre a la que tanto había necesitado todos esos años. Se vistió con un traje que le quedaba perfecto, apenas se podía notar su pequeño vientre abultado debido al embarazo, todo parecía marchar de maravilla, pero cuando estaban desayunando, ella empezó a sentirse mal.
—Ay—se quejó Helena mientras se acariciaba el vientre tratando de calmar el dolor que sentía.
—¿Te sientes mal? —Le preguntó Maximilien.
—no es gran cosa, sentí sólo una pequeña molestia —aseguró ella.
—aunque sólo sea una pequeña molestia, es mejor no dejarlo a la suerte, señor Adams, ¿tiene usted algún médico de confianza al que podamos llamar? —Preguntó con impaciencia.
—por supuesto que sí, Bruno, ve a llamarlo inmediatamente por favor —le indicó al mayordomo.
—le pediré a la cocinera que te prepare un té, mi niña, eso te hará muy bien —señaló la abuela.
—tal vez sea que no he descansado lo suficiente —intervino ella.
—en tu estado es normal que sientas ciertos achaques, hija, no te preocupes, verás que no será nada grave, pero es mejor que te hagan una ecografía y todo lo necesario para que salgamos de dudas —dijo Victoria.
—el doctor ya viene, trata de comer algo —propuso Maximilien.
Dentro de unos minutos, el doctor llegó a la habitación, y empezó a revisar a Helena , puso el gel frío sobre su vientre descubierto, y dentro de poco tiempo ya estaban viendo en la pantalla la pequeña mancha que poco a poco se iba haciendo más y más grande, los latidos del corazón del bebé no dejaban de escucharse como una hermosa melodía que los tenía completamente hechizados a todos, pero de pronto, el rostro del doctor cambió drásticamente.
—pero mira nada más lo que tenemos aquí —dijo el doctor con un tono de incredulidad.
—¿Pasa algo malo con mi hijo doctor? —Preguntó Helena .
—según lo que estoy viendo, lo único que sucede es que no será un bebé —contestó.
—no entiendo, explíquese mejor por favor doctor —dijo Maximilien.
—no será un bebé sino tres —les informó con alegría.
Sus rostros se iluminaron, no podían creer lo que estaba sucediendo, definitivamente ese era un regalo del cielo, algo inesperado pero completamente bienvenido.
—¿Pero será posible?, no puedo creerlo, es una gran bendición mi amor —exclamó Helena completamente exaltada.
Maximilien se acercó a ella con el corazón desbocado debido a la emoción que estaba experimentando, toma su mano y luego le da un dulce beso en los labios.
—Es una noticia maravillosa, pequeña, no te imaginas lo feliz que me estás haciendo, seré padre, y no sólo tendremos un hijo, sino tres —contestó con gran júbilo.
Los abuelos los miraban emocionados, la alegría se dibujaba en sus rostros que lucían resplandecientes por lo que estaban escuchando.
—felicitaciones, hija, que sorpresa tan hermosa hemos recibido hoy —dijo la abuela Victoria.
—seguramente serán unos niños grandes y hermosos, dignos de la Familia Adams —expresó el abuelo.
—muchas gracias a los dos, me encanta que estén presentes en un día tan importante para nosotros —agregó Helena .
—eso tenemos que celebrarlo, no se pueden ir todavía, organicemos una reunión con la familia y los amigos más cercanos, queremos que te conozcan, Helena , eres nuestra nieta, una Adams —añadió el abuelo.
—haremos lo que tú quieras, amor, si quieres que nos quedemos un poco más, no tengo ningún problema, trataré de gestionar mis asuntos desde aquí —intervino Maximilien tratando de complacer a Helena en todo.
—muchas gracias, mi amor, sin duda eso me haría muy feliz, quiero compartir con mi nueva familia esta dicha tan grande que siento, he estado tan sola en cuestión familiar, que vivir esta nueva etapa, sin duda es algo muy grande —.
El doctor terminó de examinarla y le dio las indicaciones para que su embarazo permaneciera en óptimas condiciones.
—Es importante que evite los sobresaltos y las emociones fuertes, así como también llevar una buena alimentación y una vida moderada en cuestión de trabajo —explicó el médico.
—Descuide doctor, seguiremos sus indicaciones al pie de la letra —respondió Maximilien.
El médico se despidió y las felicitaciones y abrazos no se hicieron esperar, definitivamente era un día de celebración, y los abuelos empezaron a prepararlo todo para darle la bienvenida a su querida nieta a la familia.
—no puedo creer como ha cambiado nuestra vida en todo este tiempo, hace unos meses no podíamos ni vernos debido a las intrigas de Tony, y ahora somos una pareja feliz, y estamos a punto de tener tres hijos —expresó Helena bastante conmovida.
—no me alcanzará la vida para pedirte perdón por todo el daño que te hice, jamás debí dejarme llevar, debí creer en ti y confiar en lo nuestro—le dijo.
—Dejemos de pensar en el pasado, mi vida, mejor vivamos el presente y disfrutemos de esta gran bendición que ha llegado a nuestras vidas—respondió ella.
—Eres maravillosa, Helena , no sabes cómo le agradezco a Dios y a la vida que me haya permitido conocerte —exclamó.
La charla culminó con un tierno beso y posteriormente él la cargó para llevarla a la habitación, pues tal como había dicho el médico, él cuidaría de todos los detalles para que tanto ella como los bebés, estuvieran lo mejor posible.
—Helena , ¿te molestaría si les doy la noticia a mis padres? —Le preguntó el con algo de incertidumbre.
—Son tus padres, Maximilien, y los bebés serán sus nietos, es lógico que quieras compartir tu alegría con ellos, no te preocupes amor, por mí no hay ningún problema —contestó sinceramente.
Después de abrazarla y depositar un beso en la frente de Helena, Maximilien salió de la habitación y marcó el número de su padre, el cual a pesar de las insistentes llamadas no contestaba. Y como contestaría, Gregory estaba bastante ocupado con la víctima que había caído en sus manos, se trataba de Elena, a quien habían interceptado a la salida de la empresa y se la había llevado a una casa que tenía a las afueras de la ciudad para vengarse de ella y desquitarse por lo que le había hecho en el pasado.
—hasta que al fin despiertas, espero que reconozcas muy bien mi rostro, Elena, porque yo no me olvido de ti —le dijo cínicamente ante la mirada aterrorizada de la joven.
Elena lo miró con incredulidad, pero a la vez con un miedo que se reflejaba en sus ojos.
—no sé quién es usted, y mucho menos lo que quiere de mi —mintió para tratar de ganar tiempo.
Al escuchar esas palabras, Gregory recurrió a los métodos que siempre utilizaba con las personas que según él, eran impertinentes, le dio una bofetada qué dejó una gran marca en la hermosa cara de Elena.
—¿Qué le pasa?, no sé quién es usted, no entiendo porque me está haciendo daño —gritó ella llorando.
—me despreciaste en el pasado, y eso lo vas a pagar muy caro, nadie se mete con Gregory Baker sin recibir su merecido —le advirtió.
En este preciso instante, a Elena se le vinieron los recuerdos a la mente, y su mundo se le cayó encima, se dio cuenta de qué ese hombre estaba cobrando venganza por el rechazo en el pasado, definitivamente el destino le estaba jugando una mala pasada, mira que venir a meterse en la empresa de un hombre tan peligroso como ese, y lo peor, que probablemente él había descubierto sus planes y por eso la estaba tratando de esa forma.
—¿Qué pretendías al ingresar a mi empresa?, Dime la verdad y no juegues conmigo, porque mi paciencia se está agotando —le dijo.
—nada, sólo quería cambiar de vida y comenzar de nuevo, y eso es lo que estaba haciendo al trabajar en la compañía —mintió.
Gregory la sujetó por los hombros y empezó a sacudirla con fuerza, además la jaló del cabello y le dio varios golpes en el rostro, él era un hombre muy violento, dispuesto a lo que fuera con tal de mantener su posición y su estatus.
—no me mientas, sé perfectamente que Ema te recomendó, pero quiero saber quién además de ella está detrás de todo esto, contéstame —gritó enardecido.
A Elena se le formó un nudo en la garganta, y las lágrimas empezaron a salir a borbotones, estaba a punto de mentirle nuevamente, pero pensó que era mejor decirle la verdad para evitar que siguiera martirizándola de esa forma.
—Fueron Toni y Diana, ellos me contrataron para qué separara al dueño de la compañía de su mujer —acertó a decir por fin.
—pero mira qué dato más interesante, de acuerdo, cariño, te estás portando muy bien, y espero que si continúes hasta que a mí se me antoje —contestó mirándola de arriba a abajo en forma pervertida.
Gregory estaba a punto de tomar a Elena por la fuerza, cuando el teléfono volvió a sonar, vio en la pantalla que se trataba de su hijo, así que ordenó a sus guardaespaldas que amordazaran a la chica para que él no escuchara nada.
—¿Qué pasa hijo?, ¿Hasta cuándo piensas regresar a cumplir con tus responsabilidades? —Le recriminó.
—vaya, qué carácter tienes, y yo que te llamaba para darte una buena noticia, pero creo que mejor te llamo en otra oportunidad —contestó.
—ya, déjalo, dime lo que tenías para contarme, lo siento, es que no he tenido un buen día —trata de justificarse.
—hoy me enteré que vas a ser abuelo no de un niño, sino de tres, Helena y yo tendremos trillizos —le informó.
Gregory soltó una gran carcajada de felicidad, para él, el linaje era algo muy importante, y el hecho de saber que su hijo y su mayor orgullo le daría una gran descendencia, definitivamente representaba algo muy grande para él, incluso siendo un tipo tan rudo y mezquino.
—no esperaba menos de ti, campeón, sabía que la sangre de los Baker prevalecería, aumentarás mi linaje, y eso me hace sentir orgulloso, bien hecho, hijo —exclamó.
—me alegra que te agrade la noticia, sólo quería que lo supieras, viejo, ¿le podrías decir a mi mamá? —.
—Descuida, yo lo hago, tú sólo dedícate a cuidar de mis nietos y disfruta del viaje —contestó para después cortar la comunicación.
—ese es mi hijo, ahora menos que nunca, puedo permitir que nadie toque a Helena Andrews, y pobre de aquel que lo intente, tendrá que vérselas conmigo, y tendrá que entenderlo por las buenas o por las malas —pensó en voz alta.
Gregory no quería a Helena , y ella no le importaba para nada, lo único que le interesaba era procurar la seguridad de sus nietos, esa descendencia que para él era tan importante. En tanto la Familia Adams, seguía preparándose para esa gran noche que les esperaba, definitivamente sería un acontecimiento muy importante, pues las personas de la alta sociedad estarían presentes para recibir a la nueva integrante de la familia.