




Capítulo 42.
Clarissa seguía sin contestar el teléfono de su habitación en el hotel y Ana ya estaba muy preocupada.
El investigador trataba de tranquilizarla pero una fuerte crisis de pánico empezó a apoderarse de ella.
—Mi mamá, esos malditos seguro le hicieron daño.—Gritaba ella aterrada.
—No pienses esas cosas, ya la policía va rumbo el hotel, verás que llegan a tiempo.:—Contestó el joven investigador.
Maximilien también estaba muy intranquilo porque sabía que lo sucedido le afectaría mucho a Helena , pues a pesar de como su madre y su hermana se habían portado con ella, Helena siempre se preocupado por su bienestar.
Sabía que ella no le perdonaría si le ocultaba algo tan delicado como lo que estaba pasando, con lo que sucedió recientemente con la publicación del artículo en la revista, le había quedado claro que no podía volver a ocultarle las cosas, así que tomó la decisión de hacer lo correcto y decírselo.
Helena se dio cuenta enseguida al ver la expresión en el rostro de Maximilien de que algo no andaba bien.
Él se acercó a ella y la abrazó apretándola contra su pecho para contenerla y de cierta forma prepararla para lo que debía decirle.
—Amor me asustas, no me gusta la expresión en tu cara, y tú solo me abrazas de esta forma en señal de protección, te conozco y sé que algo no anda bien—Dijo.
—Lamentablemente tienes razón, tengo malas noticias, pequeña.—
Él inspiró profundamente tratando de llenar de aire sus pulmones y buscando las palabras precisas para contarle algo tan grave.
—Habla, Maximilien, no me tengas así por Dios.—Exigió ella tratando de contener las lágrimas.
—El tipo con el que estaba saliendo tu hermana resultó ser un mafioso, parece que la atacó, Ana logró escapar, pero no sabemos si el sujeto fue a buscarla a la habitación donde estaba tu madre.—Relató.
Helena se puso pálida, sentía que el mundo se le venía encima, ya que después de todo se trataba de su madre y su hermana y por más que se hubiesen portado mal con ella en el pasado no les deseaba ningún mal.
Quiso controlarse por su bebé, pero le resultó imposible, sintió una punzada en el pecho y empezó a llorar en forma desmedida en los brazos de Maximilien, quien la abrazaba y hacía todo lo posible por tranquilizarla.
—Mi amor, respira, todo estará bien, la policía ya fue a buscar a tu mamá y Ana está en buenas manos.—Le explicó.
—Si algo les pasa no voy a poder soportarlo, Maximilien, es la única familia que me queda, tú y ellas son lo único que tengo y a pesar de que ellas no sientan lo mismo por mí yo no deseo que algo malo les suceda.—Decía ella envuelta en llanto.
A Maximilien le dolía profundamente ver a Helena en ese estado, y se sentía impotente por no poder ayudarla en ese momento.
Por otra parte, los guardaespaldas de Evan habían cumplido a cabalidad las indicaciones de su jefe, así que golpearon y abusaron brutalmente de Clarissa, quien yacía en el piso en estado deplorable.
Respiraba con mucha dificultad y su pulso estaba muy débil.
—Ésta maldita mujer no soltó prenda sobre el paradero de su hija.—Dijo uno de los secuaces del mafioso.
—Creo que se nos pasó la mano.—Decía otro de ellos.
—Debemos irnos, la policía seguro está por llegar.—
Tenían todo controlado, y tal como su perverso jefe se encargaron de limpiar cada evidencia que pudiera incriminarlos.
En pocos minutos ya habían abandonado las instalaciones del hotel, la policía no tardó mucho en llegar luego de que el investigador solicitara de su presencia.
Lamentablemente los sujetos ya no se encontraban en el lugar, y con lo único que se encontraron fue con un panorama desolador, era Clarissa quien había sido ultrajada y golpeada con una brutalidad descomunal.
—Todavía está con vida.—Dijo uno de los paramédicos de los cuerpos de auxilio.
—Hay que llevarla a un hospital de inmediato.—
—Está muy mal, tal vez no lleguemos a tiempo .—
Se hicieron los preparativos necesarios para llevar a Clarissa de emergencia al hospital, Ana y el investigador ya se encontraban en la clínica, y cuando Ana se percató de la llegada de su madre se acercó para ver cómo estaba.
Todos intentaron detenerla pero no consiguieron evitarlo, y cuando sus ojos se posaron en el rostro desfigurado de Clarissa comenzó a gritar a causa del horror que estaba experimentando.
—Es mi culpa, ella está así porque yo salí con ese desgraciado y como no me encontró se desquitó con ella.—Gritaba descontrolada.
El investigador la estaba sujetando para evitar que se lastimara, pero no tuvo éxito, ella se tiraba al piso y se golpeaba así misma buscando expiar la gran culpa que sentía.
Fue necesario internarla para ponerle un sedante, ya que resultaba imposible dejar que permaneciera en ese lamentable estado.
El detective llamó al investigador y se comunicó con Maximilien para informarle como estaban las cosas, él estaba abrazando a Helena cuando el celular sonó.
—Son ellos, dios mío, que mi mamá y mi hermana estén bien te lo suplico —decía Helena entre sollozos.
—Señor Baker, le informo que la policía encontró a la señora Andrews en muy malas condiciones, al parecer esos tipos le hicieron mucho daño.—Explicó el investigador.
—Entiendo, dígale a Ana que salimos inmediatamente para allá.—Contestó Maximilien.
Al escuchar lo que había dicho Maximilien, los ojos de Helena se desorbitaron, sabía que las cosas estaban peor de lo que se imaginaba.
—Debemos irnos hermosa, tu madre y tu hermana te necesitan y será mejor que vayamos.—Le informó.
Ella asintió y en poco tiempo ya lo habían arreglado todo para abordar su avión privado y dentro de poco ya habían llegado al hospital.
—Quiero ver a mi mamá y a Ana, por favor Maximilien.—Pidió ella con desesperación.
—En este momento no es posible Helena , tu mamá no está bien.—Le informó.
—Dime la verdad, ¿Ella está muerta?—Cuestionó con gran temor.
—No, pero no te voy a mentir, cariño, Clarissa está muy grave.
Helena experimentó un dolor tan grande, era su madre, aún a pesar de todos sus defectos y lo que le había sucedido era algo por lo que ningún ser humano tendría que pasar.
—¿Familiares de la señora Clarissa Andrews?—Preguntó el doctor.
—Aquí estoy doctor, soy su hija.—Contestó Helena con impaciencia.
— La señora se encuentra en estado de gravedad, lamentablemente fue golpeada y ultrajada y su cuerpo colapsó, el pronóstico es reservado, no creo que pase la noche.—Les dijo el médico.
Helena sintió que le habían dado una puñalada en el corazón, Maximilien no soportaba verla así y la abrazó tratando de darle el consuelo que ella tanto necesitaba en esos momentos tan terribles.
—Cuando murió papá, pensé que mi vida se había terminado, pero después pensaba que mamá y Ana me necesitaba y eso me dio fuerzas para seguir adelante, eran tan dependientes de mi padre, que necesitaban que yo las cuidara, y yo lo hice con todo mi amor porque así se lo prometí a papá.—Decía completamente desconsolada.
—Y cumpliste muy bien esa promesa, nadie las hubiera cuidado mejor que tú.—Respondió Maximilien.
—Tal vez si me hubiese esforzado más esto no estaría pasando.—Se culpaba Helena .
—No quiero que vuelvas a decir algo así, tú has dado todo de tí y nadie puede decir lo contrario, y no quiero sonar cruel, amor, pero Ana y tu madre no merecían tanta devoción de tu parte y sin embargo te dedicaste en cuerpo y alma para que fueran felices.—Puntualizó Maximilien.
La familia estaba pasando por una terrible tragedia, tristemente los actos de Ana y Clarissa las estaban arrastrando hacia un mar de sufrimientos.
Siempre les había costado hacer las cosas bien, anteponiendo su ambición a costa de todo y de todos, y ahora la fatalidad se estaba encargando de darles un golpe de realidad que definitivamente les cambiaría su vida para siempre.