Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 36.

Diana era una mujer perversa y calculadora y jamás se quedaría de brazos cruzados al ver como el hombre con el que iba a casarse, estaba disfrutando de una segunda oportunidad con la mujer a la que siempre había amado, por lo que haría hasta lo imposible para separarlos, no le bastaba el plan que ya tenía junto a Tony, necesitaba desquitarse con propia mano de la mujer que según ella le había arrebatado la posibilidad de ser feliz junto a Maximilien. Esa noche, se iría a dormir con la satisfacción de haber armado una triquiñuela para echarles a perder ese viaje que con tanta ilusión habían decidido hacer. Emma se lo había contado todo, así que decidió atacar cuando ellos menos lo esperaran.

—Muchas gracias por las fotos y la información que nos proporcionaste Diana, este artículo será un bombazo.—Le dijo el jefe de información de la revista.

Diana le había hecho llegar unas fotografías de cuando Maximilien y ella todavía estaban juntos, las fotografías no dejaban nada a la imaginación, y se podía observar a una pareja visiblemente enamorada, aun cuando Maximilien jamás lo estuvo, tan sólo fingía para cumplir con las exigencias de sus padres y aparentar ante la sociedad, aun cuando por dentro llevaba un verdadero infierno, debido a que siempre estuvo enamorado de Helena .

—Espero que no me menciones, quiero mantenerme al margen de todo esto, si alguien te pregunta cómo llegaron a tus manos estas fotografías tú sabrás qué decir.—Le advirtió ella.

—Todo se hará como tú quieres cariño, sabes que en esto los dos salimos ganando y eso es lo único que importa.—Contestó el hombre con una sonrisa de triunfo en el rostro.

Diana cortó la llamada y aprovechó para llamarle a Tony para decirle que no sólo a él se le ocurrían cosas brillantes, sino que ella se le había adelantado y tal vez su recurso sería mucho más eficaz para lograr el cometido que tanto deseaban.

—Tony, me alegro que aún estés despierto, aunque sé que después de lo que voy a decirte desearás salir a celebrar.—Le anticipó Diana .

—Si las noticias que me tienes son tan buenas como dices, yo mismo salgo a buscarte y te llevo a donde tú quieras.—Contestó el.

—Te estoy enviando a tu teléfono el enlace de una revista, entra por favor a ver la bomba que acabo de soltar para separar a la parejita feliz.—Soltó Diana con todo el veneno que le fue posible.

Tony abrió de inmediato el mensaje que recibió en su celular, y vio el artículo que circulaba en una de las principales revistas del país y que muy pronto se convertiría en el mayor chisme de la alta sociedad.

—Eres muy astuta Dianita, créeme que jamás se me hubiera ocurrido hacer algo como eso, pero me alegro que hayas tenido las agallas para hacer que se publicara algo así, ya veremos cómo sale Maximilien de todo esto, Helena no le va a perdonar ese supuesto engaño.—Exclamó Tony eufórico.

—Espero que él no pueda convencerla, esa arribista no se puede quedar con lo que es mío, no lo voy a permitir.—Señaló.

El artículo en la revista contaba la historia de Maximilien y Diana, decía que a pesar de que terminaron su relación, él no había podido olvidarla y que estaban deseando regresar. Seguro esa información sería un duro golpe para Helena , Maximilien lo sabía, por eso cuando vio las fotografías publicadas en esa revista, decidió ocultárselo a Helena , hasta que pudiera encontrar una solución.

—Amor, ¿Me pasas mi teléfono?, Quiero ver si hay noticias de Ana o de mi mamá.—Dijo Helena provocándole un fuerte impacto a Maximilien que en ese momento necesitaba mantenerla alejada del Internet para evitar que se enterara del artículo que había sido publicado.

—Deja de preocuparte por Ana y Clarissa, en este momento lo único importante somos nosotros, así que, futura señora Baker venga para acá, que no pienso desaprovechar este viaje.—Pronunció Maximilien buscando distraerla y hacerla cambiar de idea.

—Sus deseos son órdenes señor Baker.—Contestó ella.

Por el momento, las cosas habían salido bien, y él había logrado sortear esa dificultad, pero era consciente de que no podría mantener a Helena al margen de todo eso, al menos esperaba poder desaparecer todo rastro de esa publicación. Por otra parte, Ana había llegado bastante tarde a la habitación de hotel donde la esperaba su madre, y aun cuando bien tenido una muy fuerte discusión y parecía que no volverían a ser aliadas, la realidad era que estaban cortadas con la misma tijera, así qué Ana llegó a la suite, y Clarissa pudo ver desde lejos como un apuesto y bien vestido hombre la dejaba en la puerta de la habitación. Ella entró, Clarissa se le quedó mirando y casi de inmediato empezó a interrogarla.

—Vaya vaya, al parecer ya te olvidaste de Billy. —Dijo Clarisa en forma premeditada.

—Ni quien se acuerde de ese imbécil, te mentiría si te dijera que aún pienso en él.—contestó Ana con toda desfachatez.

—Sabía que era cuestión de tiempo hijita, pero nunca me haces caso y prefieres ponerte contra mí, yo que te he defendido siempre y que velado por tus intereses y ahora cuéntale a mamá, ¿Quién era ese misterioso y guapo hombre que te acompañaba?—Cuestionó expectante.

—Ni te imaginas mamita querida, es nada más y nada menos que Evan Jefferson, uno de los hombres más importantes, todo un magnate tan o más importante qué el mismísimo Maximilien.—Presumió Ana.

—Ay, por Dios Anita, pero es nuestro boleto al paraíso, si logras atrapar a ese hombre, tú y yo viviremos como reinas mi niña. —Vociferó la mujer al mismo tiempo que daba saltos por todos lados.

—No tengas ninguna duda de que así será, prácticamente lo tengo comiendo de mi mano, y es cuestión de tiempo para que caiga rendido a mis pies y haga lo que yo le pida. —Respondió Ana triunfante.

—Entonces, salud por eso cariño. —Dijo Clarissa mientras le pasaba una copa de vino para brindar con ella.

Ambas mujeres se regodeaban del triunfo que supuestamente Ana había tenido al conquistar a un hombre como Evan Jefferson, a ellas sólo les importaba su estatus y su dinero, no les importaba qué intenciones pudiese tener el, un grave error que la vida se encargaría de mostrarles tarde o temprano. Se tomaron unas cuantas copas y cada una regresó a su cama, cuando Ana se disponía a dormir, recibió un mensaje de un número desconocido, deslizó la pantalla y se quedó estupefacta cuando vio de quién se trataba.

—Descansa preciosa, porque mañana me encargaré de hacer que tengas el mejor día de tu vida.—Escribió Evan.

—Me encanta, y estoy lista para dejarme consentir por ti.—respondió.

—Entonces espera noticias mías, ponte más linda de lo que ya eres y aguarda mi llamada.—Se despidió Evan.

En ese momento, todas las dudas de Ana quedaron disipadas, según ella estaba consiguiendo su propósito, pero él sabía perfectamente cómo manejar a las jovencitas frívolas interesadas, pensaba sacarle todo el provecho posible a su inexperiencia y ambición, sólo era cuestión de tiempo para que Ana pudiera quedar atrapada entre sus redes.

Previous ChapterNext Chapter