




Capítulo 35.
La gran aventura comenzó, Helena y Maximilien se disponían a pasar un viaje de ensueño, se encontraban a bordo de su avión privado, y eso permitía que ella pudiera descansar, últimamente le daba mucho sueño debido al embarazo, y Maximilien deseaba que no tuviera que pasar por ningún tipo de incomodidad.
—¿Cómo te sientes?, ¿Está todo en orden contigo y con ese hermoso bebé que llevas en tu vientre?—Preguntó el con genuino interés mientras se acomodaba junto a ella.
—Estoy muy bien, y eso es gracias a tí que te preocupas por mí en todo momento, pero tu hijo te extraña, y yo también—Susurró ella.
Las palabras de Helena eran lo que a Maximilien tanto le gustaba escuchar, así que se acercó a ella y la abrazó cálidamente.
—¿Así está mejor?—Musitó él.
—Mucho mejor—Contesta ella guiñándole un ojo.
—Sabes que estoy aquí para cumplir tus deseos, y quiero que este viaje sea inolvidable para los dos.—
—Estoy segura de que así será mi amor, sabes, estoy un poco preocupada, no he sabido nada de Ana y de mamá, y aun cuando fui yo quien le pidió que se alejaran, no estoy tranquila sin saber cómo están.—Comentó .
—Eres tan buena, tienes el corazón más noble y generoso, y por eso te amo, no te preocupes, si necesitas saber de ellas, mañana mismo me encargaré de qué investiguen sobre todo lo concerniente a tu madre y tu hermana.—Le prometió Maximilien.
—Muchas gracias mi vida, pero no quiero que ellas lo sepan, por favor. —
—No te preocupes, será nuestro secreto.—Dijo acercándose lentamente al tiempo que le acariciaba el rostro.
Después de que él le hiciera esa promesa, Helena se quedó más tranquila, y poco a poco se fue quedando dormida, faltaban algunas horas para llegar a su lugar de destino, por lo que podría descansar sin problema, en tanto Maximilien hizo las gestiones pertinentes para qué un investigador privado siguiera de cerca a Ana y Clarissa, después de todo se trataba de la familia de la mujer que amaba y además, necesitaba tenerlas vigiladas por cualquier eventualidad que pudiera surgir. Por otra parte, Emma había conseguido el ingreso de Elena a la empresa de los Baker, habían conseguido colocarla como una de las secretarias apoyando a Rachel, por lo que estaría muy cerca del Maximilien, de esa forma podría cumplir con la encomienda que le había hecho Tony ñ.
—Todo está listo para el ingreso de esa mujer, Diana, encárgate personalmente de qué todo salga como queremos, no quiero sorpresas.—Advirtió Emma.
—Despreocúpate querida, todo saldrá tal como necesitamos.—Contestó la mujer con una sonrisa triunfante en el rostro.
—Eso espero, porque ya sabes que si algo sale mal, estarás sola y tendrás que enfrentar las consecuencias, conoces perfectamente a mi hijo y sabes cómo reaccionará.—
—Asumo las consecuencias, Emma, con lo que estás haciendo es suficiente y te lo agradezco.—Contestó Diana cortando la comunicación lo cual causó una gran sorpresa en su ex suegra.
Todo parecía indicar que Ana estaba cumpliendo su cometido de atrapar a ese misterioso millonario que conoció en la playa, la había invitado a tomar algo y desde entonces se había esmerado en complacerla en todo, luego de qué se cambiara de ropa, fueron a cenar a un lujoso restaurante y después a bailar, las atenciones por parte de ese admirador la tenían cautivada, Ana siempre fue muy impresionable y no era nada complicado manipular sus emociones.
—Eres extraordinaria pequeña, hacía tiempo que no me la pasaba tan bien.—Le aseguró.
—Me agrada saberlo, pero ni siquiera sé cómo te llamas.—Preguntó a propósito.
—Soy Evan Jefferson.—Respondió sabiendo perfectamente lo que significaría decirle su nombre.
El figuraba como uno de los más importantes magnates del país, por lo que contaba con una fortuna incalculable, no obstante, existían muchos rumores a su alrededor, los cuales nunca fueron comprobados, pero como bien dicen, cuando el río suena es porque agua lleva, y en el caso de Evan, ese dicho no podría ser más acertado. Ana aprovechó que él tuvo que levantarse a contestar una llamada para introducir en el navegador de su teléfono móvil, su nombre y apellido, y quedó estupefacta cuando descubrió de quién se trataba, ahora estaba segura de que tenía la posibilidad que siempre había esperado, y por supuesto que no pensaba desaprovecharla. apenas y le dio tiempo a borrar la fotografía que aparecía en la pantalla de su celular, pues Evan estuvo a punto de descubrir lo que ella estaba haciendo, ya que la sorprendió abrazándola por la espalda.
—¿Hablas con algún admirador?, Mira que me voy a poner celoso.—Le dijo.
Ana sonrió en forma maliciosa, le encantaba tener la certeza de qué ese hombre estaba profundamente interesado en ella, por lo que aprovecharía al máximo esa posibilidad que se le había presentado en charola de Plata.
—Podría ser, pero ellos no están aquí, y tú si lo estás, así que tienes una gran ventaja sobre ellos.—Contestó tratando de hacerse la interesante.
—Y créeme que pienso aprovecharla hermosa.—Manifestó mientras acariciaba sus hombros en forma provocativa.
Helena y Maximilien por fin habían aterrizado e inmediatamente se dirigieron a la suite que tenían reservada en uno de los mejores hoteles de la ciudad que estaban visitando, cuando de pronto él recibió unas fotografías bastante reveladoras que hicieron que inmediatamente su rostro se transformara. Helena lo miró fijamente y pudo percibir que algo importante estaba sucediendo, pues no era normal que Maximilien tuviera un cambio tan repentino en su actitud, estaba de muy buen ánimo, y de un momento a otro se quedó muy pensativo.
—¿Qué sucede cariño?, ¿Malas noticias? —Preguntó ella con genuina preocupación.
—Asuntos de trabajo, sólo es eso amor, anda, vamos a instalarnos. —Contestó el fríamente.
Esas fotografías habían provocado que aquel viaje que esperaban fuera como una segunda luna de miel, estuviera comenzando con el pie izquierdo, ¿qué habrá visto Maximilien qué lo puso tan nervioso?