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52. Confusión

Ese recuerdo la emboba, María Teresa necesita un poco de tiempo para procesarlo. Se moja los labios, y abre la puerta de su auto.

Entra.

—¡¿Estás loco?! Sal de mi auto.

—¿Es lo que quieres?

—Eres un malnacido —susurra María Teresa mirando sus labios—, cabrón, h*** de p*** —murmura, jadeando.

—Esos l...