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Valentino me miraba con sus enormes ojos, y sabía que merecía una explicación. Pero ¿qué le decía? Fui a la cocina y me quedé allí por un momento, pensando en la explicación, pero nada se me ocurría. Valentino entró a la cocina y me quedó mirando.

— ¿Puedo comer galletas? — me preguntó.

Yo asentí ...