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Capítulo 28 No hubo poemas ni mariposas

—Buenas noches, señor —dijo Rose mientras recibía el maletín para llevarlo al estudio.

Federico miraba inquieto alrededor.

—¿La señora no ha llegado aún?

—No, señor.

—Pero si el chófer está afuera. —Su mandíbula se tensó y apretó los dientes.

Rose conocía bien la furia del señorito.

— Jeffrey me dij...