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CAPÍTULO 25

Se le acercó tanto que Maite se vio obligada a retroceder; quería escapar de la cercanía de ese hombre. No obstante, él le rodeó la cintura y la ajustó a su cuerpo. Pasando gruesa saliva y con la respiración detenida, solicitó:

—Suéltame.

Una media sonrisa se formó en las comisuras de él; podía se...