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CAPITULO 34

NATASHA

Mi corazón no dejaba de latir con tanta fuerza, ya habían pasado los minutos y nada que tuviéramos respuesta de que estén bien. Mi pulso martillaba como los latidos de mi pecho. Tome aire y trate de controlar mi respiración cuando sentí mi estómago también inquieto.

Por dios, tanta preocup...