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CAPITULO 30

ALESSIO

Finalmente, mi padre, Antonella y Stefano, volvieron a Italia. Ahora ya podía comenzar con lo que tenía planeado, lo primero era viajar hasta Las Vegas.

—Me siento privilegiado —dijo Santi, en modo de broma.

— Pues disfrútalo, no todos los días ves a un Mancini pidiendo favores —respondí....