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CAPÍTULO 41

- ¡DALILA! —Escucho mi nombre en un grito, segundos después siento como me desestabilizo de repente por el gran peso que se instala en mi espalda.

—Creo que habíamos hablado ya sobre esto —recuerdo, haciendo referencia a su delicada forma de saludar—. Terminaré sufriendo de dolores en la espalda al...