Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 3

Dasha regreso a su hogar, tardando más de lo necesario, no era por tener dudas su demora, ella sabía que hacer, o por lo menos la decisión estaba tomada, amaba a ese bebé, ese mismo que acaricio dentro de su vientre, creyendo que era de Alek, pero ahora… ¿qué diferencia había? Sea del castaño o de un desconocido, no le importaba porque era suyo, solo necesitaba un poco de ayuda con su padre, el clan Neizan no era el único que tenía leyes, los Morozova también tenían las suyas, si bien estaban un paso más abajo que el clan Neizan, aun así eran poderosos, grandes señores mafiosos salieron de esa familia y aún más grandes señoras que todo dirigían, pues tras un gran hombre, siempre hay una gran mujer, fue por ello que tanto Dasha como su hermanastra Harum, fueron criadas bajos grandes valores morales, las mujeres eran preparadas todas sus vidas para complacer a sus maridos, pero también para pensar por ellos, un embarazo de un desconocido no sería bien visto, claro que no.

— ¡Harum! o Harum, gracias a Dios que ya regresaste. — casi grito con euforia cuando al abrir la puerta de su cuarto vio a su hermanastra sentada en su cama.

— Dasha, hermosa Dasha. — fue todo lo que dijo, al tiempo que respondió el abrazo de la pelinegra.

— No sabes la falta que me has hecho… —Y con esas palabras, comenzó su relato. — Realmente no comprendo lo que sucedió, solo… amo a este bebé Harum yo…

— Tu, no eres más que una cualquiera. — la fría respuesta de quien consideraba su hermana la dejo sin aire, aun así, logro reponerse y preguntar.

— ¿Qué?

— No, decir que eres una cualquiera es quedarse corto, tú no eres más que una ilusa, una estúpida soñadora, una idiota que creyó poder quitarme a Alek. — mientras la castaña sonreía con regocijo al ver el rostro acongojado de Dasha, esta solo pudo ponerse de pie, mostrando su enojo, aunque más parecía un gatito furioso, a pesar de que ella era un año mayor que Harum, el brillo de sus ojos le concedían una inocencia que la castaña no tenía.

— ¿De qué rayos hablas hermana? — las carcajadas forzadas de Harum la dejaron en silencio.

— ¿Hermana? ¿Cuándo un león puede ser hermano de un conejo? Despierta Dasha, tú y yo no somos iguales, como tu madre no era igual a la mía. — eso era un golpe bajo, pues Kendra madre de Dasha, si era igual que Miriam, ya que eran hermanas gemelas.

— No estoy comprendiendo tu comportamiento…

— Y no podrás, porque siempre has sido fácil engañarte, ¿en verdad pensaste que dejaría que tú formaras parte del clan Neizan? No, claro que no, fue tan fácil abrirle los ojos a Alek, mostrarle que tan lujuriosa eres. — su sonrisa, su macabra sonrisa la estaba sacando de quicio.

— Tú…

— Te envíe al hotel casino, ¿recuerdas que tu misma me contaste lo deseosa que estabas porque Alek te hiciera suya? Bien, aunque claro que no fue Alek quien tomo tu cuerpo, ese día varias habitaciones del hotel casino estaban a nombre del clan Neizan y ¿sabes por qué? — solo pudo negar con la cabeza, pues la lengua se le había dormido de tanto morderla por no querer gritar. — Porque era noche de golfas, putas que acudirían a ese lugar preguntando por una habitación a nombre de Neizan, para que los trabajadores del clan disfrutaran, ve a saber con cual te revolcaste. — estaba disfrutando de cada gesto de dolor de Dasha, la pelinegra podía ver su regocijo.

— ¿Por qué? ¿Qué te hice para que me hicieras tal atrocidad? — pregunto aun aguantando el dolor que el nudo en su garganta le ocasionaba.

— ¿Yo? Yo solo cumplí tu deseo, que te follaran antes de salir como una dama de esta casa y ahora… tu deberás cargar con las responsabilidades de tus actos.

— Alek lo sabía, ¿verdad? — las palabras del castaño se repetían en su mente, “ve y habla con Harum”, en ese instante no le tomo importancia a eso, pero ahora, ahora no sabía que pensar o en quien confiar.

— Solo sabe que hice una travesura en su nombre y lo comprende, me perdono cuando le confese lo loca de amor que estoy por él, aunque claro que le deje en claro que yo no soy una puta fácil como tú, yo si soy una dama Morozova y prueba de ello es que todos estos meses estuve de viaje con él y aun soy pura. — su confesión le rompió el corazón de más de una manera, no solo era la traición de Harum, también era la de Alek al encubrirá todo, peor aún, al dejarla a su suerte e irse con su media hermana.

Estaba perdida y lo sabía, no tenía a nadie que acudir, su madre había muerto cando ella aún era una niña, su tía y actual madrastra podría tener el mismo rostro, pero no el mismo corazón que Kendra, su abuelo no podía ser molestado menos por algo tan grave, ya que el anciano estaba delicado de salud, y aunque sabía que todo iría de mal en peor, su instinto le decía que le arrancara la cabeza a Harum y así lo hizo o al menos lo intento.

— ¡Maldita! ¡eres una maldita! — grito saltando sobre Harum, quien, como toda buena actriz, al ver que su padre ingresaba en la habitación no se defendió en absoluto y solo grito como si fuera una niña inofensiva.

— ¡Lo siento Dasha! no fue nuestra intención enamorarnos, pero comprende que no importa lo que digas o que mentira inventes, Alek no se hará responsable de tu hijo bastardo.

La pelinegra dudo por un segundo si continuar golpeando a Harum o no, pues no comprendía su docilidad, mucho menos sus palabras, pero fue hasta que sintió el jalón de su cabello que comprendió todo.

— ¡Entonces era verdad! — el asco con el que su padre la veía era el mismo con el que veía a los traidores del clan. — No solo te acostaste con alguien sin estar casada, ¡sino que conspirarse contra un Neizan! — cada palabra fue acompañada de un golpe, y cada golpe fue más fuerte que el anterior.

— No, padre… por favor… no fue así. — no importo sus lágrimas, mucho menos sus suplicas, Sergei no tenía piedad, ni con su hija, mucho menos le conmovía el corazón saber que en su vientre crecía un bastardo.

— Eres una vergüenza, deberías morirte como hizo tu madre, ¡de hoy en adelante no eres mi hija! ¡no eres nada!

Previous ChapterNext Chapter