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MACARENA

Meneé la cabeza, no podía tener esos pensamientos libidinosos con él, se suponía que no debía gustarme. Pero era casi imposible no hacerlo.

―Oye, huevón, te estai empelotando (quitando la ropa) y hace más frío que la chucha ―le dijo uno de los hombres que estaba allí.

Vicente giró ...