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Capítulo 19.

Su pene no tenía espinas como el de los gatos, lo que era una preocupación menos para lo que planeaba hacer.

El primer toque de mi lengua hizo que diera un pequeño respingo antes de hacer algo muy parecido a un maullido con la garganta.

-Principessa, no tienes que...

-Lo sé. - Dije antes de abr...