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Capítulo 34.

Jeremiah.

Los días habían sido largos y frustrantes.

Los pumas y algunos de mis lobos habían estado recorriendo los pueblos a la redonda en busca de mi abuela y de su Alfa sin éxito.

Cada que teníamos una pista, ellos desaparecían nuevamente. Estaba al borde de la locura y la mierda no dejaba de l...