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Capítulo 18

Al abrir los ojos, vi a Álex sentado en el mueble, entretenido con su celular. Llevaba ropa diferente. Seguramente había ido a casa a cambiarse. ¿Pero por qué seguía aquí? ¿Por conveniencia o por otra razón? Me pregunté.

—¿Cómo amaneció la floja durmiente? —preguntó sin apartar la vista de su teléf...