Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 1

AZURA

Dos semanas después...

La alarma de mi despertador hace que abra los ojos de golpe, giro mi cabeza para verificar la hora y caigo en cuenta de que son las seis de la mañana, levantarme tan temprano un domingo, no era mi idea favorita, pero desde aquel incidente en la casa de Rayan, mi mejor amigo me ha impuesto un castigo, y es correr todos los días durante un mes con él, según sus nervios, eso calmara mi ansiedad sexual.

—Ni de coña —frunzo el ceño y vuelvo a cubrirme con la sábana, mis padres nunca estaban en casa, eran abogados y por lo general se la pasaban metidos hasta el cuello en sus casos, o viajando por trabajo, así que no había por qué levantarme temprano, Rayan podría sobrevivir a un domingo sin mí.

Mis parpados comienzan a caer pesadamente de nuevo, adentrándome a un sueño profundo, cuando el ruido de un silbato hace que me incorpore rápidamente.

—¡Joder! —exclamo viendo el rostro de Rayan lleno de diversión.

—¿Puedo saber por qué no estás afuera corriendo con tu mejor amigo? —dice sin perder tiempo, deslizando la sábana que hasta hace apenas unos segundos, cubría mi cuerpo.

—No quiero correr —respondo con urgencia en mi voz.

—Lo harás —afirma cruzándose de brazos.

—¿No crees que ya he tenido suficiente? —Pongo los ojos en blanco y me levanto, no reparo en mi atuendo y no es que me importe mucho, solo llevaba unas pantaletas rosas de encaje, y una de sus camisetas sin mangas que prácticamente le había robado hace una semana cuando vino a quedarse a dormir conmigo—. No estaba haciendo nada malo.

Entro al baño y comienzo mi aseo bucal, Rayan se detiene justo debajo del umbral de la puerta, siento su mirada llena de filosas dagas disparando hacia mi dirección, pero decido ignorarlo, solo es otro día de esos en los que se comporta como un imbécil protector, pero en el fondo me agradaba. Solo que no podía y no quería aceptar la ligera pero muy notoria atracción que sentía por él.

—¿Sigues molesto? —Pongo los ojos en blanco y termino de cepillar mis dientes—. No es como si fuera pecado querer tener sexo con mi novio.

—Mi primo es un cabrón que solo busca meterse en tus bragas —señala y a través del espejo puedo ver su reflejo, su mirada iba directa a mi trasero, fue entonces que en sus ojos note un pequeño destello de lujuria, Rayan jamás me había visto de esta manera.

—Sigo sin ver qué hay de malo con eso —encojo los hombros—. Es mi novio, lo cual quiere decir que puedo hacer con él cosas que hacen los novios normales.

Rayan resopló.

Pasé por su lado y sin dirigirle una sola mirada, caminé hasta mi closet, busqué unos shorts azules; unos que volvían loco a Eithan, los combiné con una blusa de manga larga y escote en forma de "V" y unos converse negros de botín.

—Solo te cuido —dijo y se notó a la defensiva, pero decidí ignorarlo y cambiarme frente a él—. ¿En serio?

—¿Qué?

—¿Piensas cambiarte de ropa, frente a mí? —enarcó una ceja con sorpresa.

Giré los ojos y seguí con lo mío sin pudor alguno, ¿por qué actuaba así? Rayan siempre había sido pesado cuando de mí se trataba, pero estos últimos años se convertía poco a poco en un capullo insoportable. Sabía que tenía amenazados a todos los chicos de la escuela para que no se me acercaran, según sus palabras, nadie era digno de mí, aún me sorprendía que me dejara salir con su primo Eithan.

Rayan fue mi primer amor, cuando íbamos al jardín de niños cometí el error de declararle mis sentimientos, ¿lo que conseguí? Un empujón y que me dejara de hablar por una semana, así fue como probé el dulce amor infantil y el desamor. Desde ese día decidí que nunca le diría sobre mis sentimientos hacia él, y en cambio, concentré toda mi energía en otros chicos.

«Vamos, en el fondo sabes que te sigue gustando»

¡Maldita voz en mi cabeza!

—¿Por qué no? —no le presté la menor atención a mi voz mientras me agachaba a propósito sobre mi cama, fingiendo buscar algo—. Conoces mi cuerpo mejor que cualquiera, nos bañábamos juntos ¿recuerdas?

—Sí, lo recuerdo perfectamente —asintió lentamente con la cabeza, sosteniendo mi mirada—. Pero eso era cuando no tenías tetas, o un culo estrecho, tal vez soy tu mejor amigo, pero soy un hombre, Azura, ten en cuenta eso la próxima vez que finjas recoger algo del suelo con la intención de que vea tu trasero.

Santa mierda, se dio cuenta.

Tratando de ocultar el rojo carmesí que se alojó en mis mejillas, me giré con pereza hacia él, ya había acabado de vestirme, lo conocía, si me ocultaba como una niña pequeña y avergonzada por lo ocurrido, él no dejaría de molestarme. Mis ojos repasaron su cuerpo bien construido y sin pensar me mordí el labio inferior.

Rayan era apuesto; metro ochenta de masa muscular, alto y de ojos azules como la brisa del mar, era el típico chico que va pavoneándose por la escuela con una de esas sonrisas tipo "Soy el regalo de Dios para el mundo" y que aparecía con una chica colgada del brazo cada día, aunque la principal se llamaba Daria. Todo lo contrario a mí, era delgada, pero con curvas, mi cabello castaño claro en ondas llegando hasta mis pechos, hacía juego con mis ojos avellana, y mi rostro en forma de corazón, Rayan siempre me repetía que era como una pequeña muñequita. Su muñeca.

—Eres mi amigo, nunca pasará nada y sé que no soy tu tipo precisamente —bufé terminando de arreglarme.

—¿Y puedo saber cuál es mi tipo? —su voz burlona generó un rubor en mis mejillas, pero no me iba a dejar amedrentar en mi propio cuarto.

Me puse un lápiz labial color cereza, máscara de pestañas, e intenté arreglar mi cabello lo mejor que pude.

—Te van las putas, como Daria —sonreí al ver un atisbo de felicidad en la pequeña mueca que se asomó por la orilla de sus labios.

—Touché —silbó—. Que te puedo decir, todo lo que tengo que hacer es tronar los dedos para que una chica ansiosa aparezca a mi lado o salte a mi regazo.

—O le metas la lengua hasta la garganta —hice una mueca de silencio que intenté ocultar bajo la sutil indiferencia, aunque en el fondo me quemaba.

—Soy el galán del campus, ellas me adoran —Rayan encogió los hombros con inocencia fingida.

Cuando por fin termino, no puedo evitar iluminar mi rostro con una sonrisa, hoy sería el día en el que me entregaría a Eithan, sabía que estaba en casa y aunque habíamos quedado en vernos más tarde, mis ansias por abrazarlo y que me mimara, carcomían mi alma.

—¿Sonríes porque pasaremos el día juntos, Azu? —Rayan enarcó ambas cejas con incredulidad.

Realicé una mueca de desaprobación y tomé mis cosas.

—No, saldré con Eithan, estaré todo el día con él —bajé las escaleras y pude sentir como Rayan caminaba detrás de mí, dando zancadas fuertes y varoniles—. En unas horas me convertiré en una mujer completa.

Decirle eso a mi mejor amigo, me hizo sentir cierta sensación de triunfo, por los cinco años atrás, no dejé de escuchar las incontrolables aventuras sexuales de Rayan, de mis amigas y de las chicas de la escuela, que suelen aventar su veneno y anécdotas en los baños, como si ese sitio fuera una especie de altar femenino de confesiones. Y ahora me tocaba a mí.

Me detuve cuando de pronto sentí el ambiente lleno de tensión, mezclado con el silencio infernal de Rayan, giré y el alma se me cayó a los pies al ver el rostro lleno de furia de mi mejor amigo.

—¿Qué mierda acabas de decir, Azu? —las fosas nasales de Rayan se dilataron, su pecho comenzó a subir y bajar al tiempo que su manzana de Adán danzaba frenética dentro de su garganta.

Me sentí pequeña y en ese instante solo pude pensar en que Rayan jamás se había enojado tanto conmigo, éramos mejores amigos, me protegía y yo a él, tragué duro, pero me mantuve firme. No pensaba dejar que él me arruinara el mejor día de mi vida.

—No es de tu incumbencia —resoplé.

—Azura, no te vas a acostar con mi primo, y no hay discusión —sentenció como si le estuviera pidiendo permiso.

Bufé, solo porque sabía que eso le molestaba.

—Te quiero Rayan, pero no te estoy pidiendo permiso, soy mayor de edad, él es mi novio y...

Los ojos de Rayan parecieron dos llamaradas imposibles de aplacar.

—¿Quieres que él te follé? —esta vez su tono de voz era duro.

Mi pulso se lanzó a galopar, de pronto ya no parecía molesto, por el contrario, su rostro se relajó, mi corazón dio un vuelco cuando un lado de su boca se elevó en una débil sonrisa llena de maldad.

—Sí... —sentí pena de mí misma al no sonar tan convincente como quería.

—Bien —asintió con la cabeza—. Entonces creo que no debes avisarle que vas a su casa y darle la sorpresa de su vida.

—¿Qué?

—Lo que has oído, Azu.

—Sé que hay una trampa aquí, olvidas que te conozco desde los pañales —lo señalo con el dedo.

—No hay nada, solo la verdad, si tanto confías en mi primo, ve, pero luego no vengas llorando, jodiéndome, porque adivina qué —Rayan se acercó a mí de dos zancadas, olía a cigarrillos y a menta fresca—. No estaré aquí para escuchar tus mierdas, eres mi mejor amiga y te quiero, pero debes abrir los ojos de una puta vez.

Respiro hondo mientras lo veo dirigirse a la salida de mi casa.

—Eh, ¿adónde vas? No hemos terminado —gruño como una niña pequeña a punto de hacer un berrinche.

—A follar a alguna zorra, pero eso tampoco debería importarte —Rayan se dio media vuelta y sonrió, la misma sonrisa que mostraba desde que éramos niños y que solo significaba que se había metido en problemas—. ¿O sí?

—Que te jodan, capullo —le enseñé el dedo corazón.

—Oh, claro que lo harán.

Y diciendo esto salió de mi casa azotando la puerta.

«Pero este qué se creé»

Estaba cabreada con Rayan, pero el capullo de mi mejor amigo tenía razón en una cosa, le daría una sorpresa a Eithan.

Aunque tal vez la sorpresa me la llevé yo, ya que después de devanarme el cerebro pensando en marcarle o no, ya había llegado a su casa, solo que el corazón se me paralizó, el cielo de pronto me pareció una enorme masa sobre mis hombros, al ver el carro rojo puta, de Daria, la chica en turno de Rayan.

"Tranquila, tal vez Rayan también esté aquí"

Quise convencerme, bajé del auto, pero justo cuando estaba decidida a dar dos pasos, mi teléfono móvil sonó, era un mensaje de Rayan.

SIN HUEVOS: Perdóname Azu, ¿en dónde carajos estás?

No respondí, y enseguida llegó otro.

SIN HUEVOS: No vayas a casa de Eithan, es mala idea.

Fruncí el ceño.

SIN HUEVOS: Hablo en serio Azura, si vas, juro que te follaré tan duro, sin importar que seas mi mejor amiga.

«Pendejo»

Silencié mi móvil, lo metí a uno de los bolsillos de mis shorts, y caminé directamente a mi infierno, algo era seguro, si Rayan no estaba con Eithan, ¿qué hacía Daria con mi novio? Eran amigos, pero...

Vibró nuevamente mi móvil, y antes de tocar el timbre, molesta y pensando que se trataba de Rayan nuevamente jodiendo, sin mirar el identificador, contesté.

—¡Escucha pendejo, si vuelves a...!

—¿Amor?

Casi me atraganto con mis palabras al reconocer la voz de Eithan.

—Lo siento, creí que eras Rayan —me disculpé.

Su estridente risa me causó cosquillas en el estómago.

—Mi primo es un maricón de mierda, no le prestes atención.

—Sí, lo sé —sonreí.

—Pero hablando de cosas importantes, ¿crees que podamos posponer nuestra noche mágica para el otro fin de semana? —Eithan parecía abrumado, su tono de voz era serio y eso me causó mala espina.

Giré a mi derecha y vi su auto estacionado.

—¿Por qué? —cuestioné sabiendo que algo iba mal.

—Porque en estos momentos voy a casa de mi abuela y estoy tomando un avión, escucha... Se puso mal y... —El sonido de una carcajada femenina surgió al fondo de la línea—. Tengo que colgar, te amo, Azura.

Abrí la boca para decir algo, pero no me dio tiempo de nada, solo cortó la llamada. Entonces, por primera vez en muchos años, surgió de mi interior una furia que era más que apocalíptica, y sin decir nada entré a la casa.

De una cosa, si estaba segura, le cortaría el pene a Eithan, y después patearía las bolas de mi mejor amigo.

Previous ChapterNext Chapter