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Capítulo 46: La entrega.

Aquella noche, quizás, una como ninguna otra, Massimo deslizó sus dos manos por debajo de la holgada bata de Aurora, y acarició la que le pareció una perfecta redondez de sus endurecidos senos coronados con sus hermosos botones de rosa. Aurora apretó las piernas y él movió suavemente la de él sobre ...