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Capítulo 1 parte 2

—Allarik —se corrige el hombre que usa una shilaba blanca—. Dígame. ¿Por qué debo invertir en sus tierras? —me cuestiona—. Hasta donde tengo entendido no hay nada de mi interés en ellas —agrega con desdén y su insolencia a la hora de hablarme hace que me hierva la sangre.

Me coloco de pie con toda la elegancia que me conforma y le digo:

—Según los estudios que mande ha realizar con profesionales en el tema, me han informado de que en esa parte que nunca había sido explorada, hay petróleo —el hombre se levanta también y su mirada queda a la altura de la mía.

—¿Y qué lo hace tan especial?

Le dedico una sonrisa ladina, pero Alih AlQantara permanece inexpresivo.

—Porque no estamos hablando de un pequeño charco de petroleo —permanezco en silencio unos segundos y después continúo —. Le aseguro que es el pozo más enorme que se haya podido ver en todos estos tiempos y en cualquier otra nación —la mirada inexpresiva del hombre cambia ahora por una felina.

Sabe que el negocio es muy grande y las probabilidades de pérdida son casi nulas, si me rechaza iré con la competencia y sé que lamentará haber perdido un negocio como este.

—Padre. ¿Con qué aquí te encuentras? —una voz femenina resuena por toda la sala.

—Fatati Aljamila —responde el hombre con una sonrisa de oreja a oreja dejando atrás toda expresión dura.

(Mi niña hermosa)

Mis ojos se desliza a la puerta y no puedo creer lo que estoy viendo, el mundo es un pañuelo y aquí es donde lo vengo a comprobar.

—Sharik AlQantara —pronuncio con una leve sonrisa y ella hace lo mismo.

Los dos tenemos historia y no terminó en muy buenos términos, nos conocimos en la universidad y cuando llegó el tiempo de elegir nuestros caminos solo la dejé ir, ella quería algo que yo no le podía ofrecer "Amor".

Nunca podré ofrecer algo que jamás he sentido y que nunca a mi me dieron, solo me tuve que conformar con lo que la mente de mi madre le permitía ofrecerme desde su prisión y es lo mismo con que le correspondí a la chica que ahora se encuentra aquí.

Prácticamente nuestra relación solo se basó en follarmela y azotarle duro el culo, pero creo que ella lo mal interpretó todo, pensando que teníamos algo serio por las prácticas sádicas que aplicaba con ella durante el tiempo que salimos juntos.

—Veo que estás ocupado, mejor iré a buscar a mamá. —dice ella refiriéndose a su padre, pero no me quita su mirada de encima.

—No fatati, quiero que te quedes y me des tu opinión sobre este negocio.

MIERDA...

—Si es con Allarik, seguro es un buen negocio —pronuncia de forma desinteresada mientras me mira con malicia.

—Si tu lo dices es porque así debe de ser —el hombre me mira y me estira la mano—. Señor Gabad Asol tenemos un trato.

Celebramos por un rato el cierre del negocio brindando con una botella de whisky escocés y después me despido excusándome que tengo que ir a darle las buenas nuevas a mi tío, pero la realidad es que quiero salir de aqui lo más rápido posible.

Desde que llegó Sharik a este lugar no he podido estar tranquilo, ella me dejó muy en claro cuando terminamos que se las cobraría por todo el daño que le había causado y solo por eso su presencia me fastidia, sé que su amabilidad no traerá nada bueno y más cuando la abandoné de la forma en que lo hice.

—Allarik, espera —la voz delicada de Sharik hace que me detenga.

—¿Qué pretendes con todo esto? —la encaro y ella sonríe de forma divertida.

—Nada —se encoje de hombros—. A tí nunca te han dicho que, ¿negocio es negocio y placer es placer?

—Si, pero viniendo de ti no creo que sea nada grato —replico.

—¿Pero por que clase de persona me tomas? —pronuncia de forma teatral mientras se lleva las manos al pecho fingiendo inocencia.

—Te conozco y sé muy bien de lo que eres capaz.

—Y haces muy bien en desconfiar —me aclara—. Aún no se me olvida lo de hace años y no será la última vez que nos veamos Allarik —pronuncia entre dientes y to la ignoro.

Me doy la vuelta y me subo al auto que ya espera por mi, no quiero seguir escuchando estupideces de mujeres locas.

—¿A dónde quiere que nos dirijamos señor? —me pregunta el conductor.

—A playa lobato —ordeno y Ben coloca el auto en marcha.

(***)

Estar en Mónaco tiene sus ventajas y una de ellas es la diversión sin fin, muchos me consideran un tipo sin arreglo y la verdad no estoy muy lejos de eso. Mi vida solo se basa en sexo desmedido y derroche de dinero.

Desabrocho mi camisa y dejo que el sol haga su trabajo, me ubico en el lugar que siempre ocupo en el sector privado y disfruto de la vista. El olor a sodio inunda mis fosas nasales y hace que me relaje, una de las meseras trae mi bebida y me la extiende junto a su número telefónico, desecho el papel y desido ir a caminar un rato, la vista al mar es hermosa pero lo que la hace ver realmente bella es la chica rubia que emerge del agua.

Se sacude su largo cabello varias veces y solo eso me hace querer tocarla, su cuerpo es como el de una diosa, su piel es tan blanca que el sol la enrojece y sus ojos azules son endemoniadamente hipnóticos, el traje de baño que trae puesto es muy atrevido y aunque es muy  revelador resalta a la perfección su esbelta figura.

Las facciones de su angelical rostro son perfiladas, sus labios gruesos y de un rosa intenso me hacen querer atraparlos entre mis dientes; mi respiración se agita y la dureza en mi entrepierna hace que me apriete el pantalón, no sé en que momento mis pies han comenzado a moverse y ahora me encuentro frente a ella, la chica está agachada abrochandose una de sus sandalias y cuando se levanta sin querer tropieza con el brazo en donde sostengo mi bebida y se la riego encima.

—¡¿Pero acaso eres imbecil o solo te haces?! —chilla enojada mientras se trata de limpiar.

—Lo siento señorita....—extiendo la última palabra para que me diga su nombre, pero no lo consigo.

—No te interesa —grita enojada y no entiendo porque hace tanto drama.

—Si quieres los dos nos podemos dar un chapuzón en el mar y así te puedo ayudar a quitarte toda la suciedad —insinuo mientras le paso mis dedos por una de las gotas que le escurre por su piel...su hermosa piel.

En solo cuestión de segundos siento como la mano de la chica se estrella en mi mejilla acertandome en una bofetada, instintivamente toco la mejilla en donde recibí el impacto y la miro molesto, a nuestro alrededor se escuchan las expresiones de asombro de las demás personas, la mayoría sabe quién soy y los problemas que conllevan una ofensa como esta.

—Eres un idiota —grita enojada—. ¿Quién mierda te crees para tocarme? ¿Quién te ha dado el derecho de hacerlo? —sisea con salvajismo.

La sujeto con fuerza por una de sus muñecas y se la aprieto.

—¿Como te atreves tú a tocarme a mi? —siseo—. ¿Es que acaso no sabes quién soy? —digo para asustarla, pero en su lugar solo percibo burla.

La chica aún me mira desafiante y debo admitir que su comportamiento causa ciertos estragos en mi entrepierna.

—No, no sé quién eres y tampoco me importa una mierda —grita mientras se zafa de mi agarre.

Ninguna mujer me había enfrentado antes y ahora, ella llega con su altanería, ¿y se atreve a desafiarme? Nunca una mujer me había rechazado y esto me tiene sorprendido, ha despertado mi curiosidad y eso es casi imposible si se trata de mi.

—Zahira —una mujer unos años más adulta que ella y también con el cabello rubio la jala por la muñeca.

ZAHIRA...EL NOMBRE DE LA CHICA ALTANERA ES ZAHIRA.

La mujer le susurra algo al oido y ella asiente de mala gana, las dos se giran sobre sus talones y comienzan a caminar.

—Zahira —me tomo el atrevimiento de llamarla por su nombre y la chica gira su cabeza para mirarme, en su rostro se puede ver el enfado.

Me acerco a las dos mujeres y aunque no estoy acostumbrado a disculparme hoy me siento de buen humor para hacerlo, lo que ha hecho esta chica me ha impresionado y solo por que ha tenido los ovarios bien puestos, lo hago.

—Lo siento —pronuncio y ella aún me mira de forma asesina—,. Quiero remediarlo, ¿que tal si me dejas invitarte algo? —agrego tratando de enmendar las cosas, pero también tengo otras intenciones.

Zahira se gira completamente y me dedica una sonrisa divertida, la otra mujer la aprieta con fuerza del brazo, pero ella no se mide en lo que me va a decir.

—Ni en tus sueños —pronuncia con burla—, primero se tendrá que congelar todo el mar Mediterráneo antes que yo acepte algo que venga de ti.

Enarco una de mis cejas ante su rechazo.

ESTA MUJER ES INCREÍBLE...

Y antes que pueda replicar algo la chica se gira con rapidez y las dos mujeres se pierden entre el gentío.

Ella no es igual a las demás que he conocido y eso lo pude sentir en cuanto la vi, aunque solo la he mirado por algunos minutos, siento que he visto esos ojos endemoniados en alguna parte. Algo me dice que nos volveremos a ver de nuevo y espero con todas mis fuerzas que sea pronto.

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