




Capítulo 1
MÓNACO MONTECARLO
POV ALLARIK
—All... es hora de irte, nuestros futuros socios del imperio petrolero del sur, te están esperando —dice mi tío Amón dándole pequeños golpecitos a la puerta de mi habitación.
Poso mi dedo indice en mis labios indicandole a la chica que cuelga desde el techo sujetada por unas cuerdas que rodean su cuerpo que haga silencio.
Ella asiente regalandome una sonrisa maliciosa pero la ignoro. Entro al cambiador después de ducharme y busco la ropa que me pondré, optó por vestirme con un traje de tela Blanca playero por el lugar en donde se llevará a cabo la reunión con los socios y salgo colocandome un sombrero, me miro en el espejo acomodándo mi ropa y luego me dirijo a la puerta para salir.
—Allarik —chilla la chica aún atada—. ¿A dónde mierda crees que vas? —pronuncia furiosa.
—Eres muy ruidosa —me quejo por la algarabía de la muner—. ¿Acaso no te han enseñado a no estar gritando a cada momento?... —inquiero entrecerrando mis ojos mientras trato de hacer memoria de su nombre y eso parece enfurecerla más.
—Maldito imbecil —gruñe sacudiensose con violencia y yo sonrio.
Si supiera que esos nudos solo se pueden cortar con algo que tenga filo, la técnica de shibari que utilicé para atarla es una de las más efectivas para inmovilizar a los objetivos.
—Loly, mi nombre es Loly.
—Como sea —digo con desdén—. Bueno, verás me tengo que ir a una reunión muy importante —le explico aunque no espero que lo comprenda—, más tarde enviaré a alguien a desatarte y espero que sepas comportarte como toda una dama al salir de la casa o me veré en la penosa obligación de hacerte humillar por mis guardias —le advierto.
—¿Cómo que más tarde? —chilla la peliroja agrandando los ojos.
—Creo que no eres sorda, alhabiba —digo con sarcasmo mientras me acerco a ella una última vez y le doy una fuerte azotada a su redondo culo.
La chica jadea ante mi contacto mientras le doy un fuerte apretón a sus jugosas nalgas, deslizo mi mano por todo su hermoso cuerpo curvilíneo y cuando estoy de frente; la tomo por el cuello con fuerza y estampo mi boca con salvajismo contra la suya, meto mi lengua hasta su garganta y la suelto solo cuando mis pulmones necesitan aire, la chica respira agitada sus ojos reflejan deseo, pero eso es lo último que obtendrá de mí. No la volveré a ver más y con eso acabo de sellar nuestra despedida.
No le dirijo más la palabra a pesar de sus exigencias y vuelvo a retomar mi postura altiva y altanera.
—Allarik...Allarik trae aquí tu maldito trasero y desatame —vocifera como loca mientras me ve salir por la puerta y no me inmuto.
La verdad me importa una mierda lo que suceda con esa chica, pero mi crueldad no llega a tanto. La última vez que dejé a una chica atada por mucho tiempo, encontré toda la habitación hecha un desastre. Había todo tipo de fluidos desagradables esparcidos por todos lados y la verdad no quiero traer a mi mente esos horribles momentos.
Cruzo por el pasillo y me encuentro a Dharia la ama de llaves.
—Su alteza —me saluda dando una leve inclinación con su cabeza y yo hago lo mismo.
Dharia aunque no es árabe sabe acatar muy bien las órdenes y es muy eficiente en su trabajo, con los meses que llevo viviendo en Montecarlo hemos desarrollado una especie de confianza y se ha creado un pequeño lazo de amistad, ella es la que me ayuda con las chicas que traigo y aunque la última vez a la pobre no le fué muy bien, sé que seria incapaz de negarse.
—Dharia —pronuncio en voz baja para que mi tío no nos escuche—, necesito que me hagas un favor —miro hacia todos lados para asegurarme de que nadie más nos vea.
La mujer coloca sus ojos en blanco suponiendo que es lo que le voy a pedir y niega con su cabeza.
—Ah...no, esta vez no, ni de coña —se queja.
—Dharia...—suelto en un tono amenazante recordándole quien soy, pero es tanta la confianza que hay entre los dos que se me haría imposible imponerle algo.
—Ya dije que no —responde con firmeza.
Suspiro exasperado y la tomo por los hombros guiandola a un lugar más privado, a diferencia de mí ella es diminuta y tiene que alzar su cabeza para poderme mirar a los ojos.
—Es una orden —le digo y ella aprieta sus labios.
Dharia se burla y coloco mala cara ante su insolencia.
—No estás en posición de ordenarme nada. Además, tu tío me prohibió ayudarte o de lo contrario me despedirá —se encoge de hombros—. Aún no entiendo porque tienes que traer chicas a esta casa, si sabes que tu tío te lo tiene prohibido, se supone que tienes dinero suficiente para alquilar una suite en un hotel o alquilar una propiedad en donde puedas hacer tus porquerías —se queja y definitivamente esta mujer no tiene filtros a la hora de hablar.
—Si puedo —le aclaro—. Pero no me da la gana. Además, si llegara a alquilar un lugar no podría tenerte para que limpiaras mi desastre —agrego cínico y ella me mira ofendida.
—¿Eso es lo que soy para tí? Una mugre sirvienta que cubre tus desastres —se lleva las manos al pecho con dramatismo—. Y yo que crei que era tu amiga —pronuncia fingiendo dolor y yo coloco mis ojos en blanco.
Estoy a punto de rebatir algo cuando la voz ronca y áspera de mi tío nos sobresalta.
—¿Qué estás haciendo aún aquí Allarik? —me pregunta molesto.
—Solo le estaba dando algunas órdenes a Dharia.
—¿Cómo cuál? —pregunta de manera sarcástica y con eso me confirma que ya lo sabe todo— ¿Soltar a la pobre chica que tienes atada desde anoche? —me fulmina con su mirada y yo trago duro—. Por Allah Allarik, los gritos de esa mujer y de todas las que traes cada noche a escondidas los he podido escuchar noche tras noche ¿Y sabes que es lo peor? —niego con mi cabeza—. Que no me dejan pegar el ojo en toda la maldita noche.
¡Carajo...!
—Tío Amón...yo...
—Yasimat altifl alsakhif —gruñe y yo enmudezco.
(Callate niño tonto)
Dharia se gira sobre sus talones y se va huyendo dejándonos ahora solos.
—Tienes que madurar —me regaña— ¿Es que acaso no quieres el trono?
—Es lo que más deseo en este mundo —respondo encarandolo.
El más que nadie sabe los motivos por el que lo quiero, desde que murió mi abuelo, mi tío se ha hecho cargo de nuestra nación, sé que a él nunca le gustó la idea de gobernar pero como no había nadie más; no tuvo más remedio que hacerlo.
El nombre de nuestra familia y nuestro honor quedó mancillado por la culpa de ese maldito hombre, ese mismo que exilió a mi madre a una maldita torre rodeada de mujeres dementes y abandonadas, por su culpa me crié solo, el me lo arrebató todo y yo también le haré lo mismo.
—Entonces compórtate como se comportaría un líder —sus ojos cansados me miran y suspira profundo—, toda la vida no estaré aquí para hacerte entrar en razón, si quieres el trono ya te he dicho mil veces lo que tienes que hacer.
—¿Casarme y sentar cabeza?
—Si —responde con rotundidad.
A pesar de que mi tío es un hombre moderno aún se deja rejir por las tradiciones de nuestra nación, una de ellas dicta que si el próximo heredero al trono no se casa, no podrá ocupar el lugar que le corresponde.
El próximo en la línea para heredar el legado Sogamons soy yo, aunque mi tío se casó nunca tuvo hijos, su esposa murió al poco tiempo de que se casaran y mi tío prefirió no volver a contraer nupcias, aunque nuestras tradiciones nos permiten tener varias esposas, él se negó a rehacer su vida.
Ahora estaba yo aquí, esperando que el desistiera de esa inútil idea de hacerme conseguir una esposa y solo me cediera lo que me pertenece por derecho.
—No quiero hacerlo con alguien que no ame —sé de sobra que eso jamás sucederá no creo en el amor y no puedo dar algo que a mi siempre me negaron—, no quiero que el resto de mi vida siga siendo miserable e infeliz —me quejo mientras lo miro desafiante—, ya bastante me ha tocado haberme criado sin un padre, ni una madre, para que ahora tú me quieras obligar a estar atado de por vida a una persona con la que no seré feliz —mi voz tiembla por la rabia.
—Allarik —me mira con pesar—. Tienes que dejar el pasado atrás y seguir adelante —agrega menos enojado.
—Sabes que no puedo —le digo mirandolo a sus imponentes ojos marrones—. Le hice una promesa a mi madre y se la voy a cumplir —aseguro
—A veces las cosas no son como te las hacen creer —responde el con calma.
—¿Ah, no? —le cuestiono lleno de cólera—. Entonces porque no me ilustra.
—Sabes que a mi no me corresponde decirte esa verdad y aunque te lo diga te negarás a creerlo, tu madre te ha llenado la cabeza de cucarachas todos estos años y reconozco que fue un error de mi parte obligarla a hacerce cargo de ti —me dice mientras me mira con pesar y odio eso—, esa mujer es una loca.
—No te permito que te refieras a ella de esa forma —grito furioso—. Ella también es tu familia.
Mi tío Amón me mira resignado y niega con su cabeza.
—All, cuando te des cuenta de como son las cosas en realidad espero que no sea demasiado tarde y después no te lamentes.
Mi tío me da la espalda y se marcha, nunca voy a desistir de hundir a aquellos que nos humillaron, bastante nos ha costado volver a hacernos de un nombre y más aún levantar el honor de nuestra familia. Fueron épocas difíciles para nuestro pueblo, pero ahora que yo tome las riendas todo será diferente, él imperio Sogamons crecerá y verá arder el de los Moftafard.
Odio a toda esa maldita familia y aún más al prepotente heredero a su trono. Zahel Moftafard, el muy hijo de puta se cree superior a todos pero a la hora de la verdad queda en pañales delante de mí.
—Allarik —escucho pronunciar a mi tío aún enojado—. ¿Qué haces todavía ahí? Anda, mueve tu culo y ve a la reunión con los petroleros del sur que bastante nos costó que nos dieran una cita —me recuerda y lo obedezco.
De este negocio dependen muchas cosas y la más importante es ganarnos al magnate petrolero como un aliado.
(***)
—Entonces, señor Gabal asod —un leve corientazo me recorre el cuerpo al escuchar mi primer apellido.
Escuchar ese apellido es como un recordatorio de las migajas que siempre he recibido, eso es solo lo que obtuve del hijo de puta que se hace llamar mi padre, como bastardo no tengo estatu en su jerarquía y mucho menos permiso de pisar sus tierras o me matarán.
Al parecer a su mujer no le sentó muy bien la noticia de que mi padre tendría su primer hijo fuera del matrimonio, la mujer no lo soportó y le exigió a mi padre no tener nada que ver conmigo, y eso a él no le costo mucho, lo único que obtuve de ese hombre fue su apellido y lo aborrezco, no puedo negar que me ha abierto muchas puertas y eso es lo único bueno, pero de igual manera lo odio.
—Allarik —lo corrijo de la forma más amable que puedo.
El hombre me mira entrecerrando sus ojos y aprieto un poco el vaso lleno de whisky que me ofrecieron en cuanto llegué, no puedo cagarla o de no mi tío me colgará de las pelotas, nos costó mucho llegar hasta aquí y no puedo irme con las manos vacías.
El hombre pudo hacer la negociación con el encargado de la compañía, pero en su lugar prefirió que un mismo miembro de la familia real viniera a tratar el asunto, ahora estoy aquí, sin casi nada de paciencia y lo peor es que tengo que convencer al hombre o mi tío me matará.