




4- El amor apesta
La Joven no se sentían muy cómoda con su nueva situación,suspiró profundo y trató de pensar que le tocaba aguantar al engreído heredero.
Con lo que había vivido con Victor era suficiente en su vida para estar alejada de gente de la aristocracia.
Por el momento no le quedaba de otra que cumplir con mantener la farsa de ese contrato de matrimonio,por suerte Eduardo no le había propuesto nada indecente hasta el momento.
–Abogado bienvenido a mi hogar,le esperaba.--Saludó Eduardo al apoderado de su padre.
–Buenas tardes.--Respondió el hombre sin mucho afán mientras colocaba su maletín a un lado,su mirada analítica se posó sobre Isabella.
—Le presento a mi esposa,aquí tiene el acta de matrimonio como mi padre lo exigió.
¡Un placer,señora Bustamante!
—El gusto es mío señor notario.--La joven sonrió y pensó -- es una pena,ese apellido no me gusta ,justo tenía que ser Bustamante,cómo el desgraciado que me dejó,si no estuviese muerto mi suegro pensaría que se trata de la misma persona,¡estoy muy paranoica!
Arteaga revisó el documento en forma cuidadosa.
La joven Isabella estaba al lado de Eduardo cuál esposa amorosa.
—Todo en orden.
— Abogado,¿Puedo ofrecerle una taza de café?--Preguntó Isabella.
—Sí por favor.
—Querido,¿también quieres café?
—Sí mi,cielo.
Eduardo le besa en los labios y sonríe.
—Ya vuelvo voy a decirle a la criada que traiga una merienda.--Añadió la joven con amabilidad.
—Es linda tu esposa y muy amable.
—Sí, yo la adoro.
La joven volvió y se sentó al lado de Bustamante tomándole la mano.
—La condición de tu padre tiene una variante.
—Ya me casé,¿cuándo puedo disfrutar de mis bienes,abogado?
—No tan rápido, jovencito.
—¡No!,¿ahora que otra ocurrencia tuvo mi padre?
—Algo sencillo,debes de convivir al menos un año de casado ,lo que no será problema para tí,ya que les veo muy enamorados—Agregó Arteaga.
El semblante del joven cambió y su frente mostró una arruga de preocupación.
–Sí tienes razón,tampoco es que estoy tan apurado por tomar posesión de mis bienes,puedo esperar. –
El Joven trató de demostrar indiferencia para no despertar suspicacias en Arteaga,él sabía que el abogado de su padre era un zorro viejo y un sólo paso en falso y todo el parapeto armado se iría por la borda,la mucho esfuerzo hacia al meter a esa chica de bajo condición social a su mansión,aunque no era tal sacrificio,la había detallado bien y bien arreglada podía pasar una dama de sociedad.
Isabella por su parte se sintió contenta pero disimuló mientras pensaba—Seis meses en la mansión,ésta es la vida que yo me merezco.
—Con permiso aquí les traigo café— dijo la criada.
—Este tinto es especial, Clemencia—Añadió el abogado de la familia mientras saboreaba una humeante taza de café.
—Aparte de éste requisito hay alguna otra exigencia de mi padre.
—No,es lo último que debes cumplir y luego puedes tomar posesión de todo los bienes que te heredó mi buen amigo Bustamante.
—Esta casa tiene sus gastos,el mantenimiento sale costoso,¿cómo voy a cubrir los gastos?
—Tú padre pensó en eso y hay una partida especial para los gastos domésticos que voy a manejar yo porque Victor me declaró tu albacea.
—Es decir que no puedo disponer de un sólo centavo de mi dinero.
—Tendrás casa y comida que es lo esencial,de los gastos que se generen yo me haré cargo,hasta luego.
El abogado volvió a mirar a Isabella antes de marcharse.
–Hasta luego señor,vuelva pronto.--Se apresuró a decir la chica,el abogado le sonrió e inclinó su cabeza en señal de respeto. --Así será,
yo supervisaré que esta condición se esté cumpliendo,nos veremos a menudo.
Una vez que la puerta se cerró,Eduardo quién había permanecido sentado con las manos en la barbilla, se incorporó y dijo —Esto alarga más nuestro acuerdo.
¿Quieres que me quede?
—Sí,es necesario no hay de otra,a tí te conviene porque te pagaré más dinero—Argumentó Eduardo.
—Acepto encantada ,no tenía donde vivir pero ahora éste será mi hogar por los próximos meses.
—Con el dinero que voy a pagar puedes comprar un departamento.
—Me conviene este trato que hemos hecho,el tiempo pasa rápido tú tendrás tu herencia y yo mi apartamento que tanta falta me hace—ella entrecerró los ojos con emoción.
—Pobre chica,¿cómo puede ser feliz con tan poco?—Pensó el joven.
—Me retiro a mi habitación —añadió ella.
—Ve a descansar te mando a llamar cuando esté listo el almuerzo.
Ella subió las escaleras con pose de modelo y Eduardo la observó y esbozó una sonrisa al susurrar —¡Que guapa es Isabella!
Él no dejaba de pensar cómo una mujer tan linda había terminado viviendo en la calle.
Media hora después el joven subió a su habitación,miró de reojo, la chica había dejado la puerta de la habitación entreabierta.
—Esta mujer es incapaz de cerrar la puerta.
Sus ojos se fijaron en el hermoso cuerpo de la chica que se quedó dormida en bikini.
—Uff qué retaguardia que se gasta la indigente ésta.¡Tantas curvas!—El joven cerró la puerta con mucho cuidado de no despertar a Isabella.
—Señorito el almuerzo está listo—avisó Clemencia.
—Voy a esperar media hora,mi esposa duerme.
—Conmigo no tiene que aparentar niño,usted busco a esa muchacha para aparentar un matrimonio.
—Vieja,a tí no te lo puedo ocultar,me conoces desde chico.No quiero que el teatro se me caiga,los demás no deben saber que es un matrimonio por contrato.
—Sí,señor.
El almuerzo se sirvió para ellos dos,un suculento pollo horneado con papas al vapor y postres variados.
—Tengo un apetito voraz,me comería un elefante—Añadió la chica.
—Lo que cocinó Clemencia fue un pollo,el elefante te lo debo.
Ella le brindó una linda sonrisa y él admiró su belleza.
¡Qué gracioso!--Ella comió de todo un poco.
—Sí que tienes hambre—Agregó Eduardo que apenas ha tocado su comida.
—Canina,¿no te vas a comer eso?,la comida no se vota, hay mucha gente hambrienta en las calles.
—Oh,no tengo apetito,toma la mía—Extendió su brazo para darle el plato y sin querer le rozó la mano a la joven.
Sus miradas se conectaron y ella sintió una especie de corriente al roce con la piel del joven.
—Es bonita,pero come como si la hubieran encerrado,es salvaje para mi gusto,nada que ver—Reflexiona el millonario.
—¿Qué tanto me miras?
—Nada,sólo admiro tu belleza.
Isabella se dio cuenta de que Eduardo la observaba extasiado y no pudo dejar de pensar en ese momento que todos los millonarios eran iguales.
—Te gozan y luego te abandonan cómo a un estropajo que no sirve para nada,de seguro Victor quería deshacerse de mí y se lo encargó a Claudia,ella no actuó por cuenta propia.
–Te veo luego voy a arreglarme para salir.--Añadió Eduardo.
La criada le hizo entrega a Isabella de unas cartas que eran para Eduardo.
— ¡Yo se las entregaré!
La puerta de la alcoba no tenía seguro puesto,Isabella pasó con confianza.
El joven se duchaba, la puerta es de cristal transparente y puede verse todo de afuera.
Una estampa muy varonil de pectorales muy pronunciados.El Agua caía cómo cascada sobre su musculoso cuerpo.
Él lavaba su cabello con champú y no se percataba de la presencia de la joven en la habitación.Ella colocó las cartas en la mesita de noche y se retiró.
Isabella se encontraba algo aburrida,colocó una música y bailaba al ritmo de una pegajosa bachata.Eduardo la miraba al pie de la escalera y se reía en silencio.
¡Oh,lo siento!
—Me hubieses dicho que querías bailar,soy el mejor bailarín que puedas encontrar.Ven para acá y te enseño como se baila.
—Para luego es tarde, vamos a ver quien enseña a quién?
Ellos bailan al compás de la música y sus ojos se encuentran,Eduardo piensa—¡Que piel tan suave,tiene labios sensuales me provoca robarle un beso.
–No te atrevas a besarme o te doy tu bofetada.--Pensó Isabella.
La voz del notario Arteaga los sacó de su burbuja.
—Hacen buena pareja.
Ellos se separaron y la chica apagó la música.
—Arteaga,regresaste.
—Sí ,es que supuse que al estar recién casados necesitas dinero para llevar de paseo a tu esposa.
—Pues sí me hace falta,pensaba llevarla a bailar.
—Me parece buena idea,aquí te traje éste dinero de reserva.Voy a la cocina por un café de Clemencia.
—Este Arteaga está viniendo mucho a la mansión,seguro sospecha que el matrimonio es una farsa.
— ¡Cállate,allá viene!
—¡Mi amor te amo! Eduardo le dio un beso intenso que la dejó sin respiración.
—Yo te adoro más.
Isabella se notaba sonrojada y trató de disimular.
—No la encontré en la cocina,debe estar en el jardín.---Expresó Arteaga.
—Mi vida,dile a Clemencia que nos traiga café.
—Oh sí por supuesto.
Eduardo le dio una palmada en la retaguardia,cuándo ella volteó.
—Me alegro que por fin hayas encontrado el amor.
—Estoy felizmente casado, abogado.
—Espero que no te sientas vigilado y observado por mí,nada más cumplo con ver que las cláusula de testamento se respeten.
—Mi papá no contaba con que yo sentará cabeza algún día.
—Pero sucedió y me alegra que sea con una joven sencilla y buena a la cual amas lo que hará más sencilla y factible la dirección de las riendas de la empresa.
—Yo seré el mejor administrador de mis bienes Arteaga.
—Nunca me cansaré de tomar el café de Clemencia,ahora si me voy.
El abogado se marchó y ella miró feo al joven.
— ¿Por qué me ves así?
—Me diste una nalgada y me besaste sin avisar.
—A mí me pareció que te gustó.
Él hizo gala de una cínica sonrisa y ella lo miró con expresión de disgusto. -- Lo vuelves a hacer y te doy tu cachetada.
— ¿A poco no te gusto ni un poquito?
—Quiero dejar claro que no me interesa tener nada contigo,ni con ningún otro hombre,el amor apesta y lo que trae es problemas.
— ¿Qué fue lo te hicieron?
—No deseo hablar de eso.Mejor dime cómo era tu papá,es curioso que no hay fotos de mi suegro en esta mansión.
—Están en la habitación de mi padre,las mandé a recoger todas.
— ¿Duele mucho su ausencia,verdad?
—No fui el mejor de los hijos,ya no recuerdo ese último momento que pasamos juntos.
Ella le dedicó una mirada compasiva y le dijo. -- Gracias por el celular que me regalaste,me alegra haber recuperado mi línea telefónica.
—No es nada,trabajas para mí es lo menos que puedo hacer por tí,para que me perdones lo patán que he sido contigo.
Una llamada interrumpió la conversación entre ellos,es el móvil de Isabella. Se refleja la palabra,”Mi amor”.
— ¿No piensas atender?
—No,esa persona para mí se murió.
— ¿Tanto lo odias?
—Por su culpa perdí mi empleo y mi hogar.
—Con razón eres tan arisca.
Ella lo miró con ojos impávidos,él joven se disculpó de inmediato,lo último que deseaba era que Isabella se marchará y todos sus planes de cobrar la herencia se frustraran.