Read with BonusRead with Bonus

5

O'Conner.

Miré los papeles que me había mandado Brodick para que los leyera. Y eso era justamente lo que estaba haciendo, leer los papeles. Pero no entendía ni mierdas porque de mi mente no lograba sacar la imagen viva desnuda de Annelisse. Mágicamente anoche me embriagué a su nombre, y como soy estúpido fui a su habitación dónde dormía.

Debo admitir que no creí que cayera ante mí borracho, pero sí estaba seguro que ella me deseaba tanto cómo yo lo hago con ella. Elisse es un pecado y lo sabe, es una mujer muy hermosa y sexy natural. No veo nada que no le falte, tiene todo lo justo. Pechos grandes y rellenos, culo respingón en forma de corazón, piernas largas gordas —aunque no tanto—, y duras. Ella es perfección total, estoy casi seguro que tiene miles de hombres comiendo de la palma de su mano.

Yo soy uno, no dudaría en follar a Elisse de nuevo, ella es jodidamente increíble y se siente tan bien. Ella es como un imán, tiene algo que me atrae, me hace querer más, con ella siento que nunca voy a saciar mí sed hacia ella. Quiero tomarla, y no soltarla jamás.

Tomo un trago más de bourbon, y lamo mis labios. Hecho un vistazo a los jodidos papeles que no les he prestado nada de atención por ella, sólo por ella. Recargue mi espalda de la silla, echando la cabeza hacia atrás, seguido de cerrar mis ojos. De nuevo, imágenes de aquella noche vienen a mi mente rápido.

Estoy deseando tener sexo con ella de nuevo. Estoy deseando volver a ver su rostro pálido y hermoso, ver sus ojos azules cómo el cielo, ver los lunares que tiene en su espalda y acariciar su hermoso cabello rojo fuego. Deseo verla, y hacerla mía nuevamente. No recuerdo cuando fue la última vez que me sentí así con una mujer, pero Elisse es diferente. Ella es diferente.

Quisiera conocerla un poco más.

Algo que también me jode es la relación estrictamente profesional que deberíamos mantener ella y yo. Pero a la mierda, volvería a tener a esa mujer cueste lo que cueste, sólo que debería ser cuidadoso y precavido, no me gustaría perder mi reputación y negocio, aún así sea por ella. Mi mejor amigo, y socio, entra a la habitación un poco aireado y con una sonrisa divertida en sus labios.

—Acabado de ver a la mujer que te trae loco con otro—masculina riendo y me tenso—. Vaya hombre, sí que está buenísima.

Trato de respirar y recordarme que sus palabras no me van a afectar. Que lo que haga ella no me va a afectar.

—Mañana mismo partimos de nuevo a Nueva Orleans—informo—. Firmaré los papeles, después de todo, confío en Brodick.

Él asiente, sirviéndose un trago de bourbon, sin duda, el bourbon era nuestro favorito desde adolescentes.

—See—dice—. Es un buen tipo.

Río.

—¿No irás a su habitación? —pregunta y mi respiración se vuelve dificultosa.

Imaginarla con otro hombre me hierve la sangre, la quiero para mí y nadie más. Estaré pensando como un jodido imbécil ahora, pero llevaba cinco meses esperando tener a Annelisse y imaginar que otro la está tocando me mata. ¿Qué me está pasando? Yo nunca fui así con otra mujer, Elisse es la excepción.

Ella es dulce, segura, decidida, pero a mi lado es tímida. Aunque hablando en el ámbito sexual, no lo es. Es una jodida diosa experta, que me hace esperar por más. Quiero más.

—Estás cayendo bajo, hermano.

No lo miro, sólo me levanto de mi lugar para abrir la puerta y ir a la de Elisse. Puedo escuchar la risa estúpida de mi mejor amigo, pero no le hago caso. Ya estoy tocando la puerta de Elisse, y cuando abre, no parece acompañada, en absoluto, pareciera que estuviera viendo un maratón de películas.

Eli.

No me esperé verlo frente a mi puerta. Ahora mismo mis piernas flaquean al ver sus ojos azules que tanto me gusta, y ver que parece molesto, me pone sumamente cachonda. Se ve cómo un jodido toro así de rojo, él parece a punto de explotar. ¿Qué le pasa?

—¿Está bien señor? —pregunto inocente.

Puedo saber que por su mirada, está deseando volver a repetir lo de anoche, y me alegra saberlo. Yo también lo deseo, no dejo de pensar en él dentro de mi una y otra vez. Es una bestia cuando se trata de sexo, y es jodidamente bueno.

Lamo mis labios cuando los siento resecos, y eso llama la atención de Conner.

—No hagas eso—pide.

Me sorprendo al escuchar su voz ronca,  y eso hace que mi corazón vaya a mil. Él acaba de pedirme que no lama mis labios, lo prende. Sin hacerlo a propósito, sólo por costumbre, lamo mis labios de nuevo, y escucho el gruñido que suelta Conner.

—¿Hay alguien contigo? —pregunta sonando celoso, eso hace que mi corazón bombee aún más.

Mis piernas son gelatina justo ahora, ¿qué me hace este hombre? Soy débil ante él, me hace perder la cordura y me vuelve sumisa de una manera increíble. Emociones que no experimentaba antes despiertan junto a él, y es algo extraño, jamás me había sentido así. Él es como un volcán a punto de explotar, y yo un tornado a punto de arrasar con todo a su paso.

Pero que me esté celando,  me hace sentir la jodida reina de su mundo. Me han sentir importante en su vida, ¿por qué? No lo sé, pero se siente sumamente genial saber que lo tengo comiendo de mi mano, ¡yupi!

—No, no hay nadie—comento relajada, a pesar de mi voz ronca por tantas emociones juntas—. ¿Por qué?

Él maldice y apretado sus puños, puedo ver cómo su respiración vuelve a ser normal. Se le ve relajado, y pasivo, aunque su mirada me desnuda por completo. Y sé que quiere hacerlo.

¡Hazlo!, pienso.

Nada lo detiene, ¿por qué no lo hace?

—Sé lo que piensas—me atrae a él en un movimiento rápido, nuevamente siento mi corazón bombear rápido, éste hombre quiere que me dé un infarto—. No te hago mía ahora porque tengo mucho trabajo, estaré disponible a las diez de la noche.

Y sin decir más, me deja un casto beso en los labios y se va.

Cierro la puerta, y me recuesto en ella. El calor sube por mi cuello hasta llegar a mi rostro. Él me está invitando ir a su habitación para follar, y no voy a rechazar la oferta, la voy a aprovechar.

—Ese hombre me va a matar—susurro para mí.

Me levanto del piso, y voy a echarme una ducha fría, porque la necesito, ver a Conner celarme de esa manera y escuchar su voz ronca, me puso inmediatamente cachonda. Estoy queriendo nuevamente sentirlo dentro de mí.

Deseo sentirlo dentro de mí moviéndose como bestia, pienso.

Agua fría cae sobre mí piel caliente, relajándome. Es justo lo que necesito ahora, enjabono mi piel con el jabón olor a pepino, y nuevamente vierto champú en mi cabello para lavarlo. En cuanto me siento lista, salgo poniéndome una blusa larga y holgada. Me devuelvo al baño, para cepillarme los dientes.

Salgo de nuevo, y tomo mi teléfono de la mesa de noche para llamar a Abril, ella de seguro querrá escuchar lo que pasó. Pasan cuatro pitidos hasta que oigo su voz seguido de gemidos, ups, creo que la llamé en un mal momento.

—¿Tienes tiempo para mí? —pregunto rápido.

—Claro, siempre tendré tiempo para mí mejor amiga.

Abril es única, y por eso la quiero. Pone nuestra amistad pro encima de todo, a pesar del poco tiempo que llevo conociéndola, es una increíble persona.

—Conner y yo lo hicimos anoche—escucho el grito que suelta y hago una mueca, la muy perra casi me deja sorda, pero aún así, me río.

— ¡Lo sabía! —chilla.

—Sí... pero todo con él es raro.

—¿Cómo así nena?

—Que con él a mi lado me siento completa, ¿entiendes? Él me vuelve vulnerable, débil, tímida... y un poco de cosas más.

La risa nerviosa de Abril me asusta un poco.

—Cariño, ¿en serio no sabes qué te sucede?

Yo niego con la cabeza, a pesar de que no pueda verme.

—No.

—Te está empezando a gustar.

O'Conner.

Miré cada paso que daba aquella mujer que me traía loco sexualmente. Había soñado con ella múltiples veces teniendo sexo, era increíblemente excitante. Y ella estaba al tanto.

Quería proponerle sexo entre nosotros nada más, pero no buscaba las palabras correctas, sin embargo, lo que dijo me dejó sumamente anonadado.

—Te propongo sexo—dijo simple, cruzándose de piernas—. Verás... eres muy atractivo y no aguanto ya la espera de meterme en tu cama, o tú en la mía.

Pero ya lo hiciste, quise decirle.

Me eché una carcajada seca. —¿No se suponía que yo tendría que proponer algo así?

—El hombre propone, la mujer dispone—confiesa,relamiéndose los labios —. O puede ser al revés...

Tenía razón, algunas veces, los papeles se podrían invertir. Y que ella me lo pidiera me ponía más duro aún, y verla con ese diminuto vestido, que me hace ver sus pezones erectos, demonios, me ponía más duro aún.

Ella quería provocarme, y lo está haciendo a la perfección.

—Cristo, quieres matarme—jadee.

Ella rió y su risa fue lo mejor que escuché en el mundo. Mi pecho se contrajo en calidez al igual que mi corazón. Se veía hermosa riendo, rizos rojos caían sobre sobre rostro haciendo que se viera aún más preciosa. Incluso, podría jurar que sin maquillaje,es la diosa más hermosa del planeta.

—Hay condiciones.

Eso llama mi atención, y arqueo una ceja en su dirección. Su postura se vuelve hacia mi, mostrando una vista de sus pechos bien formados y duros, y solté un gemido ronco. Sonrió satisfecha al saber que ella provocaba aquello en mí. Es una mujer lista, mucho.

—Te escucho, cariño—el cariño se me fue demás, pero en su rostro vi un brillo que llamó mi atención, a ella le había gustado que la llamara así.

Y lo haría más seguido, sólo por ella. La mujer que no salía de mi mente desde que la vi entrar a  mi compañía. Le diría cariño porque lo siento, y porque me  gusta.

—No tendrás sexo con ninguna mujer que no sea yo—dice, dejándome estupefacto, pero me parece justo, yo quiero lo mismo—. Será igual para mí. No estaré con nadie, si tú no estás con nadie.

—Me parece perfecto, cariño—refuto feliz, ¿feliz?

No sé porque me siento de aquella manera, pero se siente bien. Muy bien.

La noche la pasé mejor que bien con Annelisse durmiendo desnuda entre mis brazos. La calidez y paz que desprendía me embriagaba queriendo más de ella, y sabía que las palabras de Richard se estaban haciendo realidad.

Estaba cayendo por Annelisse, y me gustaba.

Previous ChapterNext Chapter