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Extra 2

Dos años y medio después, esa pequeña personita se había encargado de poner sus vidas de cabeza. Ahora, la más mínima cosa lo hacía llorar; a su vez, la mínima cosa le sacaba carcajadas.

―Tadeu, amor, ven. Si te subes ahí, te vas a caer ―pedía Libia con voz dulce.

―¡Pintinho! ―exclamaba el niño una ...