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Un trato justo

Fahik Abdullah Yagis

Mi reloj marcaba las diez y dieciséis minutos de la mañana y todavía pensaba en ella. Sabía que no debía hacerlo, pero era inevitable. Ella hacia imposible esa misión. Era su olor, ese color dorado ene l cabello. Los ojos tan dulces, esa boca roja. Me volvía loco de deseo ...