




08
Al terminar de cenar, se levantaron de sus sillas y cada uno se dirigió a su habitación. Sin embargo, Alicia invitó a la muchacha a pasar la noche en su habitación, así podrían disfrutar más la una de la otra mientras miraban una película de terror. Era el género favorito de la muchacha y a la otra joven no le agradaba mucho, prefería las comedias románticas o incluso una de ciencia ficción. Desde pequeña solía evitar ese tipo de películas porque le daban mucho miedo y luego no podía dormir. Pero haría una excepción, ya que estaría acompañada por Alicia. De lo contrario, no habría aceptado la invitación.
En pocos minutos, luego de ponerse los pijamas y cepillarse los dientes (aunque no debieron hacerlo ya que había una enorme charola de palomitas de maíz y golosinas sobre la cama), se echaron a reír al darse cuenta de su equivocación. Ahora podían ver la película. Finalmente, se acostaron en la cama y reprodujeron la película que ya había empezado con su típica melodía misteriosa de fondo. Solo eso hizo que a la muchacha se le erizara la piel y que quisiera taparse la cara con las sábanas. Pero no era tan cobarde, así que decidió mirar. Después de todo, solo era el comienzo de dos horas, las dos horas más largas de su vida.
—"Ah, no tengas miedo, sabes que todo eso no es cierto, ni siquiera es tan aterradora", habló Alicia, después de un rato, al verla con la tela en el rostro.
A Alicia le causaba mucha gracia ver a su amiga tan temerosa. No entendía cómo una simple película podía afectarla tanto.
Hope anunció que iría por un vaso de agua, aunque solo era una excusa barata para alejarse un poco de ese ambiente que no le gustaba ni un poquito. Había intentado estar tranquila durante toda la proyección, pero media hora después todo se volvía más sangriento y eso no le agradaba. Así que, poniéndose las pantuflas de Alicia y casi despavorida, salió de la habitación en dirección a la cocina. No era por el vaso de agua, sino para estar un rato alejada. Esperaba que su amiga ni siquiera notara su ausencia, ya que estaba tan atrapada en la película. Eso le ayudaría a permanecer alejada más tiempo.
Lo que no esperaba la muchacha era encontrar a Ashton sentado en uno de los asientos altos mientras disfrutaba de un delicioso postre. Abrió los ojos de par en par y estuvo a punto de salir corriendo y volver a la habitación, sin importarle lo que faltaba de la película. Pero entonces él notó su presencia, la miró fijamente y ella ya no pudo escapar.
O la consideraría una anormal.
Se encontró apenada, no estaba en su casa para andar por ahí. Quizás él pensaría que ella estaba husmeando, pero eso no era así. En todo caso, ardía de bochorno por la situación. Aunque en realidad no estaba haciendo nada malo.
—"Yo... Solo venía por un vaso de agua, perdóneme", se disculpó ella.
—"No deberías pedir permiso ni perdón. Estás en tu casa, ya te lo había dejado saber. Así que no hay ningún problema", recordó él mientras se llevaba la cuchara a la boca.
El gesto le pareció un poco atrevido o tal vez era su imaginación jugándole malas pasadas. También sentía una intensa necesidad que pulsaba en su interior y la hacía sentir fuera de este mundo. Nunca dejaría de sentir cosas extrañas por él, sensaciones que nunca pensó que experimentaría. Ahora conocía y podía palpar de manera más real todas esas emociones profundas y alocadas. Estaba mintiendo si decía que no sentía un montón de mariposas en el estómago. Aunque, para ser sincera, lo único que sentía en su estómago eran dragones expulsando fuego por la boca.
Pero ese ardor se extendía hacia el centro de su ser, donde palpitaba una enorme urgencia por ser saciada.
¿Era excitación? El significado de la palabra se aplicaba a la connotación febril de estar cerca de ese hombre mayor, lo cual causaba revuelo y toda clase de cosas que deberían ser censuradas incluso para ella, que tenía 21 años de edad. Todo se sentía tan intenso y podía imaginar cosas muy explícitas en su mente, aquello que ponía su corazón a latir como un caballo desbocado y cortaba drásticamente su respiración. Ya ni siquiera sabía si estaba viviendo ahora, porque bajo las llamas de esos ojos se reducía a simples cenizas.
—"De acuerdo, gracias", respondió.
Mientras se servía un vaso de agua, aquel líquido cristalino volvió a hablarle. Ella apretó los párpados sin siquiera voltearse.
—"¿Solo un vaso de agua? Pues... Hay más pastel en la nevera, córtate un pedazo y ven a comer junto a mí", la invitó. Maldijo en voz baja, no podía creerlo ¿acaso quería darle un infarto? No tenía idea.
—"No creo que...". Al fin lo vio, él tenía una sonrisa en el rostro. "Estaba viendo una película de terror con Alicia".
—"Recuerdo que una vez me dijiste cuánto odiabas esas películas".
Parpadeó incrédula, no recordaba haberle comentado eso. Quizás Alicia se lo mencionó y él estaba confundido. En cualquier caso, era cierto lo que decía. ¿Qué pretendía expresar con eso?
—"Bueno, sí, no soy fanática de ese género. Pero no quería dejarla mal, así que opté por verla con ella. No sé de qué trata y ya lleva casi una hora", añadió ella sin poder ocultar la sonrisa. Ambos sintieron un clic.