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Cuando amaneció, la resaca fue infernal y odió levantarse, la punzada en su cabeza era insoportable. Por suerte tenía tylenol. Luego de eso se dirigió al gran salón que tenía como living. No tenía hambre, la verdad.

Y media mañana ocupó su cabeza en la joven que estaba no muy lejos de él, la recordó...