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Dime que mientes

Amaia

¡Bésame!

Era incapaz de responder. Quería decírselo, pedirle o mejor, rogarle que me besara él a mí. Que borrara todo de mi mente, que me devolviera a los labios del Aidan de siempre, siendo la Amaia que un día fuí.

Pero no podía.

Lo veía de cerca, lo respiraba, inhalaba su aroma y me sentí...