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Aídan

La ira  caminaba por  mis sentidos, emponzoñando todo a su paso.

Saber que alguien desea a mi mujer me vuelve loco, me destruye la calma, la poca que poseo. Suponiendo que posea alguna.

Y si ya imagino, que saben a qué huele su piel...ese es mi fin, la razón desaparece y la locura prevalece...