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Inevitable

Amaia

Desnuda, con su cuerpo sintiendo el mío, el mío llorando al suyo y  ambos respirando el mismo amor, era imposible obligarme a rechazarlo.

A rechazar lo inevitables que somos.

— ¡Resístete a mí ! — me susurraba al oído, mientras sus manos hacían estragos en mis deseos más carnales — muéstram...