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El olor de la pólvora

Aitana

Ya estaba en mi casa.

Era de noche y por fin me sentía a gusto.

No había nada como estar en casa.

Mi madre descansando en su cuarto; la pobre había pasado por el mal momento aquel con mi padre, del que todavía no sabíamos nada y sobre todo, no sabíamos porqué  había tratado de matarla.

Ell...