Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 5: Los celos del magnate

Capítulo 5: Los celos del magnate

Me quedé por unos segundos pensando cosas innecesarias en la cama como, la poca información que Edward me daba, como si intentara ocultarme algo, tal vez ese acuerdo de no preguntar nada era porque quería dejar el trabajo de lado pero… lo normal que las personas hacían era conocerse al menos un poco, mucho más ahora que íbamos a pasar mucho tiempo juntos.

Pero claro, Edward desde un principio no parecía normal.

Me estremecí un poco cuando escuché la puerta del baño y volteé hacia él observándolo salir, notando que ahora tenía puesto un pantalón corto como si fuera a ir a la piscina.

—Uhm, ¿no vas a dormir? —pregunté confusa.

Él terminó de secar su cabello con la toalla, me parecía extraño que evitara el contacto visual conmigo.

—De hecho, quiero ir a la playa, disfrutar un poco el sol —se limitó a decir.

Él debía de ser el único ser anormal que se bañaba para ir a la playa.

Evidentemente no quería estar aquí conmigo a solas, pensar en que me viera como una tentación que lo hiciera tragarse sus palabras me daba cierta satisfacción, lo admitía.

—Oh, bueno —dije levantándome de la cama para ir al baño donde había dejado mi traje de baño para que se secara un poco cuando llegué de la piscina—, déjame volver a cambiarme.

—No —lo mire sin entender y él fue al closet donde sacó una caja plateada con un lazo y se volteó hacia mí para entregármelo—, ten.

¿Un regalo?

¿Para mí?

Lo miré confusa, pero aun así lo abrí sintiendo mis mejillas sonrojarse, ¿hace cuanto no recibía un regalo? Sabia la respuesta, desde hacía muchísimo tiempo atrás. Me quedé sorprendida al ver la tela que había dentro, era un traje de baño de color negro bastante elegante, de una pieza con detalles dorados bastante llamativo.

Ni en mis mejores sueños me hubiera comprado algo así, le daba diez mil patadas a mi único traje de baño sencillo.

—Guao. —silbé entre dientes—, es hermosísimo.

Lo miré e hice el ápice de acercarme, pero él se alejó rápidamente hacia el balcón como si me huyera o temiera tener contacto físico.

—Cambiate. —dijo— Mas tarde iremos a cenar.

Eso sonaba muy bien para mí.

Una cena con señor Frívolo.

¿Quién lo entendía? Quería que me comportara como una novia amorosa que desbordara felicidad, pero actuaba como si me tuviera miedo y me huía.

Raro.

Me metí al baño probándome el conjunto, ya quería ver cómo me quedaba. Me miré en el espejo y mi cara de asombro fue espontanea, realmente me quedaba preciosísimo.

Salí, Edward estaba andando el teléfono, pero cuando alzó la vista pareció realmente sorprendido, disfruté de la mirada que me dio, sus ojos deslizándose de mi cabeza hasta la punta de mis pies, como si me adorara con la mirada, me acerqué a él con una sonrisa de suficiencia y le tomé la mano.

Me sentía hermosa ante sus ojos.

—¿Qué tanto me vez, Daddy?

Me mostró una ligera sonrisa en sus labios para responder:

—Eres muy hermosa, Baby.

Casi me caí de espaldas, al fin me decía un cumplido; era bueno saber que le parecía hermosa.

Dejé que me guiara cuando comenzábamos a caminar hasta la playa sin soltarnos las manos, desde afuera debíamos vernos como toda una pareja, después de todo, ese era el objetivo.

A diferencia de lo que pensé, la playa no era privada, de hecho, había varias personas cerca disfrutando del sol, el guardaespaldas de Edward se mantenía a una distancia prudente de nosotros, tomamos asiento debajo de una sombrilla, pero él se acostó afuera en el sol colocando sus brazos detrás de su cabeza ocasionando que los músculos de sus brazos se contrajeran, sus piernas estiradas cruzando los pies pareciendo relajado cuando cerró los ojos dándome una vista realmente deslumbrante.

Edward estaba realmente bueno.

—¿Quieres que te eche bloqueador solar? —pregunté, lo admitía, el sol pegándole de esa forma era jodidamente deslumbrante y no esperaba para ponerle las mano encima.

Maldición, debía controlarme, ¿desde cuando un hombre me hacia perder tanto la cabeza? Y era apenas el primer día juntos… no podía imaginar la noche.

—No, dejame quemarme un poco —dijo sin cambiar su postura—, tenía muchos años sin estar en la playa.

Me sorprendí ante tal revelación, pero no me parecía disparatado, probablemente él era de los empresarios ocupados que nunca tomaban vacaciones… Miré la playa, era deslumbrante, me quedé un momento ahí únicamente observando el mar, también tenía muchísimo tiempo sin venir a la playa, cuando de repente un perro se acercó ladrando y moviendo la colita hacia mí.

—Que lindo —acaricié al perro, su pelaje era amarillo y de manchas marrones completamente hermoso.

—¿Te gustan los perros? —preguntó Edward.

—Me encantan —dije—, aunque nunca tuvimos uno.

No recordaba haber tenido nunca una mascota, probablemente porque mis padres sabían que no iba a cuidarla.

Edward no dijo nada, simplemente volvió a cerrar los ojos, yo en cambio tomé una vara levantándome para jugar con el perrito para variar, estaba divirtiéndome con el pequeño perro, cuando vi a una chica en un diminuto bañador acercarse a donde estaba Edward, los vi cruzar palabras y abrí la boca completamente ofendida cuando observé como ella se acostó boca a abajo para que él le comenzara a echar bloqueador en la espalda.

Para colmo; era MI bloqueador.

Ni siquiera le puso esa mala cara de “hombre frívolo” sino que parecía bastante cómodo haciendo eso.

¿Es en serio?

Tenia tantas ganas de lanzarle la vara a la cabeza a la bruja esa. ¿Quién se creía para venir a que mi novi…? Bueno, no éramos nada, era mi Sugar Daddy, pero estaba conmigo, ¿cuán descarado podía ser?

Así fuera fingido, tenia que respetar nuestro engaño.

—Hey.

Un chico se acercó a mis espaldas robando mi atención de la bruja que estaba con mi Sugar, era moreno, guapo, alto y bastante musculoso, sus ojos marrones estaban mirando del perro hacia mí.

—¿Es tu perro? —pregunté.

—Sí, Chuck siempre se escapa, le encanta la playa —explicó y me regaló una leve sonrisa simpática— ¿Vives aquí?

—No —dije y expliqué: —Solo por unos días.

—Ah, comprendo —sonrió esta vez un poco más coqueto—, bueno, ya que estarás por esto lados, estaremos haciendo una fiesta esta noche, si quieres acercarte…

—¿Interrumpo?

Ambos nos congelamos antes la voz frívola de Edward, su ceño fruncido mientras se acercaba y se detenía a mi lado tomándome de la cintura.

Oh.

¿Estaba celoso?

Previous ChapterNext Chapter