Read with BonusRead with Bonus

Nada te pasará

Amaia

Con las manos entrelazadas y ejerciendo muchísima presión, consigo que mi hermana se calme y la abrazo pegando su cabeza a mi hombro para que no vea la imagen que tengo delante.

—Cálmate cariño, vamos anda,deja que te lleve a la habitación —yo también estoy temblando pero alguna de las dos tiene que ser más fuerte.

No consigo que acabe este día finalmente. Nuestra llegada a este internado ha sido una puta locura y nada de lo que ha pasado lo podemos controlar.

Es como si todo lo que habita en este sitio se haya puesto de acuerdo para hacernos la vida más complicada a las dos aquí. Y como si fuera poco, me siento profundamente involucrada con un tío que asume de la nada que le pertenezco, y en el fondo yo también colaboro bastante para que se sienta así. Soy incapaz de evitarlo.

Y finalmente cuando voy a poner distancia entre los dos, sucede esto, que complica las cosas.

—Dámela, yo la llevo.

Me asusto cuando siento que dicen eso a  mi espalda y reconozco a Ashton cuando me giro.

Lo observo un instante tratando de encontrar algún tipo de emoción en su expresión y solo veo la concentración con la que observa a mi hermana.

¿Cómo es que está tan tranquilo con un cadáver delante? , no puedo entender como se para aquí sin reaccionar como si fuera lo más normal del mundo.

—¡No! —me niego —la llevo yo, tú deberías ir a buscar a tu hermano o a alguien que haga algo con...—y entonces recuerdo que no sé quien es la mujer que cuelga muerta del techo.

La línea de pensamientos que estaba llevando, se rompe cuando siento otra conocida voz inmiscuirse en nuestra discordia.

—Deja que se vaya con Ashton pequeña — me dice Aidan como si fuéramos algo más que uno desconocidos que se han manoseado morbosamente —tú y yo buscaremos a alguien que se ocupe, ya que mi hermano Andrew no está en el internado.

Niego y lo miro percibiendo en él la misma actitud de naturalidad y sosiego de su hermano, ante algo que es para gritar despavoridos. Incluso me echo hacia atrás para evitar la sangre que corre hacia mis pies.

—Hermana voy con Ashton, no quiero que estemos solas, tengo mucho miedo.

La intervención de Aitana  me sorprende pero tiene un poco de razón en eso y aunque me preocupa la relación tan extraña que se adivina que mantiene con Ashton, confío en mí hermana, lo que no significa que  más tarde hablaremos las dos sobre esto.

Cuando la veo irse por los pasillos practicamente abrazada por él, me giro hasta su hermano y me toma el rostro en un gesto cariñoso que me descoloca completamente. Echa me pelo hacia atrás y restriega su nariz en la mía, y me doy cuenta de que me ha tocado de formas muy íntimas y posesivas, y jamás me ha besado.

No sé por qué pienso esas cosas en este momento pero la manera honda y sentida con que me toca la cara, me confunde y le escucho decir dejando su aliento en el mío:

—No te preocupes pequeña, nada te pasara... no ahora, no aquí y no conmigo —dice enigmáticamente y mi curiosidad aumenta. Me mira a los ojos y me pierdo.

—¿Por qué tú hermano y tú están tan calmados? ¿Acostumbran a ver cadáveres por aquí a menudo? —pregunto y se tensa.

Me toma de los hombros agachándose a mi altura y me susurra...

—Nunca me preguntes Amaia, no se me da bien responder. Y aprende que en la dimensión hay preguntas que tienen respuestas espeluznantes. No quieras saber demasiado. No te vendría bien.

Diciendo esto nos vamos de allí y yo me llevo más preguntas que antes.

"¿Qué quiso decir con espeluznante?"

" ¿Qué misterio tiene este maldito internado ?"

" ¿Así será siempre aquí, todo un mar de preguntas sin respuestas?"

Y lo más urgente era saber "¿ a dónde vamos y a quien buscamos.?"

Aitana

Me llevaba protegida bajo su abrazo y casi había olvidado el horrible suceso. ¿Cómo podía comportarse de manera tan bipolar ?

Es un chico muy extraño.

Primero me lleva a mostrame escenas eróticas que no pedí ni pensé ver en mi vida.

Luego me masturba y me regala un orgasmo novedoso para mí para luego sacarme casi a patadas de su lado.

No había manera de entenderlo, y la verdad ahora mismo solo quería borrar de mi mente la horrible escena que revolvia mi estómago.

Nada más cruzar la puerta de nuestra habitación corro al baño y vomito todo lo que había cenado, ya hacía bastante tenía náuseas. No pude más.

Me quedé tirada en el suelo del baño un rato porque no me sentía bien y no conseguía ponerme de pie, hasta que  lo siento levantarme en sus brazo  y me pregunto si me había desmayado o estaba en un estado de shock por lo sucedido. No sabría que decir.

—Vamos, tomate está pastilla —me ofrece una píldora después de acostarme en mi cama y limpiarme el rostro con una toalla húmeda. Su ternura me enternece.

¿En serio era el mismo chico o había un cuarto hermano Miller y era gemelo de Ashton?

—¿Qué es eso?¿De dónde la sacaste?- pregunto desconfiada, sosteniendo la pastilla delante de la dos.

—No voy a matarte ni a drogarte, solo es una medicina que todos los botiquines del internado tienen y te ayudará a dormir y aliviar tu estómago. Puedes comprobarlo en el frasco del baño. Hay más.

No quería quedarme sola, temía que si me dormía, se iría y me matarían en mi propia cama. Estaba en modo psicótica.

—Quédate conmigo, por favor —le rogué estirando la mano y suspiré de alivio cuando la tomó y se metió a la cama conmigo.

—Todo el tiempo que quieras mi ángel —susurró muy bajito pero alcancé a oírlo. Metí la pastilla en mi boca y un rato más tarde sentí sueño.

Y me dormí...en sus brazos

Amaia

La noche había acabado al fin y Aidan y yo habíamos pasado de tenerlo entre mis piernas dándome placer a tenerlo a mi lado sin tocarme acompañándome en el sofá, esperando el amanecer en tormentoso silencio.

—Vete Aidan, es evidente que no quieres estar aquí y tu hermano está con la mía, no sé por qué no te vas —con eso consigo su atención inmediata.

—Me iré cuando quiera, no asumas que no quiero estar aquí porque yo jamás estoy donde no quiero y ni de coña te quedarás con mi hermano en una habitación a solas —suspiro y resoplo al mismo tiempo.

—¿Tan bien tienes celos de tus hermanos?, te recuerdo que Ashton está en la habitación dormido. No sé porqué lo permito pero lo está.

—Yo no tengo celos de nadie, pero me gusta ser el dueño absoluto de lo mío.

Lo miro con gesto de cansancio y me levanto diciendo a la vez que suspiro profundo...

—Ni siquiera voy a discutir contigo por eso, estoy tan agotada y saturada que me da igual lo que pienses y hagas ,al final harás lo que se te dé la real gana. Es agotador intentar entender qué te hace sentirte dueño de mi vida y de mi, si no nos conocemos en absoluto,  pero haz lo que quieras.

—Si siempre hicieras eso serías perfecta —dice resbalando por mi sofá adoptando una postura más cómoda y relajada y yo me voy a preparar chocolate para los cuatro, pronto va a amanecer y el chocolate es el calmante favorito de mi hermana.

Para ser las nuevas teníamos un tráfico de personas en nuestra habitación impresionante .

Me había quedado melancólica después de la situación y solo podía extrañar a mis padres.

Y pensar en lo escandalizados que estarían si supieran que sus princesas pasaron su primera noche de internado pijo, con dos chicos con aspecto de matones ,una en la cama y la otra recibiendo sexo oral con escena lésbica. Todo era surrealismo puro.

El portero y el profesor de educación física que estaban de guardia esta noche habían levantado el cadáver y dijeron que se encargarían de la policía pero jamás la ví llegar y también me pareció extraña la apariencia de costumbre que tenían todos con esta situación.

¿Es que nadie se había asombrado con la profesora muerta?

Ya habíamos esclarecido que era la profesora de literatura inglesa la que había muerto, el ¿cómo ?, aún era un misterio.

—Vistánse con el uniforme  normal y una corbata negra para el entierro —dijo Ashton asombrandome, pues cómo habría entierro ya sin familiares ni nada. Era muy confuso todo.

No entendía nada de lo que pasaba aquí y no me podía morder la lengua ni dejar  de  preguntar...

—¿Ya la van a enterrar? Y, ¿su familia?, ¿No tiene?

Aidan que estaba tranquilo mirando por una ventana, de gira y me da una rosa negra muy siniestra y me dice :

—Sin preguntas Amaia, hay respuestas que no estás dispuesta a obtener, no me tientes —amenaza de manera tranquila pero yo estoy cada vez más intranquila.

Y miro la rosa negra en mi mano sintiendo un erizamiento  en toda mi piel que no soy capaz de controlar.

Este maldito internado,  .e produce las sensaciones más escatológicas que he sentido jamas.

Una jodida locura.

Previous ChapterNext Chapter