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El código

Aparté sus labios de mis pechos o no podríamos parar, y apretando sus mejillas con mis palmas, le puse frente a mis ojos, teniendo que ponerme en puntas de pie para llegar a la altura de los suyos y defender mi decisión.

—Sí, Adam, sí  voy a ir,...porque tu mismo lo has dicho...—le dí un suave ...