




Más allá del límite 2
April, estaba con un grupo de sus amigos, justo donde había querido ir yo y que este ser que ahora me empujaba dentro de un baño, me había impedido.
— ¿Que demonios te pasa? — grité enseguida cuando logré que me soltara, ardiendo a pesar de estar medio mojada por su culpa, que chorreaba agua por todo el espléndido cuerpo.
— No te quiero cerca de mis primos — dijo rápido y pegando nuestras bocas sin besarme, pero rozando mis labios como si su furia fuera mayor con él mismo que conmigo — Si vas a follar, que sea con otra gente. Deja a mi familia en paz. No quiero verte abrazando a Evan otra vez...
Este tío estaba mal de la cabeza. Tenía actitudes que eran inexplicables, pues no me conocía, no sabía de mis verdaderas intenciones y no sé porqué, asumía que estaba aquí para acostarme con alguien. Siendo justo lo contrario, lo que me interesaba.
— Deja de meterte en mi vida y de mangonearme — traté de empujarlo pero se pegó más a mí, contra la puerta del baño — el tío al que voy a follarme está por llegar. Así que tranquilo que tus primitos están lejos de mis planes y de mi entrepierna.
Su mirada se oscureció, se coló en el escote de mi vestido y apresó mi cintura con sus manos, apretando con fuerza. Podía jurar que lo había escuchado gruñir como animal salvaje.
— Te dije que no me tocaras los cojones Eiza — sonaba molesto — no voy a dejar que uses la casa de mis tíos de picadero para tus polvos por desesperación.
Eso ya era lo último. Lo abofeteé y empujé con fuerza. Cuando conseguí que se apartara de mí le rugí violenta...
— Eres el tío más imbécil que he tenido la desdicha de conocer. Eres tan estúpido que no te das cuenta que te estoy siguiendo el juego. Si quisiera follar, de seguro estaría haciéndolo con quién me diera la gana y no estaría aquí, aguantando a un idiota que se cree la última gota de agua del desierto. Así que se tú, quién se aleje de mí y no vuelvas a tocarme o no respondo — el solo me miraba asombrado — vete a la mierda. Idiota...
Salí de allí molesta. Con él, conmigo, con Riley, con la puta vida que me había puesto en esta situación, entre las manos de un sujeto que me trataba como a una zorra que solo quiere dejarse follar en cualquier esquina.
¡Joder, que cabreo!
Iba caminando más que molesta hacia la puerta para largarme de allí, incluso de la casa, podía aprovechar ahora que todos estaban distraídos y perderme cuando el sexy abogado me tomó de las caderas y me besó los labios sin dejarme apartar.
Y fue ira, lo que ví en la mirada de Adam que me quedaba delante, por encima del hombro de mi amigo, y justo eso, me provocó devolverle el beso, con más euforia.
— Me encanta el sabor de tu boca nena — dijo Alex justo cuando Adam pasaba por nuestro lado.
El abogado pegó nuestros cuerpos pero no me tocó de más.
— ¿Que haces Alex, de que va ese beso? — pregunté disimulando con el resto. Y en voz baja.
— Me dijo April que necesitabas poner celoso a alguien y yo quiero lo mismo, así que ya ves. Un simple beso entre amigos muy amigos.
Tuve que reírme porque él era así, un cachondo mental y yo lo adoraba. Era un buen amigo, aunque alguna vez hayamos tonteado, no ha sido más que eso. Es un chico muy enamoradizo y en algún momento estuvo enganchado a nuestro tonteo, pero por suerte en ese instante, lo veía en otra órbita.
— ¿Y a quien quieres poner celosa tu? — le pregunté mientras me guiaba hasta una mesa, poniendo su mano en mi cintura y nos sentaba allí, en una silla, yo encima de sus muslos.
— Siéntate aquí, que está mirando — llevó sus manos a mis caderas y me acarició con malicia.
— ¿Te das cuenta de lo idiota que es lo que estás haciendo a tus veinticinco años Alex?
— Joder Eiza, estoy loco por ella y es una niña, tiene poquísimos años para mí y me tiene a sus pies la niñata.