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Victoria y Lucila

Al escuchar aquella noticia, toda la calentura pasó a un segundo plano.

Nos pusimos veloces como un rayo las ropas que nos habíamos logrado quitar, y antes de partir al exterior, aquel estúpido chico me plantó un dulce beso en los labios, sacándome una sonrisa ante sus acciones tiernas.

Caminé apr...