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Epilogo.

Theo

Mis ojos se abrieron de golpe al sentir como la pequeña de año y medio se lanzó a mi rostro con sus, ya conocidos, besos mañaneros.

Sentada en mi pecho y con las carcajadas por saber que me agarró desprevenido, la aparto al querer quitarmela de encima.

Sus palabras difíciles de entender term...